jueves, 31 de marzo de 2022
1 Samuel
Se cree que este libro formaba originalmente una sola obra con II Samuel y I y II Reyes. El enorme tamaño de este único rollo, compuesto seguramente por uno o dos autores, debe haber impulsado a su división arbitraria en cuatro partes de un tamaño más manejable. Tanto los LXX como la Vulgata latina llaman a I y II Samuel "I y II Reyes", respectivamente, y a I y II Reyes, "III y IV Reyes", reconociendo desde el origen la artificialidad de la división actual.
Algunos autores argumentan, por el contrario, que al dividir los dos libros de Samuel se los "juntó" con ambos Libros de los Reyes unificándolos y suavizando sus diferencias.
Las Doce Tribus se hallaban sumamente desorganizadas —por decisión propia—. En el período relatado por I Samuel, el peligro común las obligó a unirse. La conclusión lógica de este proceso político sería el establecimiento de una monarquía centralizada.
En consecuencia, Israel se hallaba un paso por detrás de sus vecinos —Moab, Edom y Amón— que ya se habían organizado en forma similar, incluso antes de que los judíos llegaran, liberados, de su largo periplo por el desierto tras el cautiverio en manos de los egipcios. El otro vecino de Israel, Siria tenía también un gobierno monárquico. Todas estas monarquías se diferenciaban así de las ciudades-estado como Canaán o de las tiranías lisas y llanas como los filisteos, constituyéndose en los primeros estados nacionales verdaderos de la región.
En eso se convertirán, ni más ni menos, los reyes de Israel retratados en estos libros: en cabezas legales y visibles de un estado nacional organizado.
Por supuesto, se comprende que la transición no fue abrupta, sino que se hizo en forma gradual. Luego de los jueces, Dios escoge un continuador a quien da el nombre de rey: Saúl. La transformación que Dios obra sobre este hebreo por lo lleva a alcanzar grandes realizaciones. La nueva institución real aparece luego de la victoria amonita que se relata en I Samuel.
En I Samuel, el reinado de Saúl recibe el reconocimiento como autoridad nacional luego de la victoria hebrea contra los amonitas (1 Sam. 11).
A pesar de la mirada teocrática que la Biblia otorga a estos gobernantes, siempre subsiste, como un halo de amenaza, cierto aspecto profano en todos los reyes.
Todo el proceso explicado no posee una datación histórica segura: primero, porque no poseemos fuentes externas de lo dicho aparte de la Biblia misma y en segundo término porque estos libros se encuentran fuera de sincronía con el resto del Antiguo Testamento. Sin embargo concuerdan con lo escrito en el Tanaj o Biblia Hebrea.
Como sucede con otros libros históricos de la Biblia, mediante la mera lectura se evidencia que I Samuel no ha sido escrito para el historiador, sino para el pueblo llano con interés en el aspecto religioso de los hechos narrados.
El objetivo de lograr la unidad para mayor gloria de Yahveh ha fracasado bajo Saúl pero tendrá éxito con David, monarca ideal desde el punto de vista del cronista bíblico. Salomón hará tambalearse este andamiaje y los reyes posteriores merecerán la reprobación de los autores de Crónicas y Reyes.
Como las demás naciones, Israel ha querido tener un rey, pero Dios les ha impuesto como condición que este no será un profano, sino también el líder religioso del pueblo. El rey será el ejecutor de la voluntad de Dios en medio de su pueblo, y se le exige para ello que sea fiel y piadoso. Para que no olvide sus deberes, el profeta del Señor estará siempre al lado del monarca para guiarlo y reconvenirlo.
Tras la reprobación de Saúl, llegará la fidelidad de David, el hombre elegido según el modelo de liderazgo que la divinidad pretende. No se conformará con nada inferior a él. De su simiente nacerá el Mesías, y este primer despertar de la esperanza mesiánica se extenderá por todos los tiempos hasta consolidarse en el Cristianismo.
viernes, 25 de marzo de 2022
miércoles, 23 de marzo de 2022
Rut
El autor del libro de Rut es desconocido; algunos detalles de su estilo y argumento ubican la fecha de su composición en la época posterior al Exilio en Babilonia.
Otros por su parte argumentan la posibilidad de que el escrito data de fechas posteriores a la coronación de David, pues al final del libro se encuentra su genealogía. El hecho de que no se mencione a Salomón convence a muchos estudiosos de que debe ser fechado antes del reinado de este.
El libro ha sido bautizado con el nombre de una de sus protagonistas, mujer moabita llamada Rut, viuda y sin hijos. Por su bondad y piedad para con su suegra fue aceptada y bendecida por Dios.
