viernes, 30 de septiembre de 2016
Amor de Dios
Porque de tal manera amó Dios al mundo…
¿Que relación tiene el amor de DIos por el mundo con la muerte de Jesús en la cruz hace unos dos mil años?
Para muchas personas no tiene sentido el amor de Dios con el hecho de que Jesús murió hace dos mil años en una cruz para luego resucitar, no le ven una relación a un hecho con el otro.
Para que puedas dimensionar el amor de Dios, primero necesitas entender que Dios aborrece al pecador y que Dios es justo y no puede dejar al pecador sin castigo y que Dios mismo en su amor dispuso que fuera Jesús (Dios Hijo) quien ocupara el lugar del pecador para recibir el castigo que el pecador merecía.
Luego de que entiendas como Dios aborrece al pecador y que lo debe juzgar y castigar, y si tienes un sentido de culpa de ser transgresor de las leyes morales de Dios y merecer su castigo, sólo entonces podrás ver la necesidad de salvación de ese justo y merecido castigo y solo así podrás valorar y apreciar el amor y misericordia de Dios y el significado y la importancia de la muerte de Jesús.
Juan 3 : 16 dice:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” Juan 3 : 16
¿Pero qué significa eso de que de tal manera amó Dios al mundo…..?
Para entender a que se refiere Juan 3 : 16, primero debemos entender lo siguiente:
– Dios es el Creador del Universo
– Dios es perfecto
– Dios estableció leyes morales en su universo
– Dios es el juez de todo el Universo
– Dios siendo perfecto y siendo juez de todo el universo, de toda la tierra, no puede pasar por alto las transgresiones a su ley, es decir, los pecados.
– Dios siendo juez justo y perfecto tiene que castigar a los pecadores.
– Dios siendo santo y perfecto aborrece a los pecadores.
Veamos con más detalles éste punto:
Dios Santo y perfecto, no pasa por alto los pecados, aborrece al pecador.
Dios ha puesto leyes morales y como juez de toda la tierra tiene que ejercer justicia y castigo a quien transgrede sus leyes.
Dios aborrece el pecado y al pecador. Contrario a la frase inventada de que Dios odia al pecado pero ama al pecador, ese concepto de que Dios ama al pecador no existe en la Biblia, ningún versículo dice que Dios ama al pecador, por el contrario, varios textos señalan con claridad que Dios aborrece al pecador, y varios textos señalan que es por eso y el juicio de Dios, que Dios ha acabado con pecadores, como en la época del diluvio de Noé, donde la maldad de los hombres era continua y Dios decide acabar con la humanidad con un diluvio, ó como en el caso de Sodoma y Gomorra donde los habitantes eran pecadores continuos y no había ni siquiera diez justos lo cual vemos cuando Abraham intercede por Sodoma.
-Dios de ninguna manera se complace en los pecadores y malvados, Dios no pasa por alto el pecado.
-Dios aborrece al pecador y al que justifica al malvado.
Veamos los siguientes textos que hablan de que Dios aborrece al pecador.
“Dios es juez justo, Y Dios está airado contra el impío todos los días” Salmo 7 : 11.
“Jehová prueba al justo;
Pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece.
Sobre los malos hará llover calamidades;
Fuego, azufre y viento abrasador será la porción del cáliz de ellos.
Porque Jehová es justo, y ama la justicia;
El hombre recto mirará su rostro. ” Salmos 11 : 5 – 7
“Los insensatos no estarán delante de tus ojos;
Aborreces a todos los que hacen iniquidad.
Destruirás a los que hablan mentira;
Al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová” Salmos 5 : 5 – 6
“El que justifica al impío, y el que condena al justo,
Ambos son igualmente abominación a Jehová” Proverbios 17 : 15
Dios es perfecto y como vemos en los textos anteriores aborrece a los que transgreden sus leyes morales, Dios aborrece a los pecadores, Dios aborrece a los que obran maldad.
Y Dios abomina a los que justifican a los pecadores.
Si sabemos que los pecadores son los que transgreden las leyes de Dios y sabemos que algunas de las leyes morales de Dios, son el no adorar ni servir a otros dioses, el no adorar estatuas ni imágenes, no incurrir en adivinación, ni brujería, ni fornicación, ni adulterio, ni lujuria, ni borracheras, ni robos, ni engaños, por poner algunos ejemplos, entonces podemos entender que cuando Dios aborrece al pecador significa que Dios aborrece a los adúlteros, fornicarios, adivinos, hechiceros, engañadores, mentirosos, ladrones, los que adoran imágenes, a los que piden prestado y no pagan, a los que cometen lujuria viendo pornografía..
Dios es juez de toda la tierra y no pasa por alto el pecado, es justamente porque había pecadores, en el mundo en la época de Noé, que Dios mandó el diluvio para matar a toda la humanidad, salvo a Noé y su familia, es justo porque en Sodoma y Gomorra había pecadores, que Dios destruyó esas ciudades para matar a sus habitantes.
¿Suena eso a que Dios ama al pecador?
De ninguna manera, más bien la historia del diluvio, la de Sodoma y Gomorra, la historia de cuando Dios decide destruir Ninive (aunque luego no lo hizo cuando la gente se convirtió de su mal camino) son confirmación de lo que muestra la Biblia en los textos anteriores, textos que muestran el carácter y justicia de Dios y que Dios aborrece a los pecadores.
Ya vimos que Dios aborrece al pecador, consideremos ahora lo siguiente:
Dios como juez de toda la tierra, tiene que ejercer justicia.
Dios es el Creador y como suprema autoridad ha puesto leyes morales, ha creado agentes con libre voluntad, le ha dado al ser humano libre voluntad para actuar.
Dios es el juez de toda la creación, el juez de toda la tierra.
El ser humano finalmente tiene que rendir cuentas ante su creador, ante Dios, y ser juzgado por los actos que comete en vida, los actos que realiza haciendo uso de su libre voluntad.
El ser humano transgrede las leyes de Dios, cometiendo transgresiones a las leyes morales que Dios estableció, cometiendo malos actos, pecando, haciendo cosas tales como mentir, robar, defraudar, no cumplir con deudas, cometer lujuria, relaciones sexuales fuera del matrimonio, etc.
Basta una sola infracción ó transgresión a la ley moral de Dios, para ser transgresor de la misma y la ignorancia de las leyes morales de Dios, no eliminan la culpa del transgresor, ni tampoco los buenos actos que cometa el transgresor neutralizan sus pecados.
Dios como juez justo de toda la creación tiene que ejercer justicia y dictar sentencia.
