jueves, 30 de octubre de 2014
Paz
En Juan 14:27, Jesús dijo a sus discípulos: La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo.
Todo ser humano, de una manera u otra, desea la paz. La paz no se experimenta en la mente, sino en lo más profundo del corazón y entonces se transfiere a la mente.
En estos versos, podemos ver que hay dos clases de paz: la que el mundo da y la de Cristo. La paz que el mundo ofrece es temporera, fantasiosa y se logra alcanzando algo o eliminando algo.
La paz de Cristo no es la que promete librarnos de los problemas. Es la que nos permite: 1) Llorar sin derrumbarnos; 2) Seguir caminando, a pesar de las dificultades; 3) Regocijarnos aun en medio de los problemas; 4) Cantar aun en medio de las tribulaciones; y 5) Tomar autoridad sobre las circunstancias, en vez de que las circunstancias tomen el control de nuestras vidas.
En Filipenses 4:7, dice: Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.Pablo nos dice qué produce la paz cuando tu corazón y tus pensamientos se guardan en Cristo; es pensar en lo que él hizo por ti; en la obra redentora de su muerte y resurrección.
El problema es que se quiere tener paz con pensamientos positivos, pero esto no da paz. Lo único que da paz es pensar en Cristo todos los días y vivir agradecido por lo que Él ha hecho por tu vida; él te amó tanto, que envió a su Hijo unigénito para que muriera por tus pecados.
Si te traicionan, niegan, mienten, persiguen y te vituperan, lleva tus pensamientos a lo que a Cristo le hicieron; a él, nada de esto lo detuvo. Cuando aumentan los impuestos, o no hay con qué pagar, di a ti mismo: Tranquilo, de algún lado llegará la provisión. Y recuerda la ocasión que le pasó lo mismo a Cristo y, milagrosamente, dentro de un pez, apareció la provisión. Guarda la cordura; vive en paz, sabiendo que en Cristo está la solución.
Para alcanzar paz interior, hay que aprender a tomar autoridad sobre las tormentas que se levantan en nuestras vidas. En dos ocasiones, Jesús, junto a sus discípulos, se enfrenta a una tormenta. En la primera, Jesús está dentro del bote y, cuando calma la tormenta, los discípulos dicen: ¿Qué clase de hombre es este, que calma la tempestad? En la segunda, Jesús está fuera del bote y, cuando calma la tempestad, los discípulos dicen: Verdaderamente, este es el Hijo de Dios.
Esto nos enseña varias cosas, entre ellas, que comoquiera llegan tormentas, ya sea que Jesús esté dentro o fuera del bote. Nos enseña, además que, si aprovechamos bien la primera tormenta, en la segunda, aprenderemos algo mayor. Si se aprovecha el momento difícil en que se está viviendo, definitivamente podemos crecer espiritualmente y ver cosas mayores. En la primera tormenta, los discípulos no lo reconocían; pero, en la segunda, sabían que era el Hijo de Dios.
En la biblia se registran hombres que tomaron control sobre las tormentas naturales. Elías oró para que lluvia cayera del cielo y Moisés abrió el mar. Luego de esto, no vemos ningún otro acontecimiento similar, hasta que, en el Nuevo Testamento, vemos a Jesús calmando la tormenta. En el tiempo en que vivimos, no vemos que se pueda controlar las tormentas en forma natural, solamente se pueden predecir. En las tormentas naturales, la gente se prepara, pero son esos problemas que te llegan sin estar preparado, los que destruyen el corazón. Llegan de repente y cambian la atmósfera de tu vida. De repente se rompe el matrimonio, se pierden los hijos, se pierde el trabajo, la casa, el carro. Pero, cuando se vive de la manera correcta y confiamos en Dios, sabemos que la tormenta se va a calmar, cruzaremos al otro lado y Dios nos dará la victoria.
lunes, 27 de octubre de 2014
Responde a mi oración
“Quiero ponerme de rodillas y orar mirando hacia tu templo; quiero alabarte por tu constante amor. Por sobre todas las cosas, has mostrado tu grandeza, has hecho honor a tu palabra.”
