jueves, 28 de marzo de 2019
Pruébame
El Salmo 139:23-24 dice: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan. Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda y guíame por el camino de la vida eterna”.
Hacer una invitación a Dios para que examine nuestro corazón, es una forma de reconocer nuestra debilidad y dependencia de Él, a su vez que muestra nuestro respeto a su persona, aceptando como probable que haya cosas en nuestro ser que estén ofendiendo su presencia, cosas que tal vez no tenemos la suficiente claridad para ver o queremos evitar. Puede ser una mala actitud, un pecado o ciertas costumbres que están perjudicando nuestra vida, frenando nuestro progreso espiritual.
Hacer un pedido al Señor para que nos señale una posible traba, es correr el riesgo de tener que reconocer algo con lo que nos hemos engañado a nosotros mismos, pero si queremos la paz , si queremos ser guiados en el camino de la vida eterna, tenemos que abrirnos a escuchar una reprensión necesaria, que limpiara, sanará y restaurará nuestra vida trayendo un antes y un después. No dejes que nada contamine tu vida.
Hagamos juntos esta oración:
“Padre, hoy te pido con mi más sincero anhelo, que ilumines, pruebes y examines mi corazón hasta lo más profundo, para que me señales todo lo que te ofende. Decido aceptar y renunciar a todo lo que me muestres, te lo pido en el nombre de Jesús. Amén”
domingo, 24 de marzo de 2019
Salvos
Filipenses 2:9-11 “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.”
Nuestro Señor reina en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra, tiene todo el poder, señorío y autoridad, no hay ente que no se sujete a su reino, no hay nada, no importa el poder que tenga que no se sujete al Señor, hasta el diablo se sujeta a Dios.
Su poder trasciende sobre todos los ámbitos de la existencia humana, aún en lo inanimado, todos los fenómenos de la atmosfera Él los controla, sobre todo ser vivo, humano o vegetal reina, incluso en los minerales, tiene el poder sobre la vida y sobre la muerte.
Su nombre es poder como leemos en Hechos 4:12 “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”, su nombre es más poderoso que cualquier explosivo, su nombre es especial y único.
Su reino es para siempre, es el Alfa, la Omega, el principio y el fin, en Daniel dice que es el Dios viviente que permanece por todos los siglos, su dominio perdurará hasta el fin, hace maravillas en el cielo y la tierra. Jesús pagó el precio más alto, lo hizo con su vida, no hay un nombre que se pueda comparar con Él, todos los hombres han muerto, pero la tumba de nuestro Señor está vacía, porque fue exaltado hasta lo sumo.
A su nombre debe doblarse toda rodilla, en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra, además dice que toda lengua confesará quién es el Señor, para su honra y gloria, cuando Jesús se fue con el Padre dejó al consolador, dejó su promesa, ¿Sabes quién está reinando con poder y autoridad entre nosotros? El Espíritu Santo de Dios.
Cristo es la esperanza de esta nación, la esperanza de Venezuela está en Jesucristo, no es el dinero, ni el petróleo, ni la belleza, solamente Jesucristo es la esperanza de esta nación ¿Podrá Dios cambiar a Venezuela? ¿Puede el Señor sanar cualquier enfermedad? ¿Habrá algún problema que no pueda resolver? Créelo porque puede hacerlo.
sábado, 23 de marzo de 2019
Atavío
En Deuteronomio 22:5 se hace referencia directamente al uso de la ropa del hombre y la mujer y creemos que el énfasis está puesto en la homosexualidad. El hombre y la mujer debían demostrar siempre por su vestimenta el género al cual pertenecían; su vestimenta debía de hacer clara esta distinción. Al no vestir el hombre o la mujer de acuerdo a su género sugería que existían inclinaciones homosexuales en la persona y esto constituía en sí mismo un acto que era abominable ante los ojos de Dios. “No te echarás con varón como con mujer, es abominación” (Levítico 18:22). La Biblia en ambos el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento condena la homosexualidad tanto en el hombre como en la mujer.
En el tiempo en que vivimos a fines del siglo XX y comienzos del siglo XXI, es ya muy difícil distinguir al homosexual del heterosexual. Las mujeres lesbianas no necesariamente visten de manera masculina, ni los hombres homosexuales o ‘gay” visten de manera femenina. Aún así el hombre debe siempre vestir de manera apropiada para el varón, y la mujer debe vestir siempre de manera apropiada para la varona.
