¿cómo estuvo tu semana? ¿Tienes algún pensamiento de un encuentro desagradable que te hizo salir de casillas y sacó lo peor de ti? ¿Gritaste, te enfadaste, te enojaste por algo que no salió como esperabas? ¿Alguien te sacó de casillas o te sacó la piedra? Veamos dos pasajes que nos van a servir de guía en el día de hoy. Efesios 4:26, "«Si se enojan, no pequen.» No dejen que el sol se ponga estando aún enojados" y Gálatas 5:19-21, "Las obras de la naturaleza pecaminosa se conocen bien: inmoralidad sexual, impureza y libertinaje; idolatría y brujería; odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades, disensiones, sectarismos y envidia; borracheras, orgías, y otras cosas parecidas. Les advierto ahora, como antes lo hice, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios"
¿Qué significa entonces la ira? El diccionario define ira como enfado, enojo, deseos de venganza, furia. La ira es una emoción y como tal se dispara de forma automática ante determinadas situaciones, en general frente a situaciones que interfieren con nuestros objetivos. Como toda emoción tiene una función, en este caso preparar al cuerpo para el esfuerzo necesario para vencer el obstáculo que se ha presentado.
El problema con esta emoción puede surgir de diferentes formas:
• La conducta violenta puede ser un medio para conseguir determinados objetivos cuando no somos capaces de lograrlos por otros métodos. En este caso nuestra conducta responde a un déficit de habilidades. Este es el hombre metralleta está disparando antes que le respondan.
• Cuando hemos aguantado demasiado y saltamos por algo sin importancia. En realidad reaccionamos a todo lo que nos ha ocurrido previamente. Como nuestra reacción se considera desmesurada, tenderemos a reprimirnos y aguantar más, en consecuencia nuestra siguiente reacción violenta será mayor y seguiremos en ese círculo vicioso. Este es el hombre olla a presión, cuando la presión está a su máximo nivel y no hay válvula que sirva, explota
• Otro problema puede surgir cuando nosotros interpretamos que existe un ataque y una dificultad que no es vista de la misma forma por los demás. Este problema suele ocurrir cuando reaccionamos ante las intenciones de los demás en lugar de reaccionar ante los hechos explícitos. Este es el hombre todo soy yo.
Bajo la luz de lo que hemos visto hasta acá, ¿es permitida la ira? Debemos dividir la respuesta en dos. 1. Desde el punto de vista de Dios, El se puede airar, su ira es recta. La ira recta de Dios es un aspecto esencial de Su naturaleza divina. En Juan 2:14-17, leemos "Y en el templo halló a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, e instalados en sus mesas a los que cambiaban dinero. Entonces, haciendo un látigo de cuerdas, echó a todos del templo, juntamente con sus ovejas y sus bueyes; regó por el suelo las monedas de los que cambiaban dinero y derribó sus mesas. A los que vendían las palomas les dijo: ¡Saquen esto de aquí! ¿Cómo se atreven a convertir la casa de mi Padre en un mercado?
Sus discípulos se acordaron de que está escrito: «El celo por tu casa me consumirá.» Cristo ciertamente sabía cómo utilizar la ira adecuadamente; por ende, nos dio un ejemplo de la manera en que se puede usar el temperamento personal para la gloria de Dios. Su ira es en respuesta directa y calculada ante el pecado. Esta es la clase de ira que me es permitida, la ira santa por las cosas de Dios. Mire el ejemplo a través de las palabras de Juan el bautista sobre esta clase de ira, Mateo 3:7-8, "Pero al ver que muchos fariseos y saduceos llegaban adonde él estaba bautizando, les advirtió: ¡Camada de víboras! ¿Quién les dijo que podrán escapar del castigo que se acerca? Produzcan frutos que demuestren arrepentimiento"
2. Desde el punto de vista del hombre no, la ira es un pecado como lo señala Gálatas 5. A diferencia de la ira de Dios, la de los seres humanos es causada por la "pasión momentánea" o una emoción confusa o constantemente fluctuante.
¿Cuáles son las raíces del enojo del hombre?
1. Por falta de amor a Dios y compasión por nuestro prójimo. Mateo 26:7, "se acercó una mujer con un frasco de alabastro lleno de un perfume muy caro, y lo derramó sobre la cabeza de Jesús mientras él estaba sentado a la mesa. Al ver esto, los discípulos se indignaron. ¿Para qué este desperdicio? dijeron Podía haberse vendido este perfume por mucho dinero para darlo a los pobres"
2. Por celos y envidias. Lucas 15:27-28, "Ha llegado tu hermano le respondió, y tu papá ha matado el ternero más gordo porque ha recobrado a su hijo sano y salvo. Indignado, el hermano mayor se negó a entrar".