La justa justicia de Dios demanda la muerte del pecador, Dios tiene que hacer justicia y el pecador luego de la primera muerte física, al ser juzgado y encontrado culpable de transgredir las leyes de Dios, debe recibir el justo castigo por sus pecados, Dios lo juzga y castiga con una segunda muerte, que es ser torturado sin fin en el lago de fuego y azufre, una tortura, sufrimiento y castigo sin fin merecido y justo, por haber transgredido las leyes morales del Creador, de la máxima autoridad
Dios como Creador y juez está obligado a ejercer justicia y no está obligado a ejercer misericordia. Así que Dios Jehová como juez Supremo, tiene la obligación de ejercer castigo contra el pecador.
En realidad Dios no puede ignorar al pecador dejándolo sin castigo, pues si hiciera eso, Dios estaría fallando como juez Supremo y las leyes morales que ha establecido no se estarían cumpliendo.
“Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” Romanos 6 : 23
Ilustración de justicia.
Si una persona planeara asesinar a tu ser más querido y lleva a cabo el asesinato, es capturado con la evidencia incriminatoria, y al ser presentado ante el juez, el juez dijera, cierto este hombre transgredió la ley y cometió un homicidio, y supongamos el homicidio en tu localidad se castiga con el resto de vida en prisión, ó tal vez la muerte.
En este ejemplo el juez diría, el sujeto se encuentra culpable de homicidio y la pena aplicable a tal delito es vida en prisión. Pero el juez dice: Sé que este hombre es un homicida, no hay duda, y yo soy el juez puesto para hacer justicia y castigar al culpable, pero soy una persona que amo a los seres humanos, soy un juez amoroso y aunque este sujeto es culpable de homicidio, y la ley contempla que debe ser puesto en prisión por el resto de su vida, lo dejaré en libertad como si no hubiera pasado nada, dejándolo libre para que pueda cometer más crímenes.
¿Sería ese juez un juez bueno ó un juez malo? ¿Aún suponiendo que el asesino dijera lo lamento, justificaría eso que el juez lo dejara en libertad, sin aplicarle la ley?
Ese juez sería malo como juez, no estaría haciendo su función, ni aplicando la ley, si el asesino dijera lo siento, eso no justificaría dejarlo sin castigo, el juez no estaría haciendo aplicar la ley.
De hecho, la persona que justifica al culpable es una abominación ante Dios.
“El que justifica al impío (al culpable), y el que condena al justo, ambos son igualmente abominación a Jehová” Proverbios 17 : 15
De igual forma Dios como juez Supremo y perfecto tiene que aplicar la ley, no puede dejar al pecador sin castigo y sin aplicarle la ley.
El pecador transgredió la ley de Dios y merece la muerte, la paga del pecado es la muerte (Romanos 6 . 23).
Si Dios deja al pecador sin aplicarle la ley, sin muerte, entonces Dios sería mal juez. El transgredir las leyes de Dios demanda muerte. El ignorar las leyes morales de Dios no es excusa ni justificación.
Ya vimos entonces que Dios aborrece al pecador, que es juez justo y tiene que hacer justicia castigando al pecador y que no está obligado a tener misericordia.
Antes de proseguir consideremos:
Dios es perfecto y santo, aborrece al pecador, y tiene que hacer justicia, castigando con muerte al pecador, Dios no está obligado a tener misericordia del pecador porque ciertamente es culpable de transgredir su ley.
Con base en lo anterior, ¿Quién tiene problemas?
Dios no tiene ningún problema, con lo mencionado anteriormente. El pecador es quien se enfrenta a un grave problema, tú y yo, vos y yo tenemos serios problemas, porque eso significa que como en un momento ú otro hemos pecado, si hemos pecado somos pecadores y por lo tanto Dios nos aborrece por ser pecadores y Dios debe hacer justicia y Dios nos debe castigar con tortura eterna en el lago de fuego.
Eso si es un grave problema para todos nosotros que hemos pecado contra Dios. Es de hecho, el mayor problema al que se enfrenta todo ser humano.
¿Y quién nos podrá salvar de eso? Si Dios tiene que ejercer justicia y no pasa por alto nuestro pecado ¿Entonces que se puede hacer para salvarnos de nuestro merecido y justo castigo en el lago de fuego, acaso el hecho de que Dios aparte de ser justo, sea amor nos puede ayudar?
Aunque Dios aborrece al pecador, y como Juez tiene que aplicar justicia, también Dios puede ejercer misericordia y amor.
Es el carácter de amor en Dios que lo mueve a tener misericordia de quien no la merece, del pecador que ha cometido homicidios, robos, fornicaciones, lujuria, mentiras, que ha pedido dinero prestado y no lo devuelve, que se ha embriagado, que se ha drogado, que comete inmoralidad sexual, con relaciones sexuales fuera del matrimonio, que no perdonó a otro sus ofensas, etc.
La misericordia y amor de Dios, es la que lo mueve a que en lugar de darle al pecador su justo castigo, le tenga precisamente algo que no se merece misericordia, para no sufrir el justo castigo que se merece.
Pero Dios no puede perdonar nada más así al pecador, pues como hemos visto si deja al culpable, al pecador sin castigo sería mal juez.
Entonces ¿Cómo puede Dios resolver el problema de hacer aplicar su ley y dar castigo al pecador, pero al mismo tiempo tener misericordia y ofrecer salvación al pecador?
Solamente el Creador y Juez de todo el Universo, puede disponer de un método que sea justo, que cumpla con aplicar Su ley y que a la vez pueda ofrecer la salvación del castigo eterno del pecador.
Dios dispuso que el pecador tenga una forma de salvarse del merecido castigo que le corresponde por transgredir las leyes de Dios, y en lugar de ser torturado sin fin en el lago de fuego y azufre, el pecador pueda después de morir físicamente, pasar la eternidad en vida sin fin y en paz con Dios.
Dios mismo se hizo ser humano de carne y hueso en Jesús el Cristo, el Hijo de Dios. Jesús el Hijo de Dios, se vistió de ser humano para venir al mundo y cumplir con la misión de salvación. No se trata de 3 Dioses, sino de un sólo Dios en 3 personas. y fue una de las personas de la trinidad, Jesús el Hijo de Dios, el que se hizo de carne y hueso para venir al mundo.
Dios dispuso que a Jesús el Cristo, quien nunca pecó, se le imputen y carguen los pecados del pecador y Dios ejerció el juicio sobre Jesucristo, para que él muriera tomando el lugar del pecador.
Para que Jesucristo siendo inocente y sin pecado, cargara con los pecados del pecador y recibiera la ira y aborrecimiento que Dios tiene contra el pecado y el pecador, ese sacrificio que Dios mismo ofreció para sí mismo, en la muerte inmerecida de Jesús, el el sacrificio de propiciación, el cual aplaca la ira de Dios contra el pecador, en lugar de que el pecador reciba la ira de Dios, Jesús bebió la copa de la ira de Dios contra el pecador.
