viernes, 28 de agosto de 2020

A CADA INSTANTE - Marco Barrientos

Luz

Amados hermanos, no dejemos de brillar, haciendo las buenas obras de caminar en santidad, obediencia y ser testimonios para los demas, seamos luz en medio de tanta oscuridad.


Cierto día, el fósforo le dijo a la vela:
_ Hoy te encenderé.
_ ¡Oh no!, dijo la vela. Tú no te das cuenta que, si me enciendes, mis días estarán contados?; no me hagas una maldad de ésas.

_Entonces tú quieres permanecer así toda tu vida? Dura, fría y sin haber brillado nunca?, preguntó el fósforo.
_Pero tienes que quemarme? Éso duele y además consume todas mis fuerzas. Murmuró la vela.

Entonces, respondió el fósforo:
_ Tienes toda la razón! pero ésa es nuestra misión. Tú y yo fuimos hechos para ser luz y lo que yo, como fósforo puedo hacer, es muy poco, mi llama es pequeña y corta; pero si te paso mi llama, cumpliré con el sentido de mi vida. Yo fui hecho justamente para eso. Para comenzar el fuego. Ahora, tú eres una vela y tu misión es brillar. Todo tu dolor y energía se transformarán en luz y calor por un buen tiempo.

Oyendo éso, la vela miró al fósforo que ya estaba en el final de su llama y le dijo:
_ ¡Por favor, enciéndeme!

Y produjo una linda llama.

Así como la vela, a veces es necesario pasar por experiencias duras, experimentar el dolor y sufrimiento, para que lo mejor que tenemos sea compartido y podamos ser luz.

Entonces, si tuvieras que pasar por la experiencia de la vela, recuerda que compartir el amor y las experiencias es el combustible que nos mantiene vivos.

Todos nosotros somos la luz del mundo….Hagamos brillar nuestra luz delante de todos, para que puedan ver las buenas obras y Exalten a YAHWEH nuestro Creador y Padre.

Mateo 5: 14-16
“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”

Arma

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Sendero

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Abundancia

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Guardarás

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Promesa

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He hablado

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Eres Dios

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Predicar

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miércoles, 26 de agosto de 2020

Que desea Dios de nosotros

 Desear conocer la voluntad de Dios no tienen que ver principalmente con nuestras circunstancias, nuestro trabajo, o con quién debemos casarnos. Dios se preocupa por tales cosas, pero si buscamos conocer solo esas respuestas, no descubriremos la parte más importante de la voluntad de Dios.


Hay cosas más profundas que Dios quiere que averigüemos sobre Él, y cuando lo hagamos, encontraremos que las respuestas que necesitamos para la vida diaria pronto se vuelven evidentes. Las siguientes son algunas de las cosas más profundas que Dios desea que sepamos sobre Él.

1. Dios desea que todos los seres humanos lleguen al conocimiento salvador de Jesucristo, y por medio de Él lo conozcan de un modo personal e íntimo.

Cuando conocemos a Dios de una manera profunda e íntima, resulta más probable que sepamos las respuestas a cuestiones como dónde debemos trabajar, con quién nos debemos casar, si debemos comprar un nuevo carro y otras cosas por el estilo.

Mientras más intimidad tengamos con alguien, más sabremos de una manera instintiva lo que ellos desean o no en una situación determinada. Lo mismo sucede cuando desarrollamos una relación más intima con Dios.

El apóstol Pablo dijo que su propósito determinado era conocer a Dios más profunda e íntimamente (véase Filipenses 3:10).

Uno podría pensar que ya que él fue inspirado por el Espíritu Santo a escribir dos terceras partes del Nuevo Testamento, debería haber conocido a Dios, y estoy segura de que así era; sin embargo, deseaba conocerlo cada vez más. ¿Es el anhelo de su corazón conocer a Dios de una manera más profunda?

Ya había sido cristiana por muchos años antes de darme cuenta de que tenía una relación muy superficial con Dios. ¡Le había pedido muchas cosas, pero nunca que me permitiera conocerlo de una manera más profunda! No debemos dejar que las cosas sean para nosotros más importantes que Dios mismo.

2. Dios desea que seamos como Jesús en todo, trabajando con el Espíritu Santo para alcanzar la madurez espiritual y el carácter de Dios (véase Romanos 8:29).

Este es un objetivo de toda la vida y uno que en lo personal encuentro emocionante e interesante. Cuando en verdad amamos a Dios, queremos hacer todo lo que Él desea, y nada de lo que no desea que hagamos. Queremos ser cada vez más como Él.

Buscar a Dios para alcanzar la madurez espiritual y la semejanza a Cristo puede ser la parte más ignorada de la voluntad de Dios. El discipulado está seriamente escaseando entre los cristianos, pero se le debe dar la más alta prioridad.