Salmos 138:2 (Traducción en lenguaje actual)
Muchos queremos ser victorioso, quisiéramos que muchas cosas buenas pasaran en nuestra vida, que Dios hiciera maravillas entre nosotros, que lo que emprendemos sea siempre un éxito y muchas otras peticiones, pero nos olvidamos que las victorias en el ámbito espiritual solo las logramos de rodillas.
Y cuando hablo de rodillas no me refiero solo a un termino físico sino al hecho de que muchos de nosotros esperamos grandes resultados en nuestra vida sin ni siquiera practicar la oración.
Hoy en día vemos la oración como algo innecesario cuando jamás a dejado de ser innecesario, o lo vemos como algo aburrido o tedioso cuando nadie dijo que orar iba a ser “divertido”, la oración es una platica con Dios, es la forma en la que nos podemos comunicar directamente con Él, pero si a ti te parece innecesario, aburrido o tedioso, ¿Entonces como piensas comunicarte con Dios?
Muchos esperan resultados en sus vidas a base de oraciones de otros, ¿Por qué no doblas tus rodillas y clamas a Dios tu mismo?, ¿Acaso no te va a escuchar a ti?, ¿Acaso no tiene oídos para escuchar tu voz?, lo que ocurre es que dejamos el trabajo espiritual a otros y nosotros queremos ser participes de solo los resultados, cuando lo ideal sería que nosotros fuéramos los participes del trabajo para luego ver los resultados.
¿Tienes un problema económico?, ¿Ya oraste?, ¿Ya doblaste tus rodillas y clamaste a Dios?
¿Tienes problemas familiares o en tu matrimonio?, ¿Ya oraste?, ¿Ya doblaste tus rodillas y clamaste a Dios?
¿Te sientes mal sentimentalmente y te sientes desubicado?, ¿Ya oraste?, ¿Ya doblaste tusrodillas y clamaste a Dios?
¿La enfermedad está afectando tu vida?, ¿Ya oraste?, ¿Ya doblaste tus rodillas y clamaste a Dios?
¿Necesitas un empleo u otro empleo?, ¿Ya oraste?, ¿Ya doblaste tus rodillas y clamaste a Dios?
¿Te sientes débil espiritualmente?, ¿Ya oraste?, ¿Ya doblaste tus rodillas y clamaste a Dios?
¿Acabas de comenzar un nuevo proyecto y necesitas el respaldo de Dios?, ¿Ya oraste?, ¿Ya doblaste tus rodillas y clamaste a Dios?
¿Estás a punto de tomar una de las decisiones más difíciles de tu vida?, ¿Ya oraste?, ¿Ya doblaste tus rodillas y clamaste a Dios?
Es hora de darnos cuenta que nada ocurre si nosotros no buscamos de Dios, si nosotros no doblamos nuestras rodillas y vamos en busca de su favor.
Tu puedes ser muy inteligente, tener excelentes capacidades o talentos, pero si no buscas a Dios, si no clamas a Él, si no doblas tus rodillas, entonces tu éxito será producido por tu capacidad humana y será vano, pronto acabará, pero si tu busca lo espiritual antes que lo terrenal y aprendes a doblar tus rodillas delante de Dios obtendrás las victorias en tu vida que serán producidas por el favor de Dios para contigo y eso si es ÉXITO REAL.
Las mayores victorias de la vida las obtendremos de rodillas, porque cuando estamos derodillas somos más altos y grandes, porque el favor de Dios estará con nosotros si lo buscamos con todo nuestro corazón y confiamos en Él.
¿YA DOBLASTE TUS RODILLAS PARA CONSEGUIR SU FAVOR?
“¡Vamos, adoremos de rodillas a nuestro Dios y creador!”
Salmos 95:6 (Traducción en lenguaje actual)
“Pero sigo orando a ti, Señor, con la esperanza de que esta vez me muestres tu favor. En tu amor inagotable, oh Dios, responde a mi oración con tu salvación segura.”