Aunque la Biblia no hace mención especifica en cuanto al tipo de moda o estilo que se ha de usar, sí da ciertas reglas o principios que se deben seguir al vestir. Si leemos en Timoteo 2:9-15, encontraremos allí que como primer estos principios, decoro, pudor y modestia. El apóstol Pablo después de instruir a Timoteo acerca del rol del hombre en la congregación del culto y en publico pasa a establecer las bases para la mujer (vs. 9-15).
I Timoteo 2:9-10
Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.
Aparentemente algunas mujeres del tiempo de Pablo y Timoteo no vestían de forma adecuada, o simplemente el mandamiento es dado con el fin de que no ocurra. Las mujeres de entonces, igual que las de hoy día gustaban de vestir de forma que pudieran lucir bien quizás con la intención de llamar la atención al sexo opuesto, cosa que es completamente natural, pero que muchas veces podía llegar al extremo, perdiéndose así todo sentido de respeto a sus propios cuerpos y faltando al nombre de Cristo. Otras mujeres quizás de clase mas alta, buscaban el poder mostrar sus riquezas y su alto estatus social a través del vestido y las prendas costosas.
Estas prácticas podrían llegar o quizás habían llegado a la iglesia, donde las mujeres iban vestidas mayormente de manera inapropiada. La iglesia es el lugar para adorar a Dios y no un lugar para exhibir modas. El objetivo de la mujer (y el hombre) cristiana(o) no debe ser el de mostrar sus posesiones y nivel socio-económico, sino el de ser agradable a Dios en todo, y dar la gloria debida a Su nombre.
Además de lo antes mencionado queda un punto aún mucho más importante. Si una persona se preocupa mucho por su apariencia exterior, podrá descuidar lo que es más importante en ella, su vida interior, la piedad y su vida cristiana. Adelante vamos a estudiar detenidamente los versos que tiene que ver con la vestimenta en I Timoteo 2: 9-10.
…que las mujeres se atavíen con ropa decorosa, con pudor y modestia;
Tres principios Tres principios son introducidos en cuanto a la vestimenta de la mujer cristiana:
Significados:
- Decoro: Apropiado; De pudor y buen gusto en conducta y apariencia; ordenadamente
- Pudor: La calidad o estado de ser propio (apropiado); conforme a lo que es socialmente aceptado en conducta o palabra; temor a ofender las reglas convencionales de la conducta, especialmente entre sexos; (En nuestro caso la sociedad y las reglas de conducta cristianas)
- Modestia: Libre de orgullo pretensión o vanidad; vestimenta, conducta y hablar apropiado
- La aplicación de estos principios de modestia depende en gran parte de la situación que nos encontremos. No podemos decir que un estilo de vestimenta en particular es en sí pecaminoso (aunque los tres principios establecidos podrían afectar ciertos estilos), las modas y los estilos cambian con el tiempo y con lasociedad, pero los principios establecidos permanecen para siempre.
