Por eso, cuando estés triste o los problemas te agobien, recuerda que Dios para todo tiene un propósito. Luego de la tormenta llega la calma, y es cuando más agradecemos y apreciamos esa paz, tranquilidad y felicidad. Así que no te desesperes, porque en todo hay una enseñanza.
Confiemos en Dios, El hará.
Oremos en momentos de problemas o tristezas, eso hará que en nuestro corazón haya paz.
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