Muchas veces está deformada nuestra forma de pensar acerca de nosotros mismos, de Dios, de la vida en general, y perdemos de vista que somos una creación divina.
Las mismas manos de Dios nos formaron, a su imagen y semejanza. No es un teoría evangélica, no es un doctrina, provenimos de lo divino, de lo sobrenatural, de aquel ser todopoderoso, a quién no entendemos en su inmensidad.
No somos una casualidad de la naturaleza, no somos un accidente cósmico. Toda persona que esté en este mundo tiene esperándola un plan de Dios para conocer a su creador. Un plan de Dios que sobrepasa nuestra comprensión, aun en las peores dificultades, ese Dios amoroso, quiere actuar. Nos ha dado el privilegio de llamarnos sus hijos.
Jamás vuelvas a pensar, ni un solo segundo, que has nacido sin propósito, sin destino de gloria, sin la capacidad de tener éxito. Dios te ha creado y te quiere cuidar como creación, te ha adoptado como su hijo. Su sabiduría y protección están sobre ti, solo levanta las manos con alegria, y dale gracias porque te proveerá todo lo que necesites, te guiará paso a paso para que no te equivoques.
Efesíos 2:10 "Pues es Dios quien nos ha hecho; él nos ha creado en Cristo Jesús para que hagamos buenas obras, siguiendo el camino que él nos había preparado de antemano.
Esta declaración es grandiosa, fuimos creados por Dios y nuestras vidas están en sus manos.
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