3. Por orgullo. 2 Reyes 5:10-11, "Entonces Eliseo envió un mensajero a que le dijera: Ve y zambúllete siete veces en el río Jordán; así tu piel sanará, y quedarás limpio.
Naamán se enfureció y se fue, quejándose: ¡Yo creí que el profeta saldría a recibirme personalmente para invocar el nombre del Señor su Dios, y que con un movimiento de la mano me sanaría de la lepra!"
4. Por egoísmo y vanagloria. Mateo 20:20-24, "Entonces la madre de Jacobo y de Juan, junto con ellos, se acercó a Jesús y, arrodillándose, le pidió un favor.
¿Qué quieres? le preguntó Jesús. Ordena que en tu reino uno de estos dos hijos míos se siente a tu derecha y el otro a tu izquierda….Cuando lo oyeron los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos"
El enojo puede hacernos perder las bendiciones espirituales que Dios tiene para los que le buscan, pero también puede dañar nuestras relaciones con nuestros hermanos en la iglesia, nuestros compañeros, nuestro matrimonio, amistades, etc.
Veamos entonces las consecuencias de la ira en mi vida:
1. Causa estorbo en mi relación con Dios. Mateo 5:23-24, "Por lo tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y reconcíliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda". El enojo puede cegarnos de tal manera que no vemos lo que Dios quiere hacer con nosotros. Naamán se enojó tanto que no pudo ver lo que Dios quería hacer en su vida.
2. Deteriora mi matrimonio, mi hogar. Éxodo 4:25, "Pero Séfora, tomando un cuchillo de pedernal, le cortó el prepucio a su hijo; luego tocó los pies de Moisés con el prepucio y le dijo: «No hay duda. Tú eres para mí un esposo de sangre.»" Qué significó esto, ella le estaba diciendo a Moisés, tú me angustias, me atormentas por tu mal carácter. Padre, ¿cuál crees es el concepto que tu esposa e hijos tienen de ti? Eres accesible a ellos o siempre estás con tres piedras en la mano para responderles? (Proverbios 15:18, "El que es iracundo provoca contiendas; el que es paciente las apacigua"). Mujer eres cálida y amorosa, tienes cuidado de tu esposo e hijos o eres la mujer de Proverbios 21:19, "Más vale habitar en el desierto que con mujer pendenciera y de mal genio". La ira es el taller del enemigo para forjar en nuestros pensamientos palabras como "mejor me voy de la casa con mis hijos, con ese genio nadie se lo aguanta" o "mejor me voy de la casa con otra mujer que me comprenda más". Si te has airado con alguien de tu casa pídele perdón hoy. A los hijos hay que disciplinarlos pero pídale al Señor la medida perfecta para que su ira no los lleve a ira a ellos como dice la palabra.
3. Causa división con mis amigos, en la iglesia, en el trabajo. Muchas veces nos enojamos porque no se hacen las cosas como queremos o pensamos. Hay personas que siempre ven el vaso vacío, el punto negro y se convierten en aquellos que no hacen pero tampoco dejan hacer. Esta conducta crea mal ambiente en los ámbitos donde nos movemos y siembra la cizaña en vez de edificar. Mateo 5:22, "Pero yo les digo que todo el que se enoje con su hermano quedará sujeto al juicio del tribunal. Es más, cualquiera que insulte a su hermano quedará sujeto al juicio del Consejo. Pero cualquiera que lo maldiga quedará sujeto al juicio del infierno"
4. Envenena mi corazón. Colosenses 3:8, "Pero ahora abandonen también todo esto: enojo, ira, malicia, calumnia y lenguaje obsceno" El enojo hace que de pronto de los labios con los que tu bendices, hables malas palabras. El enojo te hace decir cosas de las cuales luego te puedes arrepentir.
¿Cómo combatir la ira?
Busquemos los frutos del Espíritu Santo, uno de ellos es el de dominio propio. La palabra nos dice en 2 Timoteo 1:7, "Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio". Si has detectado que la ira está activa en tu vida, entrega tu corazón al Señor y pídele que use a su Espíritu Santo para que el dominio propio te ayude a desechar esa ira carnal.
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