La voluntad de Dios es que lo glorifiquemos, y no podemos hacerlo si permanecemos como niños espirituales toda nuestra vida.

3. Dios desea que conozcamos su Palabra, porque esa es la única forma de conocerlo a Él con exactitud.

Su Palabra tienen el poder para transformarnos a su imagen cada vez con más gloria (véase 2 Corintios 3:18). Esta nos da a conocer su voluntad en cada ámbito de la vida.

Conocer algo siempre requiere un estudio diligente y una disposición a aprender. Lleva tiempo y esfuerzo.

Muchas personas afirman que no pueden entender la Biblia, pero pienso que es más probable que no estén dispuestas a hacer el esfuerzo que requiere conocerla.

El Espíritu Santo le revelará el significado de la Palabra de Dios a cualquiera que esté dispuesto a convertirse en un estudiante serio de la misma.

Si nos proponemos conocer la Palabra de Dios, encontraremos muchas de las respuestas que estamos buscando concernientes a la vida diaria. Una de las principales formas en que Dios nos guía es a través de su Palabra. Lo exhorto a hacer el compromiso de estudiar la Palabra de Dios con diligencia.

4. Es la voluntad de Dios que aprendamos a amarlo a Él, a amar a los demás, y a amarnos a nosotros mismos (véase Mateo 22:37–39).

Cuando le preguntaron cuál era el mandamiento más importante (la voluntad de Dios), Jesús respondió:
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Mateo 22:37–39

Debido a que aprender a amar a Dios, a otros y a nosotros mismos es el mandamiento más importante, constituye un tema al que debemos dedicarle una gran cantidad de tiempo de estudio. Fui una cristiana infeliz por muchos años.

Me pasé mucho tiempo buscando la ayuda de Dios y pidiéndole que me guiara en las decisiones que necesitaba hacer, pero había fallado en buscar su voluntad en lo que concernía a caminar en amor.

Era una persona muy egoísta y no me había dado cuenta de la importancia de aprender a amar verdaderamente de la forma que Dios quería que lo hiciera. Así que comencé a estudiar el amor y todos sus aspectos, y mientras más estudiaba y caminaba en este, más feliz me sentía.

5. Es la voluntad de Dios que hagamos todas las cosas con fe, ya que sin fe es imposible agradarlo (Hebreos 11:6).

El apóstol Pablo instruyó a vivir por fe de principio a fin (Romanos 1:17). En otras palabras, a hacer que su meta sea permanecer teniendo fe en todo momento. Cuando la duda toque a su puerta, responda con fe.

Cuando la duda toque a su puerta, responda con fe.

6. Es la voluntad de Dios que no alberguemos una falta de perdón hacia nadie por ningún motivo (véase Efesios 4:31–32).

Muchos cristianos buscan a Dios a diario a fin de obtener dirección con respecto a sus circunstancias, mientras que a la vez tienen resentimientos contra otros y se niegan a perdonarlos.

He descubierto que escucho a Dios con mayor claridad si mantengo mi corazón libre de ofensas. Jesús dijo que el puro de corazón verá a Dios (véase Mateo 5:8). Ellos podrán discernir con facilidad la voluntad de Dios para sus vidas.

7. ¡Es la voluntad de Dios que demos gracias por todas las cosas!

Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. 1 Tesalonicenses 5:18

8. ¡Sirva al Señor con alegría!

La última vez que pasé un tiempo buscando con seriedad la voluntad de Dios para el resto de mi vida, Él me dijo: ¡Sé feliz, y disfruta la vida! Así que voy a mantenerme haciendo lo que hago en el ministerio y a asegurarme de ser feliz y disfrutar la jornada.

Voy a continuar siendo esposa y madre y a asegurarme de disfrutar la jornada. ¡Sirvamos a Dios con una sonrisa en nuestro rostro y hagámosle saber que Él nos proporciona alegría!

El salmista David afirma que debemos servir al Señor con alegría (Salmo 100:2).

Si ha estado buscando a Dios a fin de conocer su voluntad para su vida, le pido que considere primero si está dedicándose a estos ocho aspectos mencionados y creciendo en ellos, y si no es así, deje a un lado sus otras preguntas y ocúpese de lo que Dios ha dicho que resulta importante para Él.


Tu Cuidas De Mi - Ericson Alexander Molano (Nada Es Imposible)

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martes, 25 de agosto de 2020

Marcos Barrientos - eres rey de los cielos. (letra)

Pecado

 Tomar decisiones importantes sin detenernos a considerar las consecuencias es peligroso y poco sabio, pero eso es exactamente lo que muchos hacen cada día.


