La única relación impuesta en tu vida es la de tu familia: Tu padre, tu madre, tus hermanos, tus tíos, primos; estos no los puedes escoger. Y lo que te corresponde hacer con estas relaciones impuestas es cumplir con ellas delante de Dios, en la medida en que tú puedas.
La mayoría de las personas piensa que su futuro es determinado por las relaciones que han sido impuestas sobre su vida. Muchos dicen: Por lo que mi padre hizo…, o: Por lo que mi madre no hizo…; sin darse cuenta que, ante los ojos de Dios, esas relaciones no son las que determinan tu futuro, sino aquellas en las cuales tú decides entrar.
Jonathan no escogió ser hijo de Saúl, pero sí escogió ser amigo de David. Cuando Dios desecha a Saúl como rey de Israel, por sucesión, le correspondía el reinado a Jonathan, pero Dios escoge a David, de otra familia. Y, en vez de justificar su posición como rey basado en su relación con Saúl, decide hacer pacto con David, asegurando así que su hijo tenga herencia que no le correspondía. Porque a Mefi-boset no le correspondía absolutamente nada, desde el día en que Dios dijo que el rey era David.
Ahora, el nieto de Saúl recibe herencia, no por Saúl, sino por la decisión de Jonathan de escoger correctamente cuál era su amigo. Ahí es donde mucha gente comete el error.
Tu vida está limitada, no por tu familia que fue impuesta sobre ti, pero sí por todas las relaciones que tú has decidido tener en tu vida. Por eso es que hay un momento en tu vida donde tú vas a tener que escoger a quién le vas a ser fiel.
Cuando Josué se dispone a repartir la tierra, Caleb reclama que él no fue de aquellos que hicieron desfallecer el corazón del pueblo. Caleb dice: Entramos doce, y diez decidieron hacer desfallecer el corazón del pueblo, pero yo decidí seguir a Dios. La lealtad de Caleb fue seguir a Dios. Se conectó con Josué, y negó a los demás.
Quizás caminas con gente con la que nunca debiste caminar; y tiene que haber un día donde tú decidas si vas a seguir a la mayoría, o si vas a seguir lo que Dios quiere que tú hagas. Esto te va a costar relaciones. A Caleb le costó diez amigos. Quedaron tan solo él y Josué, pero, a la larga, los únicos que entraron fueron Josué y Caleb.
Para que tu vida no quede a la suerte, ni en manos de nadie, te toca a ti decidir, escoger cuáles son las asociaciones que vas a tener, los amigos que vas a tener, las conexiones. No a todo el que entra contigo a ver la tierra prometida le debes lealtad. Si no sigue a Dios, si no hace lo que tiene que hacer, si no vive de la forma correcta, si va por mal camino, entonces hay algo que no está bien.
Para vivir la vida ilimitada que Dios tiene para ti, tienes que entender que cada decisión de relación en la que vayas a entrar en tu vida, es vital para tu futuro y el de tus generaciones. No puedes conectarte con cualquiera, por mejor que parezca.
Tiene que llegar un día en que digas: Hasta aquí; voy a seguir a Dios. Te va a costar amistades, pero que no te cueste la tierra prometida. Te va a costar relaciones, pero que no te cueste lo que Dios te ha dicho que te va a dar.
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