Si nos pudiéramos remontar a los tiempos de la iglesia primitiva, nos encontraríamos que todos, hombres, mujeres y niños, estarían vestidos con batas hasta el suelo o hasta la rodilla. Un soldado Romano Cristiano como lo era Cornelio, estaría vestido con una falda (saya) corta, al alto de la rodilla, y todo esto sin causar ningún escándalo. Si tratáramos de imponer esta costumbre en América en la era en que vivimos, un hombre vestido con una bata o falda corta, llamaría mucho la atención y fuera causa de escándalo en la iglesia, en la calle o donde quiera que fuera.Lo que es modesto en una sociedad no lo es en otra. Por eso creo que Dios no instruyó a Pablo a presentar un estilo específico, pero si a presentar los principios que gobernarían los estilos.Los trajes, faldas (sayas), o batas son estilos de vestimenta generalmente aceptables para la mujer en nuestra sociedad (América), mas no para el hombre. El pantalón es estilo aceptable en nuestra sociedad lo mismo en hombre que en mujer, aunque con diferencia de cortes, excepto en el ‘jean’ que es casi siempre igual. El que una mujer use pantalón, no la hace necesariamente ‘masculina’.Cualquiera sea la vestimenta, calzado o maquillaje que usen las mujeres cristianas en cualquier cultura o sociedad, deben estar basados en estos tres principios: El de ser decorosos(apropiado y de buen gusto), con pudor (apropiada, aceptable de una mujer cristiana, que no sea sexualmente provocativa) y con modestia ( libre de orgullo, pretensión y vanidad) especialmente cuando se asiste a la casa de Dios. Como cuestión de orden y respeto a la casa de Dios, es mi opinión y creo que la de muchos otros, que la mujer debe asistir a la iglesia vestida con traje o falda y no con pantalón, lo cual seria mas apropiado para el trabajo o el parque. La manera en la que se van vestidos a la casa de Dios deja mucho que decir acerca de lo que sentimos por aquel lugar, lo respetamos o no. La mujer y el hombre deben de tener en cuenta el efecto que ha de tener su vestimenta en otros hermanos en Cristo, para que no sea llamada la atención a sus cuerpos y atraer pensamientos sexuales al sexo opuesto. Aún así tenemos que mantener en mente que por la sencilla razón de que una persona tenga deseos lasciviosos hacia una (o), no significa esto que estemos vestidos necesariamente mal o provocativamente. El hombre no necesariamente tiene pensamientos inicuos hacia una mujer por el tipo de ropa que esta este usando. En distintas ocasiones he oído a mujeres decir “ese hombre me quito la ropa con los ojos”, y estas mujeres no estaban vestidas provocativamente, sino que la mente de aquel que la estaba mirando era una mente sucia y necesita que esta sea renovada (Efesios 20:24). El hombre y la mujer cristianos deben de ser disciplinados para mirar y pensar en las cosas correctas. (Filipenses 4:8)…no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos,El peinado que la mujer debe llevar no debe ser escandaloso, ni ostentoso. Ciertas mujeres del tiempo del apóstol Pablo se eran dadas al extremo uso de prendas; entretejían adornos de oro y perlas en sus peinados y vestían vestidos costosos para llamar la atención a sí mismas y hacer una exhibición de su ‘status’ social, a lo cual Pablo ordena que esto no sea practicado. Podemos ver que el apóstol no quiere que la norma sea la ostentación sino el orden sobrio con modestia. Una persona que pone mucho énfasis en la decoración exterior de su cuerpo, con exceso de cadenas demuestra que es una persona segura de sí misma y además débil en la fe. Personas así deben de buscar ayuda pastoral y dedicarse mas a la oración.…Si no con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedadEn la siguiente comparación, Pablo exhorta a las mujeres a no estar tan preocupadas en su apariencia física como ya mencionamos, sino que debían estar vestidas de buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan la piedad. Las mujeres cristianas, que profesan piedad, deben ser caracterizadas, no por sus adornos externos y ostentosos vestidos y joyas, sino por sus buenas obras, es decir una vida donde el centro de atención sea Cristo y no ellas.El apóstol Pedro presenta una enseñanza similar:3 Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, 4 sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios. 5 Porque así se ataviaron en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos. I Pedro 3:3-5.
viernes, 22 de marzo de 2019
Gloria al Señor
Jeremías 29:11-14 “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar.”
Dios está hablando a su pueblo, un pueblo que está sumido en el dolor, la tristeza, el temor, en sufrimiento, Dios le habla a un pueblo que llora, que gime, porque fue arrancado de su tierra, el pueblo de Israel estaba cautivo en Babilonia, muchos pensarían ¿Por qué? Muchos pensarán hoy ¿Por qué pasa esto? ¿Cuándo cambiará la situación? No lo soporto, no hay salida ¿Qué vamos a hacer? Quizás ese sea tu sentir, qué va a pasar con tu situación en particular.
Pero hoy te digo, el Dios que habló con su pueblo en el pasado, también le habla a su pueblo del presente, le dice: aunque la tierra se desintegre, aunque los montes se hundan en lo profundo del mar ¡Yo estoy contigo! ¿Por qué temes? ¿Por qué te turbas? ¿Por qué dudas? ¿Por qué te impacientas? El creador del cielo de la tierra, que te saca del lago cenagoso te rescata de la oscuridad al reino de luz, Él tiene planes buenos para ti.