La mayoría de las veces terminan lamentando sus decisiones, pero ya es demasiado tarde para evitar las consecuencias irrevocables. Sus sueños y esperanzas se han destruidos, y no pueden dar marcha atrás. Eso fue exactamente lo que le sucedió a la primera pareja al decidir desobedecer a Dios en el Huerto del Edén.

PASAJE CLAVE: Génesis 1.16-24
LECTURAS DE APOYO: Génesis 2.9; 3.6-24; 4.1-8; 6.5, 6-8 | Romanos 6.23 | 1 Juan 1.9

Todas nuestras acciones tienen consecuencias. Es por eso que debemos considerar cuidadosamente las ramificaciones de nuestras decisiones. La historia de la desobediencia de Adán y Eva en Génesis, capítulo tres, nos advierte las consecuencias de ignorar a Dios y sus mandamientos y de decir ceder ante la tentación.

Las consecuencias del pecado de Adán y Eva en el Edén.

Los puso en conflicto con la naturaleza (Gn 3.16-19). Por el pecado de Adán, la tierra fue maldecida. Ya no podría disfrutar de la productividad del Edén, sino que tendría que lidiar con los espinos y cardos para poder obtener alimento. Como resultado de su pecado, Dios le dijo a Eva que los dolores de parto se multiplicarían. Todo el orden natural fue cambiado después de haber pecado, y la vida no fue tan fácil como lo era hasta ese momento.

Los puso en conflicto entre sí (Gn 3.6-13). Después de haber comido del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, los ojos de Adán y Eva fueron abiertos, y se dieron cuenta de su desnudez. Algo murió en su ser espiritual, y comenzaron a verse de manera diferente. Trataron de cubrir sus cuerpos con hojas de higuera e inútilmente intentaron esconderse de Dios. Luego, cuando el Señor les preguntó acerca de su pecado, Adán culpó a Eva y ella hizo lo mismo con la serpiente.

La relación que tenían entre ellos cambió para siempre, como consecuencia del pecado.


Los puso en conflicto con Dios (Gn 3.7, 8). Antes de pecar, Adán y Eva amaban al Señor, pero después sintieron miedo y trataron de ocultarse de su presencia, como consecuencia de la vergüenza y la culpabilidad. Solo una mordida al fruto prohibido arruinó toda su existencia, incluyendo la relación con su Creador. Su desobediencia trajo maldición a la tierra, dificultad para saciar las necesidades, dolor y sufrimiento, y eventualmente la muerte (versículos 17-19). Quedaron separados de Dios espiritual y físicamente, pues los echó fuera del Edén.
Puso a sus hijos en conflicto (Gn 4.1-8).

El pecado de Adán y Eva no solo afecto sus vidas, sino también la de sus hijos. La desobediencia no es un evento aislado, pues sus consecuencias siempre se extienden de una manera u otra a la vida de las demás personas. Adán y Eva tuvieron dos hijos: Caín, un agricultor y Abel, un pastor de ovejas. Cuando los dos decidieron traer sacrificios ante Dios, Caín trajo del fruto de la tierra, pero Abel ofreció un animal del rebaño.

Después del pecado de Adán y Eva, el Señor les había mostrado que las hojas de la higuera no podían cubrir su desobediencia, sino solo la sangre de un animal, al cual mató para cubrir sus cuerpos con su piel. Dios les mostró que el precio del pecado es la muerte, y que el derramamiento de sangre es esencial para obtener el perdón de pecado. Así que la única manera en la que debían acercarse a Él para adorarle era con un sacrificio de sangre.

Caín conocía lo que el Señor demandaba; pero, en vez de darle a su hermano algunos de sus frutos por uno de sus corderos, sencillamente trajo un sacrificio que no contenía sangre. Al ver que el Señor no lo aceptó, se llenó de enojo y celos hacia su hermano, hasta que terminó matándolo.

El pecado es progresivo en su naturaleza y se intensifica con el tiempo. Primero, Eva pecó al comer del fruto; luego le dio a su marido, quien también lo ingirió; y después, el pecado pasó a toda su familia, trayendo como resultado la muerte de su hijo Abel. En Romanos 6.23 se nos dice que: “la paga del pecado es muerte”.

Nunca sabremos adonde nos llevarán las consecuencias del pecado. Aunque tratemos de ocultar nuestra desobediencia, no podremos detenerla y empeorará. La única solución al pecado es la sangre de Jesucristo.