Salmos 69:13 (Nueva Traducción Viviente)
jueves, 23 de octubre de 2014
Algo mas
En Juan 12:26, Jesús dice: El que me sirve, sígame y mi padre le va a honrar.
La honra viene por el servicio, pero el servicio está condicionado a seguir. Jesús lo que le quiso decir a sus discípulos fue que, si le seguían, por consiguiente, donde Él estuviera, ellos iban estar y, cuando el Padre le honrara a Él, les honraría a ellos también. Pero lo que Jesús estaba pidiendo no era tan sencillo porque Él se estaba preparando en ese instante para los azotes y para ir a la cruz; se preparaba para el momento más doloroso de su vida.
Lo que debes entender respecto a este verso, luego de verlo dentro de este contexto, es que una cosa es servir y otra cosa es seguir. Ambas tienen implicaciones espirituales muy diferentes.
¿Qué es servir? Servir es atender, cuidar, hacer; simplemente estar activo: Ser ujier de la iglesia, trabajar en las cosas del Señor, actuar. Pero, cuando hablamos de seguir, hablamos de unas implicaciones aún mayores. En el contexto, significa ser discípulo de Cristo.
No es lo mimo servir, que tener un carácter de un discípulo. Hay gente experta en servir, pero que no modela a Jesús en su servicio. El ser discípulo, el seguir al Maestro, es adoptar en tu vida el mismo carácter de Él. Y, para recibir honra, debes procurar tener el carácter de Cristo, porque la honra es para el que sirve y sigue.
Hay recompensa en seguir. Permite que el Padre te dé el extra que te va a dar, y disfrútalo. Libera tu vida del ego, de la presión que nos ponemos ante el mundo, ante la gente, para verdaderamente seguir a Cristo de forma correcta.
Dios tiene cosas asignadas para cada persona. A ti, te ha asignado cosas que no les ha asignado a otros. Vive con la alegría de que hay algo prometido para ti. El favor de Dios estará sobre tu vida en las cosas que Él ha designado para ti, al igual que ese favor estará en la vida de otros en áreas diferentes a las tuyas. Lo que sucede es que, al mirar lo que otro tiene, no te das cuenta de lo que Dios está haciendo en ti, y cambias tu carácter, tú forma de pensar, tu manera de ver las cosas.
Hay gente que dice: ¿Por qué seguir a Cristo, si no tengo todo lo que quiero? Pero es que esa gente no ve que, aunque no tiene todo lo que quiere, Cristo cambió sus vidas y les ha librado de muchas cosas.
No todo el mundo va a tener lo que quiere, pero vas a tener más de lo que te mereces, más de lo que planificabas, más de lo que habías pensado en un momento dado, porque hay recompensa para ti, y el favor de Dios está sobre tu vida.
Llamado
En Juan 12:25, Jesús dice: El que ama su vida la perderá y el que aborrece su vida en este mundo para vida eterna la guardará. En más de una ocasión Cristo dijo: Aborrece al mundo, aborrece a tu padre, aborrece a tu madre, aborrece, odia. De Él salió, en varias ocasiones, palabras que dicen que tenemos que odiar las cosas del mundo, tenemos que aborrecer ciertas cosas en nuestra vida.
Cuando estudiamos estos versos, parece que fuera una contradicción. ¿Cómo es que, para tener vida, tengo que dejar perder la vida? ¿Qué es lo que representa eso?
Siempre que se hacen llamados al altar para que la gente le entregue su vida a Jesús, pocas veces se hace un llamado como este. La mayoría de los cristianos se han convertido porque se les promete salvación, sanidad, vida eterna, prosperidad, y que su vida mejorará, si le entregan su vida a Cristo. Esa es una gran oferta.
Pero, cuando miramos, el llamado que Jesús hizo nunca fue de esa manera. Siempre que Jesús le hizo un llamado a alguien, decía: Tienes que dejarlo todo, tienes que abandonarlo todo, tienes que perder todo lo que hay en este mundo, tienes que dejar toda tu vieja vida, tienes que aborrecer todo lo de este mundo para seguirme. Si, después de cada servicio, se hiciera este llamado a la gente, sería algo muy difícil de aceptar; sería difícil porque lo que hay en tu mundo, muchas veces, es lo que define tu vida. Entonces, dejar las cosas del mundo, para muchos, es dejar de ser ellos mismos.