Solamente Dios el Creador tiene la autoridad y capacidad para disponer un método de justicia que transfiera los pecados del pecador a un ser divino perfectamente inocente y para que el castigo que merece el pecador sea aplicado a Jesucristo y con esto se dé por cumplida y satisfecha la justica de Dios y se haga cumplir la ley de Dios.
Solamente Jesucristo que es Dios hecho humano tiene tan alto valor que su muerte y su sangre inocente derramada, sirvieron para cubrir el castigo justo que por transgredir las leyes de Dios merecen todos los seres humanos. La sangre del Señor Jesús, que derramó en la cruz, sirvió para limpiar el pecado de todo ser humano, pero sólo tiene eficacia, sólo funciona para el pecador que cree en Jesús, que pone su fe en Jesús, esa sangre santa que derramó Jesús en la cruz, es la que limpia y borra el pecado, es la expiación del pecado, para todo pecador que cree en Jesús.
Pero la muerte no puede retener a su creador y Jesucristo resucitó, porque Jesús puso su vida, nadie tenía la autoridad ni poder para quitársela realmente, él puso su vida, entregó su espíritu, y tenía poder para tomar su vida nuevamente y resucitar.
Dios en su amor dispuso de esa forma, que el pecador que crea en Jesucristo pueda llegar a gozar de vida eterna junto a Dios, en lugar de que el pecador sea torturado y castigado sin fin en el lago de fuego que es donde realmente debería pasar la eternidad como sentencia y castigo justo por sus pecados, porque al pecar está primeramente pecando contra Dios, y el pecar contra la máxima autoridad del Universo merece una tortura y castigo sin fin en el lago de fuego y azufre.
Entonces a pesar de que Dios aborrece el pecado y al pecador, y a pesar de que para Dios es una abominación el que justifica al pecador, Dios en su amor, ha tenido misericordia de los pecadores.
Dios ha amado aún a los pecadores, por quien es El, no por lo que somos los pecadores, no hay nada en los pecadores que pueda motivar ó despertar el amor de Dios, no hay nada en los pecadores que pueda ameritar ó merecer el amor de Dios y sin embargo Dios ha tenido amor por la humanidad en general, por todo el mundo, no sólo por unos cuantos, no sólo por unos escogidos, no sólo por unos predestinados, no existe la predestinación para salvación, Dios ha tenido misericordia de nosotros pecadores y en esa misericordia, el amor de Dios ha dispuesto el sistema para que en lugar de que nosotros pecadores seamos castigados con justicia por nuestros pecados con un castigo eterno, tengamos vida eterna.
Se necesita un inmenso amor en Dios, para que siendo el Creador, el Dios Todo Poderoso, creador del universo, El mismo, se hiciera humano en Jesús y sufriera inmerecidamente cargando con los pecados de los verdaderos pecadores, para salvarlos de su merecido castigo y en lugar de eso, darles vida eterna.
Dios no requiere acompañantes en el cielo, El es Dios, es auto-suficiente, no tiene ninguna necesidad, ni de compañía ni nada, no hizo el universo porque se sientiera solo, no se hizo humano para ser el salvador de los pecadores porque necesite poblar el cielo, hizo el universo porque le plació hacerlo, se requiere grande misericordia y amor para que Dios se haya hecho humano y morir en la forma en que Jesús (Dios hecho carne y hueso) murió por pecadores y transgresores de su ley a los que Dios aborrece.
El amor de Dios ha sido más grande que su odio al pecador.
“Pero Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” Romanos 5 : 8.
Nosotros pecadores, de ninguna forma merecemos esa misericordia de Dios, se requiere el gran amor de Dios para que siendo El el Creador, se haya hecho un ser humano y haya sido crucificado cargando con nuestros pecados y ocupando nuestro lugar.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” Juan 3 : 16
Las anteriores palabras son dichas por Jesús, que es Dios mismo hecho carne y hueso, y nótese que dijo dos cosas claves.
– Al mundo
– Para todo aquel
Esas palabras hablan de generalidad, y descartan el hecho de que Dios haya puesto la salvación a través del Señor Jesús para solo unos cuantos electos, ó elegidos ó predestinados, de ninguna forma, ya que el Señor Jesús dice “amó al mundo” y “para todo aquél”.
Como también dice en las cartas de Juan, véase 1 Juan 2 : 2 “El es la propiciación por nuestros pecados y no solamente por los nuestros sino también por todo el mundo”. Aquí la Reina Valera ha añadido las palabras “por los”, pero en el original griego dice “sino tamibén por todo el mundo”, lo cual enfatiza lo dicho por Jesús, que la salvación en El, está disponible para todo el mundo, para todo ser humano, sin excepciones.
Asi que como dice el diccionario Vine, lo que se indica en ese versículo es que la provisión está hecha para todo el mundo, de tal manera que nadie está, por predeterminación divina, excluído del alcance de la misericordia de Dios.
Asi que Dios dispuso el camino de salvación para todos los seres humanos, incluidos aquéllos seres humanos que vivieron antes de Jesucristo aún los que no eran del pueblo de Israel (véase Isaías 45 : 22). Asi Dios puso la salvación y redención a través de Jesús el Cristo, a la disposición de todo el mundo, de todos los seres humanos, desde Adán y Eva, hasta los últimos seres humanos que vivan durante el reino milenial de Jesús sobre la tierra.
La salvación por medio de Jesús el Cristo, entonces estaba a disposición de Adán, Eva, de Caín, de Abel, de Matusalén, de Noé, de los seres humanos que vivían en cualquier continente antes de que el Señor Jesús cumpliera su ministerio en Israel.
Gracias a la sangre y muerte de Jesucristo es que Moisés en lugar de tener castigo eterno por sus pecados, puede tener vida eterna, es gracias a la sangre de Jesucristo el Cordero De Dios que Moisés pudo estar en el monte en la transfiguración conociendo en persona a Jesús el Hijo De Dios, la sangre de corderos sin mancha ni de cabríos podía realmente expiar el pecado de Moisés para librarlo del castigo eterno, el sistema sacrificial de corderos era sólo una sombra de lo que sería Jesús el Cordero de Dios, pero es la sangre inocente de Dios hecho carne y hueso en Jesús el Mesías, el Cristo, la que realmente dió expiación al pecado de Moisés, para darle vida eterna.
Cuando el Señor Jesús dice “Para todo aquel” que crea en Jesús, significa no solamente para unos escogidos, no existe la predestinación de que algunos hagan lo que hagan se salvarán y otros no. Dios de ninguna manera predestina a unos a salvación y a otors a condenación. Cada persona ha sido dotada por Dios de libre voluntad para elegir, y para elegir si creer en Jesús ó no. Jesús que es Dios hecho carne y hueso, sabe de este asunto mejor que cualquier ser humano y cada ser humano es responsable de si cree ó no cree en Jesús.
Así la salvación a través del Señor Jesús el Cristo, el Mesías, quien murió para pagar el castigo merecido del pecador, y quien resucitó y fué al cielo con el Padre Celestial, está disponible para toda persona, judío y no judío, incluso para todos aquéllos que no vivían en Israel, cuando Jesús resucitó, esa salvación disponible para todo aquél que crea en Jesús, por eso el Señor Jesús, mandó a los apóstoles a predicar el evangelio por todas parte a toda persona, porque si bien esa salvación estaba disponible, incluso para los que vivían en esa época en otros continentes, en Asia en América, la salvación es únicamente y solamente a través del Señor Jesús el Cristo.
De ninguna forma la salvación está disponible por ningún otro camino, ni por ninguna otra persona, sino solamente a través del Señor Jesús, el Cristo, el Hijo De Dios, Dios mismo hecho carne y hueso.
Asi que entonces todo pecador que cree en Jesús el Cristo puede en lugar de recibir su merecido castigo eterno, vida eterna.
Creyendo que Jesús es quien ha dicho ser, Dios mismo hecho carne y hueso, el Hijo de Dios. Creyendo que Jesús el Cristo, ha cargado con tus pecados, ocupando tu lugar, para que el juicio de Dios por tus pecados viniera sobre Jesús, que siendo inocente fue torturado y crucificado, sufriendo la muerte inmerecida, recibiendo la ira de Dios contra el pecador, cuando eres tú quien pecó, cuando vos eres el que merece el castigo de muerte por tus pecados.
“Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El.
El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios” Juan 3 : 17 – 18
Arrepiéntete de tu mal camino y deja de pecar.
¿Crees en el Señor Jesús, Dios hecho carne y hueso, y que murió en tu lugar, para limpiar tu pecado?
jueves, 29 de septiembre de 2016
Presenta
Me gusta observar las hormigas. Dice el proverbio " mira la hormiga perezoso....". Seguramente hay mucho que aprender de este insecto diminuto que no se rinde ante nada. Puedes poner obstáculos en su camino tratando de detener su avance, pero está siempre encontrara un camino nuevo para seguir haciendo su tarea. La única forma de detener a la pequeña hormiga es eliminándola, de lo contrario hará su trabajo sobreponiéndose a todos los obstáculos. "ESTAN PROGRAMADAS PARA PERSEVERAR". Pensando en esto quisiera que veamos algunas características de este insecto que le permiten persistir a pesar de todo.
1. No tienen sentimientos
No tienen que lidiar con los problemas emocionales. No conocen el significado de sentirse rechazados, sin valor, no se deprimen ni tampoco sienten preocupación. Dice el proverbio que “el ánimo del hombre soportara su enfermedad; mas ¿quién soportara al ánimo angustiado? Al parecer este es uno de los mayores obstáculos para poder accionar.
Cuando comenzamos a pensar en las diferentes problemáticas que estamos atravesando y sacamos conclusiones que luego producen desanimo no permitiéndonos avanzar y lograr nuestros sueños con libertad, es mejor no pensar y simplemente hacer aquello que sabemos debemos hacer. Sintamos el deseo o no, siempre continuemos avanzando haciendo lo que es correcto. En una oportunidad entrevistaron a un gran empresario cristiano, y le preguntaron cuál fue el consejo recibido de parte de sus mentores, que más lo ayudo en su carrera empresarial, el respondió que fueron unas palabras que le dijo su padre cuando él era un joven, este le dijo: “si tienes problemas hijo, trabaja..., si hay crisis, trabaja... si las cosas marchan bien, sigue trabajando, cualquiera sea la circunstancia, siempre trabaja con esfuerzo y dedicación”.
Esto significa que más allá de que las cosas no estén muy bien, o que las cosas no salgan o no sean como nosotros pretendemos, debemos esforzarnos por seguir siendo productivos, y no retroceder ante nada. Si estas abrumado por los problemas, si crees que la culpa de tu situación la tiene el gobierno, el vecino, tus familiares o empleados, tal vez tengas razón o tal vez no, aunque por favor trata de no hacer juicios apresurados que luego tengas que lamentar. Mejor deja que el tiempo indique con claridad al culpable y tu ocupa tu energía en hacer algo que te dará su beneficio y que al realizarlo nunca te equivocaras, trabaja y se productivo
2. Realizan su actividad en forma ordenada.
Sin mucho apuro realizan sus labores y en forma conjunta. No tratan de llevar más carga que otras ni juegan competencia.
3. Administran su tiempo.
Tiene un momento para trabajar y otro para disfrutar del fruto de su labor. Recogen en verano y disfrutan de su labor en invierno.
ES IMPORTANTE QUE LOS JOVENES TOMEN EN CUENTA ESTE CONSEJO, cuantos desperdician los años de su juventud en hacer nada, viviendo como si nunca tendrían que formar una familia, conformar un hogar con hijos, darles una buena crianza y educación, y para eso es imprescindible utilizar con sabiduría los años dorados de la juventud, estudiando, preparándose para el futuro. Los grandes empresarios que en su momento comenzaron a construir lo que hoy es Sony, o la automotriz Honda tenían alrededor de 27 o 28 años a lo sumo, ejemplos como este hay por supuesto en cada país y en cada región, por tanto si no te atreves a establecer un fundamento económico y laboral cuando aún eres joven, posiblemente luego nunca lo harás.
4. Poseen una fuerza descomunal.
Esto posiblemente sea una de las claves de la perseverancia. Para estar saludables y mantener el ritmo es necesario tener una buena alimentación y un buen descanso, de lo contrario cualquier actividad por más sencilla que sea se transforma en algo cansador. En nuestra vida espiritual también es necesario aplicar este principio. Necesitas nutrir correctamente tu alma y tener el descanso necesario para perseverar hasta el fin. El alimento diario de la Palabra de Dios es imprescindible para vivir fortalecidos. No me refiero a simplemente a leer las sagradas escrituras como una mera rutina, o una actividad religiosa, sino más bien como una oportunidad para oír lo que Dios tiene que decirnos y para luego poner en práctica durante el día lo aprendido, Esto produce verdadero cambio y desarrollo en tu vida.
El tema de descansar en Dios es algo más sencillo, pero a veces resulta complejo y difícil de practicar.
Muchos atraviesan grandes dificultades, y tienen una solidez espiritual maravillosa, nada parece moverlos o comprometer su fidelidad a Dios, bien dice acerca de ellos el salmo 125:1 "los que confían en Dios son como el monte de Sion, Que no se mueve, sino que permanece para siempre", otros en cambio, ante la menor dificultad bajan sus brazos y se rinden dando la espalda a Dios. Necesitamos aprender a descansar en Dios. Para ello debemos comprender que la magnitud del problema no tiene tanta importancia, lo que realmente importa es cuánto tiempo vamos a cargar sobre nosotros mismos el peso de la dificultad. El gran secreto consiste en aprender a dejar inmediatamente nuestras dificultades a los pies del SEÑOR. Cualquier inconveniente o situación por más llevadera que parezca si no la soltamos, al cabo de un tiempo, producirá fatiga espiritual.