Él es tu amparo, tu fortaleza, tu refugio eterno, tu paz, tu castillo, tu necesidad de Él debe ser una necesidad existencial, no circunstancial, porque cuando la dependencia es existencial se vuelve contigua, pero cuando es circunstancial sólo le damos la sobra de nuestro tiempo ¿Cuál es tu cautividad? Tal vez una enfermedad, problemas familiares, desempleo, soledad, temor, angustia, drogas, alcohol, yo no sé cuál es pero tú lo sabes, lo que sí sé es que Dios tiene buenos planes para ti y Dios nunca deja de cumplir sus promesas.
No hay nada en lo natural, ni en lo sobrenatural que se oponga a Dios, cuando manda la bendición, llega, no importa la oscuridad, cuando Dios responde, su mensaje llega, Él tiene buenos planes para nosotros, tiene la respuesta a nuestras situaciones y siempre cumple, como dice en Habacuc 3:17-19 “Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar. Al jefe de los cantores, sobre mis instrumentos de cuerdas.”
Dios nos ha dado un país maravilloso, Venezuela es un país maravilloso, una tierra donde fluye leche y miel, hay dos promesas del Señor, la primera, Él está con nosotros, la segunda, veremos su gloria, si tú lo crees levanta tus manos adora y dale la gloria al Señor.
jueves, 21 de marzo de 2019
Apariencia
Lo queramos o no, vivimos en la cultura de las redes sociales. Nuestras vidas son expuestas a los ojos de otros a través de posts, tweets, fotos, audios, y hasta videos en vivo. Jennifer Weiner, en un artículo del New York Times titulado The Pressure to Look Good (La presión de verse bien), cuenta sobre una carta que escribió a sus hijas: “Les urgí a que nunca perdieran la vista de quiénes son, por dentro y por fuera, y que ignoraran a los haters que las ven solamente como cuerpos, objetos, y cosas”.1
A la vez, la escritora se lamenta de que aunque antes las personas se arreglaban bien solo para eventos importantes, las redes sociales lo han cambiado todo. En cualquier momento alguien saca su celular y dice: ¡Selfie! Y ni modo. Cinco minutos después, la fotografía está en línea. Para bien o para mal.
La cultura nos lleva a estar siempre listos para salir en Instagram.
La presión a verme bien
Cuando estaba en la universidad, mis hermanas tuvieron que rescatarme. En aquel tiempo vivía bajo esta regla: “Si tengo dinero, compro libros. Si me sobra, ropa”. Ellas me enseñaron que el color del cinto y de los zapatos debe ser el mismo. Ahora tengo a mi ayuda idónea que me saca de los apuros que causan los colores y patrones.
Debo admitir, sin embargo, que yo –al igual que muchos hombres– siento la presión de verme y vestirme bien todos los días. Sabemos que estamos a una fotografía de quedar avergonzados públicamente. ¿Quién no ha sido fotografiado dormido en la parte de atrás del auto con los ojos semiabiertos y la boca enseñando la campanilla?
La presión por verse bien, por supuesto, no es solo de los hombres. Las mujeres la sienten, y fuerte. Las películas, revistas, y series de televisión predican un sutil mensaje: para ser exitosa debes tener un cuerpo perfecto. Sé que en los medios de comunicación hay excepciones, pero ese es el mensaje más común.
“Nuestro sentido de valor y nuestra confianza propia se derivan de juicios que hacemos de nuestro grupo social”, escribe el famoso autor Malcolm Gladwell.2 En otras palabras, no solamente otros te juzgan, sino que tú mismo te juzgas por lo que ves en las personas a tu alrededor.
Un estudio encontró que hay personas que se deprimen al ver la vida de otros en Facebook.2 Y es que en Facebook la vida de todos parece perfecta. La fotografía muestra la fiesta pero no la resaca. Las sonrisas, pero no los gritos. El carro nuevo, pero no la deuda. El versículo bíblico, pero no la angustia interna.
Si nos descuidamos, empezamos a definirnos por lo que vemos en el espejo y no por lo que vemos en el verdadero Espejo: la Palabra (2 Cor. 3:18).
Así que debemos tenerlo bien en claro: Mi cuerpo no me define. Mi ropa no me define.