Rut, una moabita que, después de la muerte de su esposo Mahlon, se dirigió a Belén con su también enviudada suegra Noemi, ocupa un lugar importante en la historia israelita, ya que llegó a ser antecesora de David (rut 4:18-22) y de Jesús (Mateo 1:1-5).
Las intenciones principales del libro son :
a) Demostrar que había bondad y fidelidad de Dios en Israel durante el período cruel y desenfrenado de los jueces. No todos los hebreos se dieron a la idolatría, la concupiscencia y el derramamiento de sangre en aquel entonces. Ross comenta: “esta hermosa órbita nos pinta un cuadro de las santas bendiciones que descienden sobre la vida social y doméstica de cualquier época, cuando prevalecen una fe sencilla en Dios y un amor sincero al prójimo.
b) Revelar la providencia divina. Dios en sus inescrutables designios, permite grandes males para traer bien a los suyos, y se interesa en las cosas más ordinarias de la vida diaria. Incluso para las personas menos importantes. Aunque la tragedia de la familia de Elimelec fue dolorosa y numerosas sus desgracias, Dios recompensó ampliamente la piedad de Noemí y la bondad de Rut.
c) Proporcionar una lección misionera, demostrando de qué manera una mujer gentil se convirtió en la seguidora del verdadero Dios y como se incorporó a la vida del pueblo de Dios. En Dios no hay excepción de razas; Él toma bajo sus alas de protección a los extranjeros que confían en Él.
d) Demostrar de qué manera David descendió de una mujer cuya fe –no su raza- fue lo que la salvó.
Casi todos los comentaristas consideran el libro de Rut como un ensayo sobre la soberanía de Dios que destaca su misericordia y relata el final feliz de una historia que comienza con una escena de hambre, muerte y desconsuelo. Desafortunadamente, esas observaciones se hacen a menudo invocando los reiterados lamentos de Noemí, quien se quejaba amargamente de que la mano de Dios se había levantado contra ella (1.13, 20, 21). Dos veces, en sus lamentaciones, Noemí usa el término «Todopoderoso» para referirse a Dios, haciendo énfasis en que su irresistible poder se había vuelto contra ella. Sin embargo, no es necesario presumir que el punto de vista de Noemí deba ser aceptado como una revelación espiritual llamada a convertirse en doctrina. Por el contrario, se comprenden mejor sus palabras como una expresión de humana perplejidad recogida por la historia.
Esta aclaración, a la hora de considerar las palabras de Noemí, parece imprescindible para una interpretación ortodoxa del texto. Atribuir a la intención o a la mano de Dios los desastres que aparecen en este libro no concuerda con la revelación que ofrece la Escritura, en su conjunto, sobre la naturaleza divina. La hambruna (1.1) era un subproducto natural del pecado, un castigo que el pueblo se impuso a sí mismo por su desobediencia. En varios pasajes de la Biblia se anotaron advertencias hechas por Dios, en el sentido de que la propia tierra se volvería en su contra si le eran infieles (Dt 28.15, 16, 23, 24, 38–40). Aún más, la decisión de Elimelec de mudarse con su familia a los campos de Moab (1.2) no se presenta como fruto de indicación divina alguna, sino de su propia elección. ¿Por qué sugerir que los acontecimientos que ocurrieron a continuación (su muerte y la de sus hijos) se debieron a la providencia divina?
Existe otra razón para afirmar que estos infortunados acontecimientos, aunque no escapaban a la omnisciencia divina, no constituyeron un castigo de Dios, sino que son el resultado natural de circunstancias ajenas a la promesa divina. La protección de Dios es para aquellos que se mantienen obedientes en la heredad que de Él han recibido. Por lo tanto, Noemí representa algo más que una teología folclórica. Aunque obviamente era una mujer sincera y creyente, se revela vulnerable a la práctica común de culpar a Dios por aquellos acontecimientos que alejan, causan la muerte o perjudican a su gente, y frente a los cuales la humanidad indefensa no puede hacer nada. Pero la Escritura revela, a través de la integridad de su mensaje, que tales infortunios no proceden directamente de Dios, sino son el resultado del castigo que pesa sobre los seres humanos por el pecado original o el fruto de las acciones en la carne cuando decide seguir sus propios caminos, no importa lo malicioso o inocente del intento, o consecuencia del asalto directo del gran adversario del pueblo israelita y el cristiano, el diablo (Jn 10.10).
Rut es un libro que demuestra que la soberanía de Dios no está minimizada por esas observaciones. Por el contrario, subraya que el objetivo de Él es su soberana gracia y poder. Como Todopoderoso deja en libertad al hombre y no se opone a las decisiones de este, pero transforma las restricciones, los daños, las dificultades y los consejos que llevan al fracaso y que son el resultado del pecado, la carne o el diablo.