Puso a toda la humanidad en conflicto con Dios (Gn 3.22-24). La desobediencia de Adán y Eva les costó su futuro. Fueron expulsados por Dios del Edén, para que no comieran del fruto de la vida, sino que vivieran en su condición pecaminosa y separados de Él por el resto de sus vidas.
Sin embargo, el Señor les proveyó la piel de un animal que había sacrificado, para demostrarles que el perdón solo puede obtenerse con derramamiento de sangre. Esto fue un símbolo de lo que Dios haría al enviar a su Hijo a morir en la cruz para pagar con su muerte el castigo del pecado de toda la humanidad.

Adán y Eva fueron perdonados por medio de la fe en la promesa de Dios relacionada con el derramamiento de sangre; pero sufrieron consecuencias por su pecado. Tuvieron que irse del Edén, sudar para ganarse el sustento diario y vivir con una naturaleza pecaminosa.

El pecado siguió creciendo con el paso del tiempo. Al llegar a los días de Noé “la maldad de hombres y mujeres iba en aumento. Siempre estaban pensando en hacer lo malo, y sólo lo malo” (Gn 6.5 TLA). Solo Noé halló gracia ante los ojos de Jehová, porque era un hombre justo que caminó con Dios (v. 8). Todas las demás personas, con excepción de Noé y su familia, perecieron en el diluvio.

El pecado sigue destruyendo nuestra vida. Puede que no veamos sus consecuencias de manera inmediata, pero tarde o temprano vemos sus resultados. La única manera correcta para lidiar con el pecado es admitir ante el Señor que le hemos desobedecido. Debemos confesar nuestros pecados, aceptando que hemos desobedecido a Dios y pedirle que nos perdone por la sangre que Jesucristo derramó en la cruz (1 Jn 1.9).

REFLEXIÓN

¿Qué tan a menudo se detiene a pensar en las consecuencias antes de caer en tentación? ¿Ha reflexionado en todo lo que puede suceder si escoge dejarse guiar hacia el pecado? De hacerlo, ¿cómo ha cambiado su manera de pensar en cuanto a ese asunto?

¿De qué manera el pecado le ha causado conflicto con otras personas? ¿Qué ha hecho el Señor en su vida para cambiar la actitud pecaminosa que antes tenía y restaurar su relación con otros?

La relación más importante que se ve afectada por el pecado es la que tenemos con Dios. ¿Se ha arrepentido usted ante Cristo para recibir su perdón y ser reconciliado con nuestro Padre celestial? Si aún no ha hecho esto, por favor, hágalo hoy.

Remuneración

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Promesas

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Fe

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Emergencia

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Fatigar

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Voluntad

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Yo iré

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Pensamientos

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lunes, 24 de agosto de 2020

Vine a adorar a Dios - (Alabanza con letra)

Vocación

 No sé si usted sabía por qué los gansos vuelan en forma de V. Bueno cuando veamos que se acerca el otoño verá ese espectáculo en el aire. ¿Por qué ocurre esto? Observa lo que la ciencia ha descubierto al respecto. Se ha comprobado que cuando cada ganso bate sus alas, produce un movimiento en el aire que ayuda al otro que va detrás de él. Volando en V toda la bandada aumenta por lo menos un 70 % su poder de vuelo que si cada ave volara solo.


Cada vez que un ganso se sale de la formación siente inmediatamente la resistencia del aire, se da cuenta de la dificultad de hacerlo solo y rápidamente regresa a la formación para beneficiarse de la ayuda del compañero que va adelante…. Cuando el líder de los gansos se cansa, se pasa a otro de los puestos de atrás y otro ganso toma su lugar.

Los gansos que van detrás graznan para alentar a los que van adelante, y esto les ayuda a mantener la velocidad. Finalmente, cuando un ganso se enferma, o es herido por un disparo, otros dos gansos se salen de la formación y lo siguen para ayudarlo o protegerlo. Se quedan acompañándolo hasta que está nuevamente en condiciones de volar o muere, y sólo entonces los dos acompañantes vuelven a su bandada o se unen a otro grupo.

Este es un extraordinario ejemplo acerca del tema que tenemos para hoy. Si aplicamos esto a la iglesia descubriremos que una iglesia unida avanza contra la fuerza de los vientos, se cuidan unos a otros cuando se cansan, ayudan al trabajo del líder y están prestos para curar al que puede estar herido. El presente texto comienza con el más grande y necesario llamado: “Unánimes entre vosotros”.

La palabra “unánimes” tiende a ser la parte dinámica de la palabra “unidad”. Es cuando en la gran diversidad se ponen todos de acuerdo bajo un mismo propósito hasta lograr una bendición mayor. El día de Pentecostés estaban todos “unánimes juntos” en oración. Se pusieron de acuerdo y vino después el Espíritu Santo. ¿No es eso interesante? Trabajemos en este mensaje con varias consideraciones que se desprenden dela palabra “unánimes”.

I. LOS PECADOS QUE QUEBRANTAN LA UNIDAD

1. El pecado de la altivez v. 16. Un ideal cristiano es que cuando uno conozca al Señor ya desaparezcan todos mis pecados. Pero esto es parte de la lucha cotidiana. Vamos a verlo de esta manera. Damos por un hecho que aquellos graves pecados de los que antes nos avergonzábamos ya no están presentes.

Que con la ayuda del Espíritu Santo hemos venido venciéndolos cada día. Sin embargo nos damos cuenta que si bien es cierto que algunos de los feos pecados de la carne ya no están, todavía me doy cuenta que hay un pecado del carácter que no se ha ido de mi vida como lo es la altivez. Como Pablo ha venido hablando de la unidad y ahora de estar unánimes, se da cuenta que hay un pecado que afecta directamente la unidad del cuerpo y ese es precisamente la altivez.

La definición de este pecado es muy simple: es uno que piensa más altamente de sí mismo. Esta persona se considera sabio en su propia opinión y es impenetrable a algún cambio pues lo que él piense y cree no amerita ni discusión ni cambios pues es “santa palabra”. Lo otro que esta persona hace es que por su misma arrogancia no se asocia con los humildes. Esto quebranta la unidad.

2. El pecado del menosprecio vv. 17, 19. Es cierto que los dos pecados que acá aparecen, me refiero a pagar mal por mal como la ley del taillon y a vengarse de otros, toman la ley por su propia mano. Esto por supuesto no forma parte de la vida de un creyente.

Bueno, esperamos que así sea. Ya el creyente no le paga con “la misma moneda” a alguien que le haga mal. Tampoco utiliza la venganza como medio para aplicar justicia. Sin embargo cuando buscamos alguna aplicación de estos textos al cuerpo de Cristo nos encontramos que si califico a algún hermano por su forma de ser y no me asocio con él, no le hablo o lo ignoro, en un sentido estoy pagando mal o vengándome y esto genera un menosprecio en mi corazón aunque no me de cuenta. Esto plantea una muy seria consideración en mi corazón.

Pablo nos ha venido hablando en todo este capítulo de la importancia de mantener la unidad de la iglesia. Es un real llamado a revisar continuamente la actitud de mi corazón. Mi hermano, la unidad es más importante que mi propia determinación. Contrario a esto se nos dice que procuremos lo bueno con ellos y dejemos a Dios que juzgue cada acto en otros.

II. LA DECISIÓN INDIVIDUAL QUE CONSTRUYE LA UNIDAD

1. La parte que yo hago para la unidad v. 18. Mis amados debemos reconocer que el asunto de estar unánimes y con ello lograr la unidad dentro del cuerpo no es tarea fácil. Es un asunto de determinación. La paz se construye no esperando que el otro lo haga sino sabiendo cuánta parte me corresponde a mí en este asunto.

Lo que este texto sugiera es que la armonía con otros no está al alcance en todo momento, pero el creyente debe ser responsable de no alterar o estorbar la paz. La frase “si es posible” sugiere lo que yo hago en el cuerpo. Esto significa que en lo personal tengo una buena parte de responsabilidad de preservar la unidad de la iglesia que se expresa a través de la paz y el gozo en el servicio.

Pablo recomienda mi trabajo personal en todo este asunto de guardar la unidad del Espíritu en el “vínculo de la paz”. Esto nos lleva a esta consideración: Ya Dios ha hecho lo que le corresponde en la unidad del cuerpo. Nos ha dejado a su Espíritu Santo sobre quien se dirige toda nuestra vida y decisiones. Pero en medio de esto todos nosotros tenemos que hacer la nuestra. ¿Cuál será mi parte?

2. Procurar la paz entre todos los demás v. 18b. Esta frase nos merece una dedicación especial. El creyente es un pacificador por naturaleza al igual que su Maestro. Esa paz la vive en su corazón, en su hogar, trabajo o la iglesia; pero sobre todo, la comparte. Es la persona que no se deja llevar por sus emociones al no importarle su responsabilidad y participación en el cuerpo.

Quien no procura la paz en el cuerpo de Cristo no le importa su iglesia sino su propio bienestar. La recomendación de Pablo es el más grande reto que debemos afrontar. “Si es posible”, eso habla de una condición en lo que hago en el cuerpo. “Estad en paz con todos” es mi decisión personal. Soy llamado como miembro del cuerpo a contribuir con la paz de afuera, pero sobre todo con la de adentro, la de mi familia en la fe.

Mis amados el sentir del apóstol es que yo soy un constructor de la paz, soy llamado a vivirla y a practicarla. Que no ceda a la tentación de dejar que en el cuerpo de Cristo haya desavenencia por mi culpa. Mi contribución debería ser como la de un Bernabé que frente a los conflictos o malos entendidos, sobre todo los que tuvo con Pablo, sea un agente de paz.