Lo que me define es Cristo.
El balance bíblico
El apóstol Pablo escribe: “Asimismo, que las mujeres se vistan con ropa decorosa, con pudor y modestia, no con peinado ostentoso, no con oro, o perlas, o vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a las mujeres que profesan la piedad.” (1 Tim. 2:9-10; compara con 1 Ped. 3:3-4).
Si bien estos versículos están dirigidos principalmente a las mujeres, podemos extraer principios para toda la Iglesia. Primeramente, nuestro exterior3 debe ser decoroso, pudoroso, y modesto. En el original la palabra decoro denota “algo que tiene características o cualidades que evocan admiración y deleite. […] Apropiado” (léxico BDAG). Así que Pablo no está pidiendo a las mujeres que busquen vestirse con la ropa más anticuada, sino con aquella que sea decorosa y demuestre pudor y modestia.4
Segundo, debemos evitar llamar la atención con nuestro exterior. Si nuestra ropa dice: tengo más dinero que tú, ¡cuidado! Recordemos que eso es exactamente lo que el mundo quiere de nosotros: que nos definamos por lo de afuera. Por lo que visto y conduzco. Por lo que se ve.. Pero el balance de la Palabra es el decoro, el pudor, y la modestia.
Tercero, nuestra vida debe ser caracterizada por la santidad. Si cuando una persona piensa en mí, lo primero que se le viene la mente es: “¡Qué bien se viste!”, ¿qué dice eso de mí? ¿Qué estoy transmitiendo a los demás? No me malinterpretes: no somos responsables de lo que los demás piensen de nosotros. Sin embargo, todos somos testigos de cuán impactante y evidente es una persona que camina de cerca con Dios.
Libre para ser lo que soy
¿En dónde, entonces, encuentra el cristiano su identidad? En Jesucristo. Jesucristo define quién soy. Mi pasado no define quién soy. Mi cuerpo tampoco. Mucho menos algo tan trivial como mi ropa. Yo ahora estoy “en Cristo”. Y si eres hijo de Dios, tú también. Ahí está nuestra identidad. Precisamente eso le dice Pablo a los Corintios. Observa:
“Pues consideren, hermanos, su llamamiento. No hubo muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles. Sino que Dios ha escogido lo necio del mundo para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo para avergonzar a lo que es fuerte. También Dios ha escogido lo vil y despreciado del mundo: lo que no es, para anular lo que es, para que nadie se jacte delante de Dios. Pero por obra Suya están ustedes en Cristo Jesús, el cual se hizo para nosotros sabiduría de Dios, y justificación, santificación y redención, para que, tal como está escrito: ‘El que se gloria, que se glorie en el Señor’” (1 Cor. 1:26-31).
¡Eso es! La Biblia nos pone en nuestro lugar. Somos lo que somos por Jesucristo y nada más. Es la obra de Dios. Nuestro Padre nos escogió de lo más bajo, del fango, del estiércol, y nos ha hecho ser lo que somos en Jesucristo. Estamos en Él, y Él está en nosotros (Ef. 3:17). No tenemos nada de qué gloriarnos más que en Jesucristo.
¿Te das cuenta de eso? Cuando podamos contemplar la belleza del evangelio, cuando podamos vernos como tontos, necios, débiles, y despreciados por el mundo, pero amados por Dios en Jesucristo, entonces y solo entonces entenderemos que no necesitamos ser definidos por nadie. Estoy, como escribió Carlos Wesley, “vestido en su justicia”, y ahora “libre acceso al Padre gozo ya, y entrada al trono celestial”.
Si terminas este artículo pensando que estoy a favor de la obesidad y los calcetines blancos con pantalón de vestir, tal vez no me dí a entender bien. Así que déjame concluir diciendo esto:
Querido hermano: si eres esclavo a tu apariencia, y te inclinas ante el altar del espejo… en la gracia de Jesucristo eres libre. Ya eres libre si estás en Jesucristo. ¡Vive a la luz de esta realidad! Abre los ojos y mira lo que Dios ve: a Jesús en ti.
Me encanta Gálatas 3:27: “Porque todos los que fueron bautizados en Cristo, de Cristo se han revestido”. ¡Revestido de Jesús! Mi ropa es Jesús. Mi identidad es Jesús. Mi todo es Jesús.
Ni tu ropa y tu cuerpo te definen.
Lo que te define es Cristo.
miércoles, 20 de marzo de 2019
No hay otro lugar
Isaías 51:14 “El preso agobiado será libertado pronto; no morirá en la mazmorra, ni le faltará su pan.”
El Señor a través de los labios del profeta Isaías predijo que vendría un libertador con poder, que daría libertad al preso agobiado, no estaba hablando de cualquier libertador, está hablando del que es el Camino, La Verdad y La Vida, está haciendo referencia de Jesús, a su vez el profeta no habla de cualquier preso, este preso puede representar una enfermedad, una situación económica, familiar, como puede representar simplemente toda una nación apresada por las tinieblas, nos habla de un cautivo de cárceles mentales y espirituales que necesita ser liberado.
Pero promete a un libertador llamado Cristo Jesús que soltará todas las cargas de opresión, a romper ligaduras, a libertar al oprimido, viene a romper los yugos que hacen desfallecer el alma, así lo establece, como dador de la vida y el consuelo, viene a sanar a los enfermos y quebrantados de corazón, viene a dar vista a los ciegos, Jesús es su nombre, no hay otro.
El nuevo testamento nos narra de un hombre que estaba en esta situación, que estaba acompañado de 12 hombres en una tormenta, Jesús estaba cansado, se despertó y calmó la tormenta, sabía que tenía que llegar a la tierra de Gadara, al llegar allí habría un hombre que no soportaba su vida, que lo poco que tenía de conciencia le decía que iba a morir pero su tormento era tan grande que no moría.
Una vez que Jesús puso su pie en la orilla salió de los montes un hombre completamente loco, agobiado, endemoniado, poseído por demonios inmundos por mucho tiempo, un hombre que no sabía que era gozarse de tener una familia, vivía a la intemperie, entre los muertos, feroz, peligroso pues atacaba todo lo que se le acercaba, lo amarraban con cadenas, con sogas y las rompía, se golpeaba a sí mismo con piedras, era una situación terrible, no sabía lo que era la compasión.
Al ver a Jesús le dice ¿Por qué vienes a atormentarme? Si tu enfermedad, tu situación te atormenta, si cualquier cosa que estás pasando te atormenta Jesús de Nazareth ha venido a atormentar toda enfermedad, toda crisis; hoy Él te dice que viene a atormentar todo lo que no te deja tener vida, para sanarte, restaurarte, redimirte y sacarte de toda tiniebla a la luz.
Fue tal la crisis que ocasionó la llegada de Jesús a esa vida que todos fueron a la orilla a ver qué pasaba, el hombre que estaba loco ahora cuerdo, que estaba desnudo ahora está vestido, que rompía cadenas, que se lanzaba piedras ahora está sentado a los pies de Jesús dispuesto a seguirle, como dice el texto de Isaías “ese preso no va a durar mucho en la mazmorra”, fue liberado, supo lo que era sentir consuelo, paz y libertad.
Si Venezuela está atada a situaciones ocultas, tu hora ha llegado, el dador del consuelo está en la orilla, es hora de que tengas paz, pan, salud y Cristo como Señor en tu vida, a veces provoca salir corriendo, huir, pareciera que cualquier sitio es mejor que dónde estamos, pero Jesús está a la orilla, no hay otro lugar donde puedas correr y tener paz, cordura, claridad, sanidad, no hay otro lugar donde puedas correr y ver como tu vida se corrige para bien y bendición.
sábado, 9 de marzo de 2019
Ejercito de mujeres
Cada una de nosotras existe para un solo propósito: traer gloria a Dios. Fuimos creadas por Él y para Él. Sin embargo, hay una batalla dentro y fuera de nuestro corazón. Hay una lucha, hay un enemigo que quiere destruirnos con sus mentiras. Nuestra vida misma depende de si seguimos la VERDAD.
La meta del apóstol Pablo era que la gloria de Cristo fuese valorada en el mundo entero por sobre toda otra cosa creada. Nuestro anhelo como Sus hijas redimidas debe ser el anhelo del apóstol Pablo; que Él obtenga toda la gloria debida a Su nombre (Rom. 16:27). Nuestro anhelo debe ser que Sus virtudes sean vistas como gloriosas sobre toda idea, concepto, posesión, persona, filosofía, cultura o corriente de pensamiento.