¿Qué significa soltar los problemas?
Es justamente eso "soltar". Imagina la siguiente situación. Tienes que pagar algunos impuestos y vas a realizar el pago a un banco o a una entidad autorizada para dicho fin. Haces el trámite correspondiente en ventanilla, el cajero emite un ticket o pone un sello garantizando el pago, y luego te retiras con la seguridad de haber realizado con éxito el trámite.
Seria ilógico tener dudas con respecto a la validez del sello o el ticket emitido por el banco, o pensar que el cajero se guardó el dinero y no hizo los depósitos correspondientes. Seria ilógico también esperar que la entidad cierre sus puertas y espiar desde afuera a ver que hacen con tu dinero, o esperar a que se retire la persona que tomo tú pago y preguntarle si hizo el trámite adecuadamente o se quedó con tu dinero. Esto seguramente parece algo descabellado, pero en lo espiritual muchos hacemos lo mismo, vamos a Dios, le presentamos nuestra necesidad, el confirma que recibió nuestro pedido a través de la promesa que enseña lo siguiente: ”… si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad él nos oye, y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que pidamos , sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho” (1 Juan 5:14,15) Pero en vez de confiar comenzamos a pensar como hará Dios esto o lo otro, si nos habrá escuchado o no, llenando nuestro corazón de dudas y cargando nuevamente el problema sobre nuestros hombros.
Presenta a Dios tus cargas, alégrate por que él te ha escuchado y a su tiempo responderá, confía en él y el hará (paráfrasis del salmo 37:4-5).
domingo, 25 de septiembre de 2016
viernes, 16 de septiembre de 2016
Circunstancias
Cada día, nos encontramos con una decisión: ¿Vamos a responder a las circunstancias de la vida según la Palabra de Dios o vamos a reaccionar emocionalmente? La tentación inicial es reaccionar emocionalmente, pero en toda circunstancia, realmente es tu decisión.
Vamos a examinar tres circunstancias que vas a tener que enfrentar en algún momento de tu vida. También he incluido algunas preguntas que debes hacerte, las cuales te animo a responder con honestidad. Estas te darán una buena idea de cómo tus sentimientos juegan una parte grande en estas circunstancias.
Circunstancia # 1: Cambio
Todo cambia excepto Dios, y dejando que todos los cambios en nuestras vidas nos alteren, no evitaremos que se produzcan. La gente cambia, las circunstancias cambian, nuestros cuerpos cambian, nuestras pasiones y deseos cambian.
La mayoría de los cambios se llevan a cabo sin nuestro permiso. Pero podemos elegir adaptarnos. La adaptación no cambia las circunstancias, pero sí mantendrá viviendo en paz y alegría a medida que vas a través del cambio.
Lo Primero Es Lo Primero
Nuestros pensamientos son la primera cosa a la que tenemos que hacerle frente durante el cambio, ya que los pensamientos afectan directamente a las emociones.
Cuando las circunstancias cambien, haz la transición mental y tus emociones serán mucho más fáciles de manejar. Si algo cambia y no estás listo, no lo deseas, y no lo elegiste, lo más probable es que tengas una variedad de emociones al respecto.
El poder de la Palabra de Dios
Cuando actuamos en base a la Palabra de Dios y no simplemente reaccionando a la situación, serás capaz de manejar tus emociones en lugar de que ellas te manejen a ti. Fuertemente recomiendo confesar la Palabra de Dios en voz alta. A pesar de que lo que estas confesando pueda ser lo contrario de cómo te sientas, continua haciéndolo.
La Palabra de Dios tiene el poder inherente de cambiar nuestros sentimientos, nos da consuelo y tranquilidad en nuestra angustia. "Las emociones crecen y luego salen queriendo que las sigamos. Cuando siento esto, sé que necesito tomar medidas”.
Pregúntate
• ¿Cómo yo respondo al cambio?
• ¿Actúo en base a la Palabra de Dios o simplemente reacciono ante la situación?
• Después de la conmoción inicial, ¿estoy dispuesto a hacer una transformación mental y emocional?
Circunstancia # 2: Esperar
Si usted no ha desarrollado la paciencia, entonces tener que esperar puede sacar lo peor de ti. Al menos ese fue mi caso, hasta que finalmente me di cuenta que mis reacciones emocionales no estaban haciendo que las cosas fueran más rápido.
A todos nos gustaría ser paciente, pero no queremos desarrollar la paciencia porque eso significa comportarse bien mientras no estamos consiguiendo lo que queremos, ¡y eso es duro! El camino Hacia la Tranquilidad Entre más queremos algo, más nuestras emociones actúan si no lo conseguimos.
El sentido común nos dice que es bastante tonto enojarse por cosas simples como no encontrar un espacio libre en un estacionamiento. A medida que desarrollas la paciencia, no pienses solamente en lo difícil y frustrante que es, piensa en lo tranquilo que será cuando esperar no te moleste más. (Ver Santiago 1: 4).
Pregúntate
• ¿Cómo me comporto cuando tengo que esperar?
• ¿Qué situaciones son difíciles para mí?
• ¿Cómo actúo cuando estoy trabajando con alguien que es muy lento?
• ¿Cómo actuó si alguien toma el espacio libre en el estacionamiento que he estado esperando?
• En una escala de 1 a 10, ¿Qué tan bien puedo lidiar conmigo mismo cuando las cosas no salen a mi manera?
Circunstancia # 3: La Gente Difícil
A nadie le gusta estar cerca de personas difíciles. Creo que hay mucha gente así en el mundo, en gran parte debido a las vidas estresantes que la mayoría de ellos tienen.
La gente intenta hacer demasiado en muy poco tiempo y tienen más responsabilidades de las que en realidad pueden manejar Cuando alguien es grosero conmigo, puedo sentir mis emociones crecer y después salir, esperando que yo las siga. Es cuando sé que tengo que tomar medidas.
Tengo que recordar que la persona que está siendo grosera, probablemente tiene un montón de problemas, y ni siquiera puede darse cuenta de cómo se escucha.
Trabajar con el Espíritu Santo
Desde luego, recuerdo un montón de veces en mi vida cuando la gente me preguntaba por qué estaba siendo tan áspera. Yo no me daba cuenta de que lo era. Sólo tenía mucho que hacer y me sentía presionada, por lo que la presión venía a través de la aspereza. Eso no excusa mi comportamiento, pero era la raíz del problema.
