viernes, 17 de octubre de 2014

Reino de luz

Dios siempre ha buscado al hombre en el lugar en que está. El problema del hijo prodigo fue uno de ubicación; tomó una decisión y se fue a una provincia apartada. Allí, cuando se vio con los cerdos, se ubicó y dijo: En casa de mi padre, hay abundancia de pan, y yo aquí perezco.
Si vas a donde el hijo prodigo, y le dices: Sin vergüenza, pecador; él cogería rebeldía y seguiría comiendo algarrobas porque nadie quiere demostrar que está mal. A la gente como el hijo prodigo, debes dejarla que coma algarroba hasta que un día se canse y diga: ¿Qué yo hago aquí?
El hijo prodigo, cuando se ubicó en aquella porqueriza y ubica a su padre en su casa, él dice: Yo estoy mejor allí que aquí, ahora voy a decidir llegar allí. La situación del joven cambia, cuando cambia su ubicación, llegando al lugar donde está el padre, que se encontraba en el mismo sitio esperando a su hijo.  Si lees la historia el hijo prodigo, cuando decidió regresar a la casa de su padre, dijo: Me levantaré e iré y le diré: He pecado contra el cielo y contra ti, no soy digno de ser llamado tu hijo, hazme como a uno de tus jornaleros; pero, cuando llega a la casa de su padre y comenzó a decirle estas palabras, el padre lo interrumpe y no le permite que dijera: Hazme como a uno de tus jornaleros.
El padre, que reconoce que su hijo solo estaba desubicado, no iba a hacer que su hijo fuera como un jornalero, ya que por fin se había ubicado en una relación correcta. Él no iba a hacer que su hijo estuviese por debajo de lo que él era, si estaba en la casa del padre. En la casa del padre, era hijo; afuera, en la provincia apartada, era cualquiera que comía algarroba. Todo lo que había que cambiar era la ubicación.
Cuando el hijo se ubica, al fin, ahí hay abundancia, ahí hay bendición, entonces recibe la nueva vida.
Es posible tener vida nