viernes, 26 de abril de 2013

Victoria


Las personas que tomamos decisiones por fe, muchas veces, somos malinterpretadas. Tomamos decisiones que otros no entienden, porque no tienen la misma evidencia que nosotros tenemos. Si tuvieran la misma evidencia, la misma información, sabrían por qué actuamos como actuamos.
La fe no es loca. La fe actúa bajo una evidencia. Puede parecer locura para ciertas personas, pero es que tenemos una información que otros no tienen.
El capítulo 11 del libro de Hebreos, es parte de una secuencia de pensamientos que trae el autor desde los capítulos anteriores. Si vamos al capítulo 10, en los últimos versos, el autor exhorta a traer a memoria los días en que, después de haber sido iluminados, sostuvieron gran combate de padecimientos.
¿Qué es ser iluminado? Ser iluminado es, un día, entender algo que antes no entendías. Pero, ¿qué pasa cuando tú eres el único iluminado en tu casa o en tu trabajo? Sostienes gran combate de padecimientos.
La palabra sigue diciendo que también sufrieron vituperios o abusos, y tribulaciones, siendo convertidos en espectáculo, y en compañeros de aquellos que se encontraban en una situación semejante. Dice, además, que sufrieron con gozo el despojo de sus bienes.
De la misma manera, muchos creyentes hemos dejado ir cosas que ahora no necesitamos, que ya no nos sirven, ya no tienen valor para nosotros, porque hemos sido iluminados, hemos despertado.
Al ser iluminado, experimentas padecimientos, abusos, tribulaciones y despojos, porque el mundo no te entiende.
Hoy día celebramos a Martin Luther King, pero, en sus días, él no era celebrado, sino que era perseguido, porque era un iluminado. De la misma manera, celebramos a muchos otros que, en sus tiempos, fueron perseguidos.
Cuando tú eres un iluminado, sufres las consecuencias de vivir en un mundo que no lo es.
En Hebreos 10:35, dice que no perdamos, pues, nuestra confianza, que tiene grande galardón. Los padecimientos, los abusos, las tribulaciones y los despojos, pueden provocar que perdamos nuestra confianza.
Dice el verso 38 que el justo por la fe vivirá y que, el que retrocediere, no agradaría al alma de Dios. Y sigue diciendo que nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tenemos fe para preservación del alma.
El que se pierde es el que retrocede. Y, el que no tiene fe, al enfrentarse a padecimientos, abusos, tribulaciones y despojos, pierde su confianza, pierde la paciencia, pierde la perseverancia y pierde su alma. Lo que hace la fe es salvar tu alma.  
Por eso comienza el próximo capítulo, capítulo 11 del libro de Hebreos, diciendo que es pues la fe la evidencia de lo que se espera. Porque, aunque estés viviendo padecimientos, abusos, tribulaciones y despojos, la evidencia te dice otra cosa.
Tú podrías perder tu alma, podrías perder tu mente, pero la evidencia que tú tienes te hace preservar el alma, ante los vituperios, ante los padecimientos, ante las tribulaciones, ante los problemas.
Aunque hoy te encuentres en medio de problemas, la evidencia te dice que vas a tener la victoria.

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