Estoy muy agradecida de conocer la Palabra de Dios y que lo tengo a él en mi vida para ayudarme y consolarme. Sin embargo, una gran cantidad de personas difíciles no tienen eso. He tenido que trabajar muy duro con el Espíritu Santo para tener la capacidad de actuar en base a la Palabra de Dios cuando las personas son groseras ... en lugar de simplemente reaccionar con un comportamiento que iguala o supera el de ellos.
Jesús nos enseña cómo responder a aquellos que nos tratan bien y a los que no lo hacen (ver Lucas 6: 32-35).
Si te encuentras en una situación en la que requieras estar todos los días con una de estas personas difíciles de llevarse bien con la gente, te exhorto a orar por ellas en vez de reaccionar emocionalmente a ellas. Nuestras oraciones abren una puerta por donde Dios trabaja.
Pregúntate
• ¿Cómo reacciono a las personas que son groseras o ásperas?
• ¿Respondo en el amor como dice la Palabra que deberíamos, o me uno a ellos en su comportamiento impío?
• ¿Voy a actuar en base a la Palabra de Dios y amarlos por causa de él, O voy a reaccionar emocionalmente, tal vez actuando peor que ellos lo hacen?
• ¿Alguna vez he permitido a una persona grosera arruinar mi día?
Vivir Más Allá de Tus Sentimientos
Los sentimientos van y vienen. No podemos escapar de ellos, pero podemos elegir vivir según la Palabra de Dios y no por nuestros sentimientos. Aun cuando no se siente bien, podemos vivir con una increíble paz y gozo. Te animo a que repases las preguntas una vez más y busques de la Palabra de Dios en cada circunstancia que enfrentes. ¡él te ayudará a vivir más allá de tus sentimientos!
Vamos a examinar tres circunstancias que vas a tener que enfrentar en algún momento de tu vida. También he incluido algunas preguntas que debes hacerte, las cuales te animo a responder con honestidad. Estas te darán una buena idea de cómo tus sentimientos juegan una parte grande en estas circunstancias.
Circunstancia # 1: Cambio
Todo cambia excepto Dios, y dejando que todos los cambios en nuestras vidas nos alteren, no evitaremos que se produzcan. La gente cambia, las circunstancias cambian, nuestros cuerpos cambian, nuestras pasiones y deseos cambian.
La mayoría de los cambios se llevan a cabo sin nuestro permiso. Pero podemos elegir adaptarnos. La adaptación no cambia las circunstancias, pero sí mantendrá viviendo en paz y alegría a medida que vas a través del cambio.
Lo Primero Es Lo Primero
Nuestros pensamientos son la primera cosa a la que tenemos que hacerle frente durante el cambio, ya que los pensamientos afectan directamente a las emociones.
Cuando las circunstancias cambien, haz la transición mental y tus emociones serán mucho más fáciles de manejar. Si algo cambia y no estás listo, no lo deseas, y no lo elegiste, lo más probable es que tengas una variedad de emociones al respecto.
El poder de la Palabra de Dios
Cuando actuamos en base a la Palabra de Dios y no simplemente reaccionando a la situación, serás capaz de manejar tus emociones en lugar de que ellas te manejen a ti. Fuertemente recomiendo confesar la Palabra de Dios en voz alta. A pesar de que lo que estas confesando pueda ser lo contrario de cómo te sientas, continua haciéndolo.
La Palabra de Dios tiene el poder inherente de cambiar nuestros sentimientos, nos da consuelo y tranquilidad en nuestra angustia. "Las emociones crecen y luego salen queriendo que las sigamos. Cuando siento esto, sé que necesito tomar medidas”.
Pregúntate
• ¿Cómo yo respondo al cambio?
• ¿Actúo en base a la Palabra de Dios o simplemente reacciono ante la situación?
• Después de la conmoción inicial, ¿estoy dispuesto a hacer una transformación mental y emocional?
Circunstancia # 2: Esperar
Si usted no ha desarrollado la paciencia, entonces tener que esperar puede sacar lo peor de ti. Al menos ese fue mi caso, hasta que finalmente me di cuenta que mis reacciones emocionales no estaban haciendo que las cosas fueran más rápido.
A todos nos gustaría ser paciente, pero no queremos desarrollar la paciencia porque eso significa comportarse bien mientras no estamos consiguiendo lo que queremos, ¡y eso es duro! El camino Hacia la Tranquilidad Entre más queremos algo, más nuestras emociones actúan si no lo conseguimos.
El sentido común nos dice que es bastante tonto enojarse por cosas simples como no encontrar un espacio libre en un estacionamiento. A medida que desarrollas la paciencia, no pienses solamente en lo difícil y frustrante que es, piensa en lo tranquilo que será cuando esperar no te moleste más. (Ver Santiago 1: 4).
Pregúntate
• ¿Cómo me comporto cuando tengo que esperar?
• ¿Qué situaciones son difíciles para mí?
• ¿Cómo actúo cuando estoy trabajando con alguien que es muy lento?
• ¿Cómo actuó si alguien toma el espacio libre en el estacionamiento que he estado esperando?
• En una escala de 1 a 10, ¿Qué tan bien puedo lidiar conmigo mismo cuando las cosas no salen a mi manera?
Circunstancia # 3: La Gente Difícil
A nadie le gusta estar cerca de personas difíciles. Creo que hay mucha gente así en el mundo, en gran parte debido a las vidas estresantes que la mayoría de ellos tienen.
La gente intenta hacer demasiado en muy poco tiempo y tienen más responsabilidades de las que en realidad pueden manejar Cuando alguien es grosero conmigo, puedo sentir mis emociones crecer y después salir, esperando que yo las siga. Es cuando sé que tengo que tomar medidas.
Tengo que recordar que la persona que está siendo grosera, probablemente tiene un montón de problemas, y ni siquiera puede darse cuenta de cómo se escucha.
Trabajar con el Espíritu Santo
Desde luego, recuerdo un montón de veces en mi vida cuando la gente me preguntaba por qué estaba siendo tan áspera. Yo no me daba cuenta de que lo era. Sólo tenía mucho que hacer y me sentía presionada, por lo que la presión venía a través de la aspereza. Eso no excusa mi comportamiento, pero era la raíz del problema.
Estoy muy agradecida de conocer la Palabra de Dios y que lo tengo a él en mi vida para ayudarme y consolarme. Sin embargo, una gran cantidad de personas difíciles no tienen eso. He tenido que trabajar muy duro con el Espíritu Santo para tener la capacidad de actuar en base a la Palabra de Dios cuando las personas son groseras ... en lugar de simplemente reaccionar con un comportamiento que iguala o supera el de ellos.
Jesús nos enseña cómo responder a aquellos que nos tratan bien y a los que no lo hacen (ver Lucas 6: 32-35).
Si te encuentras en una situación en la que requieras estar todos los días con una de estas personas difíciles de llevarse bien con la gente, te exhorto a orar por ellas en vez de reaccionar emocionalmente a ellas. Nuestras oraciones abren una puerta por donde Dios trabaja.
