Hay escaleras que por más hermosas que sean nos provocan temor y respeto ya que son empinadas y largas. De hecho a veces parece, cuando las miras desde lejos que no tienen final. Subes y subes, te sientes fatigado y parece que no estás llegando a ninguna parte. Pero aunque por momentos sientas o pienses que no llegarás al final de ellas o que no te conducirán a ninguna parte, no puedes detenerte, tienes que seguir subiéndolas.
Aunque por momento sientas temor, no debes dejar que el miedo te impida subirlas porque cada paso que des te llevará y te acercará al propósito y el lugar que has soñado y que Dios ha dispuesto para ti. Así que cuando las subas debes pensar con optimismo que con cada paso te vas acercando hacia la realización de esa meta.
Pero, cuando termines de subir la escalera, recuerda que entonces debes iniciar nuevamente y subir otra escalera que quizás sea más larga y empinada que las otras. Puede que hasta sea más estrecha y tú sientas que no es para ti. Sin embargo como ya tuviste la experiencia previa de poder subir otras, podrás con esta nueva porque cada cosa que aprendemos en la vida nos sirve para continuar.
Las escaleras se utilizan para subir hacia cosas que son altas y que de otra manera no podríamos llegar hacia donde esas cosas se encuentran. Para lograr cosas grandes hay que atreverse a elevarse. Hay que tomar las alas de los sueños y remontarse tan alto como puedas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario