miércoles, 10 de junio de 2015

El pueblo de Israel

El pueblo de Israel, un pueblo que ya había visto la mano de Dios obrar a su favor, estaba llorando toda la noche, deseando morir en el desierto o volver a Egipto, teniendo la tierra prometida de frente. 
El problema está en que la gente no entiende por qué Dios hace cosas.  Dios hace cosas en y con tu vida, no porque lo importante sean las cosas que él hace a tu favor, sino para que vean quién es el que camina contigo.  Cada vez que hay incremento en tu vida, lo que debe asegurarte es que hay alguien que va contigo y te respalda.  El mundo y todo el que te rodea tiene que ver quién es el que va contigo.
En Josué 2, podemos ver la declaración de Rahab a los espías: Tenemos miedo porque hemos escuchado lo que Dios ha hecho por ustedes.  Anteriormente, Dios había secado las aguas del río Jordán para el pueblo de Israel.  La importancia no estaba en que el río se secó, sino en que todo el mundo supiera quién las secó.  La importancia está en que el mundo sepa que el Dios Todopoderoso es el que secó el río Jordán para tu vida.  Esto provoca miedo a los enemigos, pero a ti te debe provocar fe.  El problema es que, cuando Dios hace milagros como esos, los damos por sentado, como que Dios lo tenía que hacer.
No te quedes con la vieja experiencia que Dios te dio.  Muévete al próximo nivel porque Él te lo ha prometido. 
La gente que cambia el mundo son aquellos que piensan que lo posible es para ellos.  Todos los cristianos creemos que la sanidad, la prosperidad de Dios es posible, pero son pocos los que creen que sea posible en sus vidas.  ¿Crees que es posible salir de los problemas en que estás viviendo y alcanzar cosas mayores?  Pues ten fe de que estas cosas no tan solo son posibles, sino que son posibles para ti.  Es posible para ti cambiar, prosperar y poseer la tierra prometida.
Lo primero que tienes que romper es todo aquello que te ha detenido de creer que esa tierra, casa, carro que Dios te ha prometido, la puedes poseer.  Recuerda que no se trata de ti, sino que, como Dios va contigo, es posible para ti. 

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