Es uno de los libros más breves del Antiguo Testamento, y supone algunas características especiales que lo diferencian de los demás.
Al volver de la cautividad, los judíos en general y el autor del libro en particular se encuentran con Israel dividida ideológicamente en dos tendencias: una de ellas cerrada y exclusivista, que quería mantener la pureza del judaísmo a toda costa, y otra más abierta y universalista que deseaba ampliar el espectro a las naciones vecinas y de ser posible al mundo entero.
El primer grupo quería prohibir los matrimonios mixtos, y los últimos profetas se adscribieron a esta teoría y preconizan severamente contra las leyes más flexibles de Esdras y Nehemías. Pero el cambio de los tiempos es inexorable y la apertura no puede evitarse: el judaísmo ya no volverá a estar aislado nunca más. A esta corriente pertenece el libro de Rut, al igual que Job y Jonás.
El autor de Rut se preocupa por mostrar la gloria de Dios a través de Rut como modelo de piedad, amabilidad, fidelidad, obediencia, sumisión y coraje; es un ejemplo concreto de todas y cada una de las virtudes del judaísmo. Su suegra Noemí recibirá las bendiciones de Yahvéh a través de ella.
Si bien el libro es bastante liberal y universalista, su sentido último es de equilibrio y compromiso entre las dos corrientes contrapuestas. Pero, si bien es cierto que el judaísmo debe conservar su unidad y pureza doctrinaria, los analistas cristianos afirman que esto está equilibrado por la aproximación del Evangelio que viene, en el sentido de que, a partir de aquí, será también misión esencial del pueblo judío preparar la difusión de la verdad entre las demás naciones.
Rut es, como otros libros históricos de la Biblia, una narración histórica cuya finalidad es trazar una parábola moral. Los fines que pretende lograr el autor son éticos y literarios además de históricos.
Los nombres de los personajes encierran significados profundos: Noemí ("mi graciosa"), Mahlón ("languidez"), Quelión ("consunción"), Orfa ("la que vuelve la espalda") y finalmente Rut ("la compañera"). Todo esto apoya y ayuda a la narración, aunque es posible que algunos sentidos ocultos escapen hoy en día al lector moderno.
Es definitivamente un relato de fe, amor y evidentemente con una gran tipología mesiánica.
martes, 22 de marzo de 2022
Jueces
El Libro de los Jueces es un libro bíblico del Antiguo Testamento y del Tanaj hebreo, perteneciente al grupo de los Libros Históricos. En la Biblia se encuentra ubicado entre el Libro de Josué y el Libro de Rut.
Presentan a los Jueces o Libertadores que salvaron al pueblo de la esclavitud, después de liberarlos los gobernaron. En tiempos de los Jueces, Israel está completamente desorganizada, sus instituciones están aún sin definir y numerosas potencias la amenazan.
Como esta intervención está librada solamente al arbitrio de la Divinidad, los jueces aparecen y desaparecen a intervalos irregulares de la historia hebrea.
Ningún juez llegó a ser jefe supremo porque su función no es lograr la unidad sino solventar un problema puntual: la unificación definitiva habrá de esperar a los Reyes.
El contexto histórico en el que se desarrolla este libro abarca el tiempo desde la muerte de Josué hasta la monarquía, durante el cual el pueblo de Israel vive en Canaán.
El Libro de los Jueces narra el período que va desde la muerte de Josué hasta el nacimiento de Samuel, un tiempo en que los judíos han abandonado su vida nómada y acaban de instalarse como semisedentarios primero y agricultores luego, habitando en casas de material o chozas de adobe. Aunque Jueces no sigue un plan fijo y bien estructurado, a grandes rasgos pueden distinguirse en él las siguientes partes:
- Primera introducción (1:1-2:5);
- Segunda introducción (2:6-3:6);
- Cuerpo de la obra, con los hechos de los seis "jueces mayores" y algunos menores; y
- Dos apéndices (caps. 17 a 21).
