jueves, 21 de junio de 2012


Hoy, necesito ser libre del auto-engaño, porque he descubierto que el más grande de todos los engaños, es el auto-engaño.
Dios no permitirá en sus discípulos el auto-engaño por mucho tiempo. Tarde que temprano las máscara será quitada y nos dejará ver a nosotros mismo tal como somos.
Hoy, recuerdo la historia de Elíseo y Nahamán , pero también recuerdo la historia de Giezi. Nahaman, el Sirio leproso, vino a Elíseo para ser curado.
Elíseo le dijo que siete veces debería sumergirse en el Jordán y cuando él lo hizo su piel se volvió como la de un niño.
El Sirio quiso recompensar a Elíseo, pero Elíseo rehusó. Giezí el siervo de Elíseo corrió luego tras el Sirio y le pidió plata y ropas.
Cuando Giezi llegó ante Elíseo, Elíseo le dijo donde haz estado..Y Giezi respondió  TU SIERVO NO HA IDO A NINGUNA PARTE… Elíseo le dijo: “No estaba allí mi corazón cuando pedías eso al Sirio..Es tiempo de tomar oro y ropas….Y en ese momento la lepra surgió en la piel de Giezi.
La tragedia de Giezi fue que él nunca reconoció que fue un “leproso por dentro” Un leproso del corazón.
El asumió que por servir al hombre de Dios en un ambiente bueno y de milagros, él estaba bien. Pero olvidó que no importa el ambiente que nos rodea, puede ser muy bueno y muy espiritual…pero la lepra puede estar ya en el corazón.
Hoy…el auto-engaño tocará probablemente la puerta de mi corazón y no debo dejarle entrar.
No debo olvidar que el auto-engaño trabaja siempre de la mano con la idea de que Dios se hace el que no vé, pero necesito recordar que Dios si ve y tarde que temprano él correrá mis cortinas y me expondrá en público para que todos vean lo que había en mi corazón.
Dios me está diciendo hoy: Que yo debo arrancar de raíz la lepra interna, porque si no lo hago él lo hará y será dolorosamente en público. Si yo decido eso hoy, él me ayudará, porque voluntariamente lo expongo ante él y entonces él nunca me expondrá ante el mundo.
Señor: De nada me sirve tratar de vivir hoy con máscaras. Puedo engañar a muchos, pero a ti no te puedo engañar.
Si la lepra del auto-engaño está ya en mi corazón, tarde que temprano saldrá a la luz donde todos lo pueden ver . Tus ojos de amor, me miran…y miran dentro de mi corazón. Se que vivo en medio de un mundo donde el engaño es lo más común y corriente, pero en tu reino, el engaño no es permitido y yo ya pertenezco a tu reino.
Padre, quiero hoy ser transparente y entonces sentiré que tu paz, tu seguridad, tu amor y tu fortaleza inundarán mi alma Quiero ser por lo tanto un hacedor y no un oidor de tu palabra, para no terminar engañándome a mi mismo.
Amén

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