Este llamado es uno fuerte, controversial. Este llamado no es uno de salvación, restauración y sanidad, y mucha gente no lo aceptaría porque quieren ganar algo, sin dar nada. Muchos quieren vivir la doble vida, quieren ganar a Jesús, ganar la salvación, la paz, la libertad, sin dejar, ni entregar absolutamente nada.
Cuando Cristo pide, lo hace en grande. Ve la historia del joven rico, que quería seguir a Cristo; tenía todo en orden para hacerlo, hasta que Cristo le pidió dinero. Entonces, se volvió atrás, a su vieja vida. Así que, negar a Cristo o no aceptar a Jesús no es algo nuevo.
Lamentablemente, no todo el mundo es capaz de ceder y de entregarse ante un llamado como este. Este llamado, a su vez, tiene unas implicaciones bien drásticas para aquellos que no lo aceptan. Te dice que, el que da su vida, ganará algo; pero te dice que, el que no lo hace, perderá grandes cosas. El que lo hace, ganará la vida eterna, y el que no lo hace, no tendrá la vida eterna.
La gente es capaz de seguir a Cristo, cuando no tienen nada; pero, cuando hay algo que dejar, cuando hay algo de valor, se le hace muy difícil. Pero es que el evangelio nunca ha sido fácil. El evangelio no es para la gente que no tiene disciplina, ni para el que está buscando el camino fácil, la salida fácil. El servicio a Dios es para aquellos que tienen disciplina, aquellos que son capaces de decir que la vida del Señor vale más que cualquier otra cosa.
Caminar en el evangelio de Dios cuesta, pero eso es lo que lo hace valioso para ti, así que déjalo todo, toma tu cruz y síguele.
lunes, 20 de octubre de 2014
Algo grande
En los últimos versos de Números 32, Dios está diciendo que hay gente que nunca va aceptar lo nuevo, que siempre se va a quedar con lo viejo, en el pasado, y siempre va a decir que el pasado es la mejor manera de vivir.
Lamentablemente, la sociedad siempre dice que quiere ciertas cosas nuevas, pero no están dispuestos a aceptar realmente las cosas que se deben recibir como nuevas. Para transformar la sociedad y experimentar lo que Dios tiene para ella, se tiene que cambiar el lenguaje actual a uno que diga que el pasado no es mejor que hoy. Los tiempos de antes no son tan buenos como este.
Hay gente que no quiere aceptar lo nuevo. Una de las cosas por la cual se debe aprender a aceptar lo nuevo de Dios, es que no puede haber conformidad con el nivel de vida en el día de hoy. No puedes conformar y ajustar tu fe al grado tal de que en vez de tu fe impulsarte a lo que Dios tiene para ti, uses tu fe para justificar la conformidad de tu situación y tu circunstancia.
La gente trata de hacer quedar bien a Dios justificando su condición presente. Gente que trata de convencer a otros que esto es lo que Dios quiere para ellos; que su situación actual es la voluntad de Dios para ellos, tratando de convencer a otros para que Dios no quede mal; tratando de justificar su fe delante del resto del mundo. La fe se le dio al hombre, dentro de la palabra de Dios, para impulsarlo y que no se conformara con el nivel de vida en el día de hoy.
Hay cosas que no van a ocurrir. Aquellas cosas que pensabas necesitarías o que querías y que en un momento dado las plasmaste, para vivir por ellas, aunque que a veces no se dan, no llegan, no deben ser la excusa para quedarte en el nivel que te encuentras. Siempre la fe te provocará a creer por algo más grande. La fe debe provocar a que creas y vayas a otro nivel, la fe te va a provocar.