Los Jueces que gobernaron Israel mencionados en el Libro son 14 en total:
- Otoniel: (Jue 3:7-11)
- Aod: (Jue 3:15)
- Samgar: (Jue 3:31)
- Barac (y Débora): (Jue 4-5)
- Gedeón: (Jue 6-8)
- Abimelec: (biblia RVR 1960) Jue 8:33-9:57 2 Sam 11:21)
- Tola: (Jue 10:1)
- Jaír: (Jue 10:3)
- Jefté: (Jue 10:6-12:7)
- Ibzán: (Jue 12:8)
- Elón: (Jue 12:11)
- Abdón: (Jue 12:13)
- Sansón: (Jue 13-16)
- Samuel:(1 Sam 7,15 {{{2}}})
Todo el libro intenta ser una demostración teológica de que la infidelidad a Dios ha sido la causa de todos los males de Israel. Pero Él es misericordioso, y compensa con la llegada de los jueces la impiedad del pueblo. Cuando el hebreo peca y por lo tanto cae esclavo, Dios le envía un libertador. Pero tiempo después ese hebreo caía nuevamente en las malas acciones, con lo que se repetía el ciclo y se hacía necesario otro caudillo libertador. Yahvé no reniega del Pacto con Su pueblo ni le vuelve la espalda jamás. Dios es fiel.
Sin embargo, permite que las situaciones conflictivas se susciten, porque el pueblo ha de probar su fidelidad. Este rasgo emparenta a Jueces con el libro del profeta Oseas.
martes, 15 de marzo de 2022
viernes, 11 de marzo de 2022
Biblia
Que es la Biblia?
¿De qué trata la Biblia?
La Biblia es la carta de amor de Dios para la humanidad y su manual de instrucciones para la humanidad. Entre las páginas de la Biblia encontrarás la verdad para creer, las promesas para reclamar, los mandatos para obedecer y los ejemplos a seguir. 1 Timoteo 3: 16-17 dice: “Toda Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir y para instruir en justicia, a fin de que el siervo de Dios esté preparado para toda buena obra”.
La Biblia nos habla de Dios, de nosotros mismos y de cómo vivir, ahora y eternamente. La Biblia nos ayuda a conocer a Dios, amar a Dios y seguir a Dios. Pero también nos ayuda a entender a la humanidad. La Biblia contiene el plan maestro de salvación de Dios y cómo podemos tener la seguridad del perdón y la salvación de Dios a través de Jesús. De hecho, el amor de Dios y su plan para salvar a las personas se entrelazan en toda la Biblia: el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento.
¿Cuándo y dónde se escribió la Biblia?
La Biblia fue escrita durante más de 1,500 años, en tres continentes (Asia, Europa y África) por más de 40 autores (algunos autores escribieron más de un libro de la Biblia), quienes escribieron en tres idiomas diferentes: El Antiguo Testamento fue escrito principalmente en hebreo con algunos arameos. El Nuevo Testamento fue escrito en griego.
Las partes más antiguas del Antiguo Testamento se registraron alrededor del año 1400 aC Los escritos del Antiguo Testamento se completaron con el libro de Malaquías, alrededor de 400 aC El libro de Malachi es seguido por un intervalo de tiempo de aproximadamente 400 años antes de que comience el Nuevo Testamento. Los libros del Nuevo Testamento fueron escritos entre el 44 dC y el 95 dC .
¿Quién escribió la Biblia?
En términos humanos, la Biblia fue escrita por más de 40 autores. Los primeros cinco libros del Antiguo Testamento se atribuyen a Moisés. Los libros proféticos del Antiguo Testamento llevan los nombres de su autor. Por ejemplo, el profeta Isaías escribió el libro de Isaías, Oseas escribió el libro de Oseas, y así sucesivamente. Gran parte del Nuevo Testamento fue escrito por el apóstol Pablo, quien escribió cartas de aliento e instrucción a las iglesias en varias ciudades de Europa y Asia.
Los autores bíblicos vivieron en diferentes épocas, y vinieron de diferentes culturas. Algunos eran judíos y otros eran gentiles (no judíos). Algunos eran reyes y otros eran pobres. Algunos eran altamente educados y algunos tenían poca educación formal. Algunos eran líderes religiosos, otros eran líderes políticos, algunos eran profetas, y otros simplemente eran gente común y corriente. La variación en los antecedentes del autor es enorme, por decir lo menos.
Con esta gran disparidad, uno podría esperar que la Biblia contenga diferentes afirmaciones de la verdad. Pero, de hecho, la Biblia tiene un mensaje continuo y unificador desde el primer libro hasta el último. La probabilidad de que más de 40 personas, que escribieron en tres idiomas diferentes, vivieron en tres continentes diferentes, en diferentes épocas, presentaran un mensaje continuo, un tema continuo y un plan continuo de salvación, es casi milagroso. Ningún otro libro religioso comparte la singularidad de la Biblia.
¿Cómo está estructurada la Biblia?
La mayoría de las personas asume que los libros de la Biblia están en orden cronológico, pero no lo son. En cambio, la Biblia está organizada por género.
Un mentor piadoso alguna vez me simplificó la estructura de la Biblia dividiéndola en tres categorías fáciles de recordar: Historia, Experiencia y Profecía.
Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento comienzan con la historia (Génesis – Ester relata la historia de la creación y la nación judía, Mateo – Hechos relata la historia de Jesús y la iglesia primitiva). La historia es seguida por la experiencia (Job – Song of Solomon registra la experiencia personal del individuo con Dios; Romanos – Judas explica cómo los creyentes deben experimentar una nueva vida en Cristo). La experiencia es seguida por la profecía (Isaías – Malaquías fueron profetas del Antiguo Testamento, la Revelación revela la profecía acerca de lo que está por venir).
Historia. Experiencia. Profecía. Esta es una manera fácil de recordar cómo está estructurada la Biblia. Aquí hay un desglose más detallado de la estructura de la Biblia:
- Ley: Génesis – Deuteronomio
- Historia: Joshua – Esther
- Poesía: Job – Song of Solomon
- Profetas Mayores: Isaías – Daniel
- Profetas Menores: Oseas – Malaquías
- Evangelios: Mateo – Juan
- Historia de la Iglesia: Hechos
- Epístolas: Romanos – Judas
- Apocalipsis: Revelación
La Biblia es la Palabra de Dios
La Biblia hace declaraciones audaces sobre su origen y su poder. El apóstol Pablo escribió estas palabras a su discípulo, Timoteo: “Toda la Escritura es inspirada por Dios” ( 2 Timoteo 3:16 NTV). El apóstol Pedro escribió: “Sobre todo, debes entender que ninguna profecía de las Escrituras se produjo por la propia interpretación de las cosas del profeta”. Porque la profecía nunca tuvo su origen en la voluntad humana, pero los profetas, aunque humanos, hablaron de parte de Dios, ya que fueron llevados por el Espíritu Santo “ ( 2 Pedro 1: 20-21 ).
Claramente, estas son afirmaciones audaces. La Biblia se declara a sí misma como las mismas palabras de Dios. Dios inspirado Dios respiró. Si esto es cierto, entonces puede esperar que sus palabras sean transformadoras de la vida. Y están.
La Biblia es relevante
“Porque la palabra de Dios está viva y activa. Más afilada que cualquier espada de doble filo, penetra incluso hasta dividir el alma y el espíritu, las articulaciones y la médula; juzga los pensamientos y las actitudes del corazón “ ( Hebreos 4:12 )
Si bien la mayoría de la literatura es de naturaleza pasiva, la Palabra de Dios está viva y activa. Penetra en nuestros corazones, evalúa nuestras actitudes y sus palabras pueden alterar el curso de nuestra vida. De hecho, la Biblia ha alterado las vidas de millones de personas en cada nación, de todos los colores, todas las razas y todos los idiomas.
A diferencia de los libros que se vuelven obsoletos a lo largo del tiempo, la Biblia proporciona una nueva perspectiva, nuevas pepitas de verdad y nuevas aplicaciones cada vez que la leemos. La Biblia es tan relevante hoy como lo fue hace 3.000 años. Verdades como: “Tu Palabra es una lámpara a mis pies y una luz a mi camino” ( Salmo 119: 105 ) o, “La ley del Señor es perfecta, refresca el alma. Los estatutos del Señor son confiables, haciendo que los sabios simples “ ( Salmo 19: 7 ) nunca se vuelvan irrelevantes.
La Biblia sigue siendo la misma, incluso cuando la sociedad cambia
Incluso cuando la sociedad cambia, la necesidad de verdad, sabiduría y dirección permanece constante. La verdad es siempre verdad.
El salmista escribió: “Tu palabra, Señor, es eterna; está firme en los cielos” ( Salmo 119: 89 ). Isaías escribió: “La hierba se seca y las flores caen, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre” ( Isaías 40: 8 ). En el Nuevo Testamento, Pedro se hace eco de esta verdad cuando cita a Isaías en 1 Pedro 1:25 .
En un mundo donde la estabilidad es fugaz, la Palabra de Dios, la Biblia, no lo es. La naturaleza inmutable de Dios y Su Palabra, hace que la Biblia sea la única fuente de fe y práctica para los cristianos a través de las edades.
jueves, 3 de marzo de 2022
Deuteronomio
DEUTERONOMIO es una palabra de origen griego, que significa “segunda ley”. Tal designación expresa sólo en parte el contenido del quinto libro del Pentateuco, ya que este, más que un código de leyes en sentido estricto, es una larga y vibrante exhortación destinada a “recordar” a Israel el sentido y las exigencias de la Alianza. De allí que las prescripciones concretas estén siempre acompañadas de advertencias y reproches, de promesas y amenazas.