Pregúntate
• ¿Cómo reacciono a las personas que son groseras o ásperas?
• ¿Respondo en el amor como dice la Palabra que deberíamos, o me uno a ellos en su comportamiento impío?
• ¿Voy a actuar en base a la Palabra de Dios y amarlos por causa de él, O voy a reaccionar emocionalmente, tal vez actuando peor que ellos lo hacen?
• ¿Alguna vez he permitido a una persona grosera arruinar mi día?
Vivir Más Allá de Tus Sentimientos
Los sentimientos van y vienen. No podemos escapar de ellos, pero podemos elegir vivir según la Palabra de Dios y no por nuestros sentimientos. Aun cuando no se siente bien, podemos vivir con una increíble paz y gozo. Te animo a que repases las preguntas una vez más y busques de la Palabra de Dios en cada circunstancia que enfrentes. ¡él te ayudará a vivir más allá de tus sentimientos!
Dios de Elias
Dónde está el Dios de Elías?
A la pregunta: ¿dónde está el Dios de Elías? respondemos: pues ¡dónde ha estado siempre: en su trono! Pero ¿dónde están los Elías de Dios?
Sabemos que Elías era un hombre de pasiones semejantes a las nuestras, pero, ¡ay!, nosotros no somos hombres de oración como él. Hoy Dios parece olvidar a los hombres de oración; no porque somos demasiado ignorantes, sino porque somos demasiado autosuficientes. ¡Hermanos, nuestras capacidades son nuestros impedimentos, y nuestros talentos piedras de tropiezo!
Elías salió de la oscuridad al escenario del Antiguo Testamento como un hombre maduro. La reina Jezabel, aquella hija del infierno, había destruido a los profetas de Dios reemplazándoles por sacerdotes de divinidades falsas. Oscuridad espiritual cubría la tierra. El pueblo estaba ciego y bebía la iniquidad como agua. Cada día se levantaban nuevos templos paganos, donde se practicaban crueles ritos en los que perecían inocentes víctimas humanas: niños y doncellas.
Todo esto ocurría en un pueblo que llamaba a Abraham su padre, y cuyos antepasados habían clamado a Dios en sus tribulaciones y habían sido librados de todas sus angustias. El Señor de gloria parecía ausente y la sal había perdido su sabor. El oro se había convertido en escoria. Sin embargo, de esa profunda apostasía Dios levantó a un hombre —no un comité, ni una secta, ni un ángel, sino un HOMBRE—, y un hombre de pasiones semejantes a las nuestras. Dios llamó a un hombre, no a predicar, sino aestar en el portillo.
Como Abraham en antiguos tiempos, así ahora Elías estuvo ante el Señor. Por esto el Espíritu Santo pudo escribir su biografía en dos palabras: Elías oró. Nadie puede hacer nada más importante para Dios y para los hombres. Si la Iglesia tuviera hoy tantos ardientes intercesores como tiene consejeros diligentes, veríamos el despertamiento universal antes de un año.
Tales hombres de oración son siempre benefactores nacionales. Elías era uno de éstos. Oyó una voz, vio una visión, experimentó un poder, se enfrentó con un enemigo y, contando con Dios como aliado, obtuvo una gran victoria.
Las lágrimas que derramó, las angustias que sufrió y los gemidos que profirió están escritos en el libro de las crónicas de Dios. Por fin, Elías emergió con la infalibilidad de un profeta. Conoció la mente de Dios. Por tanto, un solo hombre conquistó una nación y alteró el curso de la naturaleza. Este desecho de los hombres se mantuvo firme e inconmovible como los montes de Galaad cuando cerró los cielos con su palabra.
Por la llave de la fe, que se adapta a todos los cerrojos, Elías cerró los cielos, se puso la llave en el bolsillo y Acab tembló. Aunque es maravilloso cuando Dios se apodera de un hombre, es todavía más admirable cuando un hombre se apodera de Dios. Que un hombre de Dios gima en el espíritu, y Dios clamará: “Dejadme hacer”. Nosotros quisiéramos las proezas de Elías, pero no sus destierros.
A la pregunta: ¿dónde está el Dios de Elías? respondemos: pues ¡dónde ha estado siempre: en su trono! Pero ¿dónde están los Elías de Dios?
Sabemos que Elías era un hombre de pasiones semejantes a las nuestras, pero, ¡ay!, nosotros no somos hombres de oración como él. Hoy Dios parece olvidar a los hombres de oración; no porque somos demasiado ignorantes, sino porque somos demasiado autosuficientes. ¡Hermanos, nuestras capacidades son nuestros impedimentos, y nuestros talentos piedras de tropiezo!
Elías salió de la oscuridad al escenario del Antiguo Testamento como un hombre maduro. La reina Jezabel, aquella hija del infierno, había destruido a los profetas de Dios reemplazándoles por sacerdotes de divinidades falsas. Oscuridad espiritual cubría la tierra. El pueblo estaba ciego y bebía la iniquidad como agua. Cada día se levantaban nuevos templos paganos, donde se practicaban crueles ritos en los que perecían inocentes víctimas humanas: niños y doncellas.
Todo esto ocurría en un pueblo que llamaba a Abraham su padre, y cuyos antepasados habían clamado a Dios en sus tribulaciones y habían sido librados de todas sus angustias. El Señor de gloria parecía ausente y la sal había perdido su sabor. El oro se había convertido en escoria. Sin embargo, de esa profunda apostasía Dios levantó a un hombre —no un comité, ni una secta, ni un ángel, sino un HOMBRE—, y un hombre de pasiones semejantes a las nuestras. Dios llamó a un hombre, no a predicar, sino aestar en el portillo.
Como Abraham en antiguos tiempos, así ahora Elías estuvo ante el Señor. Por esto el Espíritu Santo pudo escribir su biografía en dos palabras: Elías oró. Nadie puede hacer nada más importante para Dios y para los hombres. Si la Iglesia tuviera hoy tantos ardientes intercesores como tiene consejeros diligentes, veríamos el despertamiento universal antes de un año.
Tales hombres de oración son siempre benefactores nacionales. Elías era uno de éstos. Oyó una voz, vio una visión, experimentó un poder, se enfrentó con un enemigo y, contando con Dios como aliado, obtuvo una gran victoria.
Las lágrimas que derramó, las angustias que sufrió y los gemidos que profirió están escritos en el libro de las crónicas de Dios. Por fin, Elías emergió con la infalibilidad de un profeta. Conoció la mente de Dios. Por tanto, un solo hombre conquistó una nación y alteró el curso de la naturaleza. Este desecho de los hombres se mantuvo firme e inconmovible como los montes de Galaad cuando cerró los cielos con su palabra.