III. LAS ACCIONES QUE FORTALECEN LA UNIDAD

1. Manteniendo el valor de la amistad v. 9. Note que el texto no habla de un amigo sino de un enemigo. ¿Qué hace la justicia con los enemigos? ¿Qué hace una banda violenta contra otros? ¿Qué hace un ejército contra sus enemigos? ¿Qué está haciendo el mundo entero para defenderse de ISIS? Mis amados para el enemigo pareciera haber una sola sentencia: su muerte.

Pero observe el mandamiento de esta palabra. “Si tu enemigo tuviera hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber”. Quién es el único que puede darle de comer y beber al enemigo, un creyente. Quién es el único que puede poner la otra mejilla al enemigo, un creyente. Pablo sigue lo que ya Cristo había dicho sobre el enemigo (Mt. 5:43, 44).

Veamos esto en el contexto de la vida de la iglesia. Lo anterior dicho es para nuestras relaciones de afuera, allí en el mundo donde vivimos y nos movemos. Pero, ¿puede aplicarse este texto en el seno de mis relaciones en la iglesia? ¿Puedo tener enemigos dentro de la iglesia? Esta es la pregunta que debe llevarme a un real examen para saber si estoy contribuyendo con la unidad en el cuerpo de Cristo. Prefiero perder un argumento que perder una amistad.

2. Venciendo con el bien el mal v. 21. Cuando hablamos de la unidad de la iglesia este texto debemos considerarlo detenidamente. En el mundo no se puede dar este principio. Allí la consigna es vencer el mal con el mal.

El creyente es la única persona que por su naturaleza santa posee las armas para vencer el mal haciendo bien. Apliquemos esto a la vida de la iglesia.

El principio de este texto es que yo debo considerarme siempre un canal de bendición. Ante cualquier situación que tienda fraccionar la armonía del cuerpo yo soy llamado a vencer con el mal con el bien. Me llama la atención la palabra vencer.

No somos ajenos al mal aun dentro de la iglesia. Tenemos que reconocer que el primer representante del mal llega a la iglesia antes que todos nosotros. Ya sabemos que se llama Satanás. Así que debo llegar a la iglesia con una disposición de vencer. Tener victoria sobre aquello que en lo personal me afecta, me hace daño.

Vencer ante cualquier actitud de otro hermano que viene peor que yo a la iglesia. Y sobre todas las cosas debo estar presto para vencer el desánimo que es una de las más notables manifestaciones del mal. Pablo nos dice que somos más que vencedores.

IV. LAS BENDICIONES DE GUARDAR LA UNIDAD

1. Dios resuelve mejor las cosas v. 19b. Extrayendo una aplicación de este texto pudiéramos decir que cuando yo actúo por mi propia cuenta sobre alguna posición o algo que me molesta y no tomo en cuenta a mi Dios, lo saco de mi mis planes y hago las cosas según lo que me dicen mis impulsos pero no según lo que me dice el Señor.

La oración “mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor” nos ayuda a entender que Dios siempre hará mejor las cosas que lo que yo pudiera hacer. La tendencia humana siempre será mantener mi postura o posición respecto a algo o con alguien y en eso no puede obrar la justicia de Dios.

Mi oración en esto debiera ser: “Señor pongo en tus manos lo que siento y lo que creo, tú eres el Dios que me ve y conoces mis intenciones, por lo tanto creo que tú lo harás mejor que yo”. La oración “yo pagaré”, como parte de las prerrogativas divinas, nos pone en lugar correcto de hacer las cosas.

En nuestras luchas cotidianas que nos llevan a derramar nuestro corazón delante del Señor, donde en no pocas ocasiones nos postramos y lloramos, le decimos al Señor en oración: “Tú sabes por qué pasan las cosas y tú las resuelves mejor”. Amén.

2. Amontonar ascuas en la cabeza v. 20 b. Esta es una expresión extraña de la Biblia. Algunas otras versiones nos ayudan a verlo de otra forma. Así se traduce: “Haciendo esto carbones encendidos pones sobre su cabeza para que se avergüence”. En el texto anterior vimos como Dios finalmente hace las cosas mejor que nosotros.

En este texto se nos propone ayudar a otros cualquiera sea la situación. Cuando ponemos “ascuas de fuego” sobre la cabeza de otro no lo estamos desechando sino ayudando y hasta corrigiendo alguna actitud o postura para el bien del resto.

Si bien es cierto que el contexto tiene que ver con un enemigo, porque queremos su salvación y su acercamiento, cuánto más si esto lo aplicamos en el campo espiritual los unos a los otros.

