Luego de cuarenta años dando vueltas en el desierto, el pueblo de Israel se encontraba frente a la tierra prometida. Dios había hecho grandes cosas con el pueblo de Israel, cosas poderosas; sin embargo, aun en aquel momento, la mentalidad de esclavitud todavía permeaba en ellos.
Cuando estudiamos la historia, vemos que, en medio de Egipto, Dios tenía un lugar para su pueblo llamado Gosén. Allí puso a setenta personas, y de allí salieron dos millones y medio de personas. Cuando había obscuridad en el resto de Egipto, en Gosén había luz; el granizo no caía en Gosén; allí todo prosperaba. Así que, aunque el pueblo estaba dentro de aquel lugar que había sido separado para ellos, todavía allí crearon una conciencia de esclavitud, al punto de que, estando ya frente a la tierra prometida, querían volver a Egipto. Seguramente, deseaban volver atrás porque lo que pensaban era en regresar a Gosén.
Gosén no era un mal lugar, pero era un lugar de transición. Tú no puedes quedarte en Gosén.
Gosén era un espacio de tierra que Dios separó, en medio de Egipto, y puso allí su mano. Era un lugar de protección donde el pueblo de Israel experimentaba la bendición de Dios. Lo que pasaba en Egipto, no tocaba al pueblo de Israel. Pero el pueblo tenía que salir de Gosén, tenía que salir trabajar, siendo esclavo, luchando y batallando; y el pueblo se acostumbró a aquel estilo de vida. Aquello era vivir en dos aguas: Eran esclavos durante el día, pero regresaban a Gosén, y allí tenían lo que necesitaban, tenían comodidad y la protección de Dios.
Gosén no es malo, pero Gosén no es lo mejor de Dios para ti, no es todo lo que Él tiene para tu vida, no es lo que Dios te ha prometido, no es la tierra prometida. Gosén es el lugar de protección, no es malo, pero no es todo lo que Dios ha preparado para ti.
Tiene que haber un momento en que entiendas que Gosén es un espacio, un periodo de transición. Tienes que ir por más. Hay cosas más grandes, cosas más poderosas que Dios tiene para tu vida.
Hay personas para quienes la iglesia es su Gosén. Van a la iglesia y allí Dios empieza a cambiar sus vidas y su manera de pensar, pero salen a trabajar en la semana y se acostumbran a lo mismo, al mismo patrón, a la misma situación, y lo que hacen es acomodarse, quedarse estancados, en vez de poseer todo lo que Dios tiene para sus vidas.
Muchos se encuentran en un aparente estado de tranquilidad, y quizás todo está bien, pero la pregunta es si es eso todo lo que Dios tiene para ti, o si Dios tiene algo más grande y más poderoso para tu vida.
Tienes que llegar a un punto en el que digas: Tiene que haber algo más, esta no puede ser mi única meta, mi único logro. No dejes que lo que Dios te ha dado sea tu Gosén y te quedes estancado. Ve por lo mejor que Dios te ha dado, por las uvas de la tierra prometida. Ve y persigue todo lo que Dios te ha prometido, todo lo que Él ha dicho que vas a alcanzar.
Puede que ya hayas logrado mucho, pero no te conformes. Entiende que hay algo más grande. Tienes que conquistar. ¿Estás bien en donde estás? Sí. Pero tienes que ir por más.
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