No todo está perdido. Servimos a un Dios que está redimiendo todas las cosas y Él nos capacita a través de Su Espíritu para vivir de una forma que traiga gloria a Su nombre, que apunte al evangelio de Cristo. Ese mismo poder nos equipa y nos envía a enseñar a otras mujeres el camino de Su verdad (Tito 2:3-5).
El mundo y las familias de hoy necesitan más mujeres de valentía, de fe, de visión y de acción; Déboras que se levanten para desafiar y retar a la cultura modelando y viviendo los principios de la Palabra de Dios; mujeres que ayuden a restaurar los muros de las familias por medio de vidas rendidas y de testimonios que glorifiquen a su Creador.
Y Dios está llamando a las mujeres a volver a las sendas antiguas: Paraos en los caminos y mirad, y preguntad por los senderos antiguos cuál es el buen camino, y andad por él; y hallaréis descanso para vuestras almas (Jer. 6:16).
Debemos dolernos por el estado en que está la mujer alrededor del mundo; y aun en nuestras mismas iglesias. Debemos pedirle a Dios que nos dé la compasión necesaria que nos lleve a la acción. Él dejó Sus instrucciones para nosotras en la Palabra acerca de cómo hemos de vivir. Como Sus hijas estamos llamadas a tener un efecto preservador en la sociedad y a manifestar Su reino aquí en la Tierra.
A diferencia de otras revoluciones, esta no va a requerir que marchemos por las calles, enviemos cartas al Congreso de la nación, o cosas por el estilo. Requerirá que nos humillemos, que seamos instruidas, que afirmemos y vivamos el patrón bíblico de la feminidad bíblica y que enseñemos los caminos de Dios a la próxima generación. Tendrá lugar primeramente desde nuestras rodillas.
La única forma de hacerlo es obteniendo una visión grandiosa de la gloria de Jesucristo y siendo empoderadas por el poder de Su Espíritu para lograrlo. Oremos que Dios levante un ejército de mujeres dispuestas a vivir contraculturalmente para resistir las mentiras del enemigo, fortalecidas con todo poder según la potencia de Su gloria, para que podamos perseverar de manera paciente y con gozo en medio de esta generación en la que nos ha tocado vivir (Col. 1:10-11).
Cuando oramos que nuestras vidas lo glorifiquen, lo que realmente estamos orando es que nuestro «yo» sea humillado porque no es posible mostrar el poder, la gloria y la hermosura de Dios y al mismo tiempo glorificarnos o autodefinirnos a nosotras mismas. Debemos estar dispuestas y preparadas para perder nuestras vidas a fin de ganar a Cristo, sin preocuparnos de perder otras cosas que atesoramos o ambicionamos.
Dios tiene un plan: reconciliar todas las cosas con Cristo. Hay murallas que reconstruir; verdades que vivir; mentiras que exponer; mujeres que discipular; verdades que proclamar; y todas nosotras estamos llamadas a unirnos en esta causa, como un solo cuerpo. Tú juegas una parte en ese plan, en esa historia que Él está escribiendo.
Señor, levanta nuestros ojos de nuestros pequeños reinos, anhelos, ambiciones, vidas y filosofías egoístas, y ayúdanos a abrazar la gloria que nos ha de ser revelada. Enséñanos que solo a través de nuestra debilidad seremos fuertes, que el camino hacia ti es el camino de la humildad y la rendición a ti y Tus propósitos, y que es cuando perdemos nuestra vida por Ti cuando realmente la ganamos.
Oramos que un gran ejército de mujeres se una al movimiento y sean motivadas a vivir para Su gloria; mujeres que anuncien el evangelio con sus labios y con sus vidas, que hagan discípulos, que sirvan a Dios con fervor y entrega; mujeres cuya fortaleza está en Dios, que infundan a sus familias, iglesias y comunidades la fragancia de Cristo, para la fama y gloria de Su gran nombre.
Y a toda cosa creada que está en el cielo, sobre la tierra, debajo de la tierra y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el dominio por los siglos de los siglos (Apoc. 5:13).
¿Te unirás a este ejército?
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