Si lo vemos de otra manera, eso es que nuestros hermanos son también nuestros amigos, podemos poner las “ascuas de fuego” también sobres sus cabezas con el propósito que ellas enciendan en el corazón de todos el entusiasmo, el gozo y la motivación para un mejor servicio. Pongamos carbón encendido en la cabeza de otros no para avergonzarlos sino para crear un nuevo y grande amor entre nosotros.

CONCLUSIÓN: Pablo nos reveló todos los elementos que hacen posible la unidad en la iglesia cuando dijo: Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos (Ef. 4:1-6).

Mis amados, la unidad de la iglesia la hace el Espíritu Santo, todos nosotros somos llamados a guardarla y preservarla. Amén.

Planes fieles

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Vosotros

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Breve

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Agradable y perfecta

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sábado, 22 de agosto de 2020

Varón de Guerra - Tony Perez

Misericordia

Misericordia según el diccionario;

1s. f. Sentimiento de pena por los que sufren, que impulsa a ayudarles o perdonarles el mendigo pedía misericordia a los transeúntes. conmiseración, miseración, piedad
2TEOLOGÍA Atributo de Dios por el que perdona a los hombres.
3Pieza parecida a una repisa de los asientos del coro de las iglesias para descansar medio sentado cuando se debe estar de pie.
4HISTORIA, MILITAR Puñal con el que daban los caballeros el golpe de gracia a su enemigo.
5Cantidad pequeña de alguna cosa, en especial de dinero que se da por caridad sólo puedo ayudarle con una misericordia. limosna


Según la Biblia



Miqueas  7:18 ¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. 

7:19 El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.  


Hebreos 4:16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.



Salmos 51:1 Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.

51:2 Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado.

103:8 Misericordioso y clemente es Jehová; Lento para la ira, y grande en misericordia.

Como podemos entender misericordia es no recibir el castigo que merecemos, es pedir perdón a nuestro Padre Celestial y ÉL nos escuchará y perdonara porque abogado tenemos para con Dios a Jesucristo el justo.

Oremos:


Amado Padre celestial nos presentamos ante ti con un corazón contricto y humillado, sabiendo que hemos pecado, te pido perdón por todo lo que hayamos hecho consciente o inconscientemente en contra tuya te pedimos tengas misericordia de nosotros y no permitas nos quedemos en la gran tribulación, cuida nuestra entrada y salida y no permitas que en ningún momento de la vida nos perdamos en algo no agradable a ti, te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor y Salvador. Amén y amén. 



Levantate

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Niño

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Conocer

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No temas

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Bienestar

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Conseguir

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Plan

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La vida

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miércoles, 19 de agosto de 2020

Tengo HaMbre De Ti Jesus Adrian Romero YouTube

Perfección

Salmos 101:1-8 RVR1960
1 Misericordia y juicio cantaré; A ti cantaré yo, oh Jehová. 2 Entenderé el camino de la perfección Cuando vengas a mí. En la integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa. 3 No pondré delante de mis ojos cosa injusta. Aborrezco la obra de los que se desvían; Ninguno de ellos se acercará a mí. 4 Corazón perverso se apartará de mí; No conoceré al malvado. 5 Al que solapadamente infama a su prójimo, yo lo destruiré; No sufriré al de ojos altaneros y de corazón vanidoso. 6 Mis ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; El que ande en el camino de la perfección, éste me servirá. 7 No habitará dentro de mi casa el que hace fraude; El que habla mentiras no se afirmará delante de mis ojos. 8De mañana destruiré a todos los impíos de la tierra, Para exterminar de la ciudad de Jehová a todos los que hagan iniquidad

El cristianismo es una forma de fe, la fe en Jesucristo como Hijo de Dios, Salvador y Señor. Pero también el cristianismo es una práctica; cristianismo sin praxis no es fe cristiana sino sólo religiosidad, ya que “...la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.” Sant.2:17 Como todos los seres humanos somos pecadores, inclinados al mal y la desobediencia a los principios Divinos, el cristianismo es en tercer lugar un “camino de perfección”.

En el salmo que ahora presentamos, el escritor se refiere a ese camino de perfeccionamiento. El salmista y rey David está empeñado en vivir rectamente y hacer que en su reino todos lo hagan, donde no exista lugar para farsantes y mentirosos.

Hoy día la familia y la Iglesia deberían luchar por llevar a sus miembros por ese camino de perfección, dado que la enseñanza de Jesús es “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.” Mat.5:48 El Discipulado es el método propuesto por el Maestro para la formación de los cristianos en ese camino de perfección, la praxis de las enseñanzas del Evangelio y el desarrollo de la fe en Dios.