Por la llave de la fe, que se adapta a todos los cerrojos, Elías cerró los cielos, se puso la llave en el bolsillo y Acab tembló. Aunque es maravilloso cuando Dios se apodera de un hombre, es todavía más admirable cuando un hombre se apodera de Dios. Que un hombre de Dios gima en el espíritu, y Dios clamará: “Dejadme hacer”. Nosotros quisiéramos las proezas de Elías, pero no sus destierros.
Hermanos, si hacemos la obra de Dios, a la manera de Dios, en el tiempo de Dios y con el poder de Dios, tendremos la bendición de Dios y las maldiciones del diablo.
Cuando Dios abre las ventanas del cielo para bendecirnos, el diablo abre las puertas del infierno para atacarnos. La sonrisa de Dios significa el ceño del diablo. Los simples predicadores no pueden ayudar ni dañar a nadie; pero los profetas conmueven a todo el mundo y hacen desesperar a algunos.
El predicador suele ir con la multitud, el profeta va en contra. Un hombre pobre, pero ardiente y lleno de Dios, será tildado de mal patriota porque habla contra los pecados de su nación; de severo, porque su lengua es una espada de dos filos; de desequilibrado, porque el peso de la opinión está en su contra. El predicador será ensalzado, el profeta abucheado.
¡Ah, hermanos predicadores! Amamos a los santos de la antigüedad, mártires y reformadores. Veneramos a nuestros Luteros, Bunyans, Wesleys, Asburys, etc. Escribimos sus biografías, reverenciamos su memoria, redactamos respetuosos epitafios, les construimos monumentos. Lo hacemos todo menos imitarles. Veneramos como reliquia hasta la última gota de su sangre; pero nos guardamos de derramar una gota de la sangre nuestra.
Juan el Bautista pudo mantenerse seis meses en prisión; pero él y Elías no podrían permanecer seis semanas en la calle de una ciudad moderna. Los encerrarían en un manicomio por reprender el pecado y no silenciar su mensaje.
Los evangelistas de nuestros tiempos lloran el poder de los sistemas ateos, pero cierran la boca ante la amenaza de la religión nominal y apóstata. América se estremecería de costa a costa si algún predicador famoso atacara a las religiones humanamente organizadas y sus errores; nadie siente compasión por las multitudes engañadas, en vida y en muerte, con formas nocivas de religión.
Tales multitudes tienen que conmovernos, como conmovieron a Elías circunstancias parecidas. El enemigo ha venido como un río. ¿No hay ningún guerrero de Dios, revestido con la armadura del Espíritu Santo, capaz de levantar bandera contra él? Sólo un lugar mantendrá el corazón en pasión y los ojos en visión. Este lugar es la cámara secreta de oración. Elías, con un volcán en el corazón y voz de trueno, apareció en el reino de Israel para un tiempo como ése.
Las dificultades para la evangelización mundial son muchas en nuestros días. Pero las dificultades dan lugar a hombres decididos. ¿Has llegado ante ríos que te parecen invadeables? ¿Te hallas ante montañas imposibles de cruzar? Dios es especialista de cosas imposibles para todo otro poder.
Pero el precio es alto. Dios no quiere ser nuestro asociado sino a condición de ser dueño.
Elías vivió con Dios. Consideró los pecados de la nación como pecados contra Dios; se entristeció sobre tales pecados como Dios mismo, y habló contra ellos como Dios. Fue tan apasionado en sus oraciones como en su denuncia del mal. Su predicación era como fuego y los corazones de los hombres como metal fundido.
Pero “por Jehová son ordenados los pasos del hombre” (Ver Salmos 37:23). El Señor dijo a Elías: “Escóndete”, y más tarde dijo: “Muéstrate”. Habría sido un gran error esconderse cuando tenía que reprender a reyes por el amor de Dios, y peligroso desafiarles sin orden expresa del Señor. Es un error predicar si el Espíritu nos ordena esperar en el Señor. Debemos aprender a decir como David: “Alma mía, en Dios solamente reposa” (Salmos 62:5). ¿Quién se atreverá a pedir a Dios cortar todos nuestros propios apoyos? Sus caminos son escondidos, pero Él nos los revela por el Espíritu Santo.
¿Le ordenó Dios alojarse en Cherit y Sarepta en algún gran hotel? ¡Oh, no! ¡A este profeta de Dios, a este predicador de la justicia le fue ordenado alojarse en casa de una viuda pobre!
Más tarde la oración de Elías fue un modelo de oración concisa: “Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos” (1ª Reyes 18:37). E. M. Bounds tiene razón al decir que las oraciones breves en público son el resultado de largas oraciones en secreto. Elías oró, no por la destrucción de los profetas idólatras, ni que cayeran rayos sobre el rebelde pueblo de Israel, sino para que la gloria y el poder de Dios se revelaran como Dios quisiera.
Nosotros tratamos de ayudar a Dios a salir de las dificultades. Recordad que Abraham lo intentó, y hasta el día de hoy el mundo sufre su error a causa de Ismael. En cambio, Elías trató de poner las cosas más y más difíciles para Dios. ¡Pidió fuego e hizo empapar el altar de agua! Dios quiere vernos atrevidos en nuestras oraciones. “Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra” (Salmos 2:8).
¡Oh hermanos ministros! La mayoría de nuestras oraciones son advertencias y consejos a Dios. Nuestra oración está teñida de egoísmos, ya sea para nosotros mismos, para nuestra denominación o para nuestro grupo. ¡Perezca tal pensamiento! Nuestro objetivo debe ser solamente Dios. Es su honor el que está puesto en juego. Su bendito Hijo el que es despreciado e ignorado. Sus leyes, quebrantadas. Su nombre, profanado; su libro, olvidado, y su casa, convertida en un círculo de actividades recreativas.
Dios necesita mucha paciencia para con las oraciones de su pueblo. Le decimos lo que tiene que hacer y cómo. Hacemos juicios y formulamos apreciaciones cuando oramos.
En una palabra: lo hacemos todo menos orar. Sin embargo, en ninguna escuela dominical puede aprenderse este arte. ¿Qué escuela bíblica tiene la oración como una de sus asignaturas? La ciencia más importante que uno puede estudiar es la oración según la Biblia. Pero ¿dónde se enseña semejante ciencia? Liándonos la manta a la cabeza nos atreveremos a decir que muchos de nuestros presidentes y maestros no oran ni derraman lágrimas ante Dios. ¿Cómo pueden enseñar lo que no saben?
La persona que pudiera inducir a muchos creyentes a orar levantaría el más grande despertamiento que el mundo haya conocido. La falta no está en Dios. Él es poderoso para hacer conforme al poder que obra en nosotros. El problema para Dios hoy día no es el ateísmo, ni la religión falsa, ni el liberalismo o modernismo. El problema para Dios es el fundamentalismo muerto.
jueves, 15 de septiembre de 2016
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