jueves, 17 de septiembre de 2015

Nuestra boca

Dice la palabra del Señor, en el libro de Salmos: ¿Con qué limpiará el joven su camino? Y la respuesta es: Con la palabra. Todos tenemos que aceptar que, por más positivos que seamos, por más fuertes que digamos ser, muchas veces, en nuestro caminar, en nuestro diario vivir, hay cosas que quieren entrar en nuestro corazón y en nuestra mente, que ponen demasiada presión dentro de lo que somos y, sin darnos cuenta, nos vamos descuidando, poco a poco. Y, según pasa el tiempo, puede que sigamos volando, como el águila, pero volamos y vivimos como gente perturbada, pero que funciona.
Hay gente que está deprimida, pero es funcional. Salen a trabajar, producen, pero no han cuidado de su vida de manera tal que no tan solo funcionen, sino que tengan la vida que Dios quiere que tengan.
El águila limpia sus plumas con su pico y, lo que no alcanza con su pico, lo alcanza metiendo su cabeza en el agua. Para nosotros, como creyentes, tenemos que entender que lo más que contamina nuestra vida es nuestra boca. Jesucristo dijo que lo que contamina al hombre no es lo que entra, sino lo que sale de su boca. Son nuestras palabras, lo que decimos, lo que hablamos, lo que confesamos, lo que contamina nuestra vida.
Salmos 103:5 dice que Dios es el que sacia de bien tu boca, de modo que te rejuvenezcas como el águila. En los versos anteriores, este salmo nos habla de las cosas que Dios hace por nosotros. Dios perdona tus iniquidades; tú no puedes perdonar tus propias iniquidades. Él sana tus dolencias; tú no puedes sanarte a ti mismo. Él rescata del hoyo tu vida; si tú te hubieras podido rescatar, lo hubieras hecho, pero fue Dios quien tuvo que rescatarte. Dios te corona de favores y misericordias, y sacia de bien tu boca, pero lo hace para que seas tú quien se rejuvenezca como el águila. Él sacia de bien tu boca, para que tú te rejuvenezcas.
Son tus palabras, es tu boca la que te mantiene a ti acondicionado. Es tu boca la que te mantiene a ti limpio, preparado para todo lo que Dios tiene para tu vida.
Muchos quieren limpiar sus pensamientos, su mente, pero no cuidan de su boca. Se preguntan por qué piensan tan negativo, pero todo lo que dicen durante el día carece de propósito o son cosas negativas que no producen nada en ellos. Son personas que creen que sus palabras no tienen efecto, que no son importantes, pero, cuando analizas, son tus palabras las que te mantienen en el lugar correcto y, lo que no alcanzan tus palabras, es necesario que, como el águila cuando sumerge su cabeza en el agua, te sumerjas y llenes tu mente de la palabra de Dios, para que, aquellas áreas que tu boca no alcanza, sean alcanzadas por la palabra de Dios que has atesorado en tu mente y en tu corazón.
Y aquello que no pueda ser quitado por tu boca o transformado por la palabra, será eliminado cuando tú te acerques, como hace el águila, y te pongas cerca del sol, cerca de la presencia del Señor. Cuando tú te pones cerca de la presencia de Dios, aquello que tú no pudiste quitar con tus palabras, aquello que no se pudo quitar con la renovación de tu mente, de tus pensamientos, será eliminado por causa de la presencia de Dios en tu vida.
¿Quieres alcanzar nuevos niveles? ¿Quieres una vida de éxito? Tienes que cuidar tu boca y, cuando no tengas las palabras que decir, cuando no sepas qué decir, busca lo que dice la palabra de Dios. Llena tu cabeza de la palabra de Dios y, cuando no halles aun una palabra, acércate a la presencia de Dios. Cuando tú te pegas al sol de la presencia de Dios en tu vida, aquello que tú no pudiste sacar, tiene que desaparecer.
No hay nada que permanezca sucio en la vida de una persona, cuando se acerca a la presencia de Dios, y eso es lo que Dios quiere hacer en tu vida. Dios quiere que tú pases por ese proceso de limpieza, de acondicionamiento, para llevarte a la nueva dimensión que él tiene preparada para ti

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