¿Cómo se caracteriza el camino de perfección?

1. Es un camino de misericordia y juicio. Salmo 101:1
Misericordia y juicio son dos conceptos opuestos. La misericordia es la conmiseración por el dolor del prójimo. El Señor nos invita en el Evangelio, tanto por medio de Sus obras como de Sus palabras, a ser misericordiosos. Así lo afirma Mat.5:7; Lc.6:36.

Por otro lado, el juicio es el acto de discernir entre el bien y el mal actuar de otros, reprendiendo luego y dictaminando una sentencia. La advertencia de Jesús es no juzgar y siempre preferir perdonar las ofensas o malas acciones, ya que somos humanos y carecemos de todas las perspectivas, que sólo Dios tiene, para hacerlo con equidad.


Si llegásemos a juzgar, no hacerlo según lo aparente o superficial sino profundizando en las razones posibles de esa mala actuación. Esto nos conducirá a realizar un juicio justo, es decir misericordioso: Mat.7:1; Lc.6:37; Jn.7:24

Bajo la Ley el juicio es frío y se apega sólo a la letra; en cambio bajo la Gracia, el juicio es hecho con misericordia. Así juzgó Jesús a la mujer sorprendida en el acto de adulterio Jn.8:1-11

El rey y salmista David está comprometido con la misericordia y el juicio Divinos. Desea cantar al Señor de la misericordia y del juicio justo o misericordioso.

El camino cristiano es un camino de misericordia y de justicia, que comienza con la misericordia de Dios en el juicio de la cruz y luego se extiende a toda la vida del discípulo de Jesús.

2. Es un camino de integridad. Sal.101:2
El camino de Dios siempre será una senda de perfeccionamiento. Servir a Dios o seguir a Jesucristo no es algo estático sino dinámico. Él nos llama para salvarnos, sanarnos, renovarnos y transformarnos.

Estas son cuatro dimensiones de la obra de Dios en la vida del convertido: a) Salvación Lc.19:9,10 b) Sanación Jer.17:14 c) Renovación Ro.12:1,2 d) Transformación 2Co.3:18

Si el Señor se ha acercado a una persona, no es solamente para consolarla, salvarla, escuchar sus oraciones y satisfacer sus peticiones; es también para desarrollarla en una vida virtuosa, para comunicar el Amor de Dios en todos sus actos.

Dios desea que seamos “íntegros”, completos, no alcanzados por el mal, con entereza moral; que en Su casa que es la Iglesia, la Familia de Dios, caminemos con rectitud. El camino del cristiano debe ser una permanente búsqueda de la integridad moral y espiritual.

3. Es un camino de fidelidad. Sal.101:3-8
El rey David expresa en este salmo su sentir como autoridad de la nación hebrea, pero éste es un reflejo del sentir de Dios:
a) No le agrada la injusticia; (v.3,4)
b) No le agrada el que ofende y engaña a su prójimo; (v.5)
c) No le agradan la altanería y la vanidad; (v.5)
d) Gusta de la fidelidad, la lealtad al superior; (v.6)
e) Gusta de quien se esfuerza en superarse en el buen proceder, el que busca agradar a Dios y vivir en santidad; (v.6)
f) No le agradan el fraude económico ni la mentira y a quienes los practican les apartará de sí; (v.7)

Justicia, verdad, humildad, fidelidad, superación y honestidad, son virtudes que la familia y la Iglesia deben practicar y enseñar a sus miembros con el buen ejemplo.

Este es el camino de fidelidad que el Señor nos invita a recorrer. El camino del cristiano comienza en la fe sincera en Dios Padre y Jesús, el Salvador, una fe que se expresa en obediencia, sumisión al Señor y sujeción a la Iglesia, resultando en verdadera fidelidad a Dios y Su Palabra.

PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:
1) ¿Cómo puede la familia vivir esta enseñanza?
2) ¿Qué enseñanza de la fe cristiana le ha impactado más?
3) ¿Qué aspectos del Evangelio procura poner en práctica en la actualidad?
4) ¿Qué práctica cristiana le ha sido más difícil realizar?
5) ¿Cree que el cristianismo implica un constante perfeccionamiento o lo entiende de otra forma?
6) ¿Cuál ha sido su principal ayuda en perfeccionarse como cristiano/a?
7) ¿En qué sentidos el cristianismo es un camino de misericordia?
8) ¿Qué desafíos espirituales implica el tema del juicio?
9) ¿Cómo podemos alcanzar integridad moral?
10) ¿Qué debe hacer esta iglesia para permanecer en fidelidad a Dios, aún después que no vivan sus fundadores?
11) ¿Cómo guarda un discípulo fidelidad a la Iglesia?

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