Tú estás aquí, y tu mayor testimonio es que, a pesar de que no tienes todo lo que quieres, vas a ir por más en el nombre de Jesús. Aunque no te salieron las cosas como pensabas, no recibiste lo que querías, no te dieron el trabajo por el que creíste y Dios no contestó una oración como hubieses querido, comoquiera tu fe dice que aquí no te vas a quedar estancado, que vas a un nuevo nivel, que vas a un nuevo lugar, y vas a seguir creyendo.
El que Dios no te haya dado el milagro, quiere decir que tiene algo más grande para ti, aunque todavía no lo hayas visto. Aquí no te vas a quedar, aunque estés en un momento difícil, pero debes creer por más y moverte a un nuevo nivel. No te conformes con la etapa en la que estás. Vas a vivir algo más grande y eso es lo que debes creer.
viernes, 17 de octubre de 2014
Dios obra a tu favor
Jesús se para firme ante la tormenta y dice: Calla, enmudece; y el mar se hizo bonanza. Cuando llega una tormenta, aunque usted esté dentro de su casa bien protegido, lo que perturba es el sonido del viento que, aunque no se ve, se siente y se oye.
Esto mismo sucede cuando una persona está en medio de una crisis; el viento es perturbador y hace que todo lo que te rodea comience a hacer ruido. Esto sucedía en la barca; el viento soplaba y el agua entraba dentro, y fue entonces que los discípulos se desesperaron y comenzaron a dar gritos y fueron a despertar al Maestro.
Lo peor que sucede, cuando llegan las tormentas, las crisis en tu vida, son los vientos que escuchas. El jefe llama a reunión, y no sabes lo que te va a hablar, pero tus pensamientos son de miedo; si te despiden, qué será de ti y tu familia, el pago del carro, de la casa, los estudios de los hijos. Y, si te despiden, al llegar a la casa, lo hablas con la esposa, y comienzan los desesperos y los llantos.
Cuando llegan momentos de tormentas, lo mejor es quedar en silencio. Permanecer tranquilos, confiar en Dios, porque él proveerá. Entras a tu habitación, y allí te encierras a orar a Dios, confiadamente.
Lo peor que puede suceder, cuando llegan las tormentas, es escuchar esos vientos que perturban. Llega la familia a opinar: Y ahora, ¿qué será de ti y tu familia? Las amistades comentan: Vas a perder la casa, el carro. Pero tú, párate firme y calma esas voces. Declara a tu esposa e hijos: Cálmense, este barco no se va a hundir, no oigan lo que otros hablen, Jesús está en la barca, confíen. Declara la palabra y las promesas de Dios en tu vida. Habla lo que tienes que hablar para que, en vez de que haya más tormenta, haya bonanza.
¿De dónde salió el temor de los discípulos? De su interior, pues al ver a Jesús dormir, pensaban que a él no le importaba, pues le dicen: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? En otras palabras: Maestro, después que has atendido a miles de personas y has hecho milagros, ¿no te importa lo que nos está sucediendo? Tenían miedo de que Jesús no tuviera cuidado de ellos.
Seguramente, alguna vez te has encontrado en una situación difícil, llegan los vientos a perturbar, ves que los que te rodean reciben milagros y quizás has llegado a pensar que Dios no tiene cuidado de ti. Cuando hacemos la pregunta incorrecta, recibimos respuestas incorrectas; y peor es hacer la pregunta y que no te contesten. Jesús contesta con otra pregunta: ¿Por qué tienen miedo? En otras palabras: Si tuve cuidado de toda una multitud, ¿no tendré cuidado de ustedes? Me han visto hacer milagros, ¿y no tienen fe?
Con todo lo que Dios ha hecho a tu favor, ¿tienes fe que en esta situación también te librará? No te lamentes, ni cuestiones de la fidelidad de Dios. Dios dice, si cuido de las aves, cuidaré también de ti. Si ustedes, siendo malos, saben dar buenas dádivas a sus hijos, cuanto más yo, dice el Señor.
En momentos difíciles, toma autoridad sobre esas voces que te dicen que no vas a poder, que vas a fracasar, de que no vas a poder cruzar al otro lado. Ten fe y confía. Recibe paz y descanso y verás cómo Dios obrará a tu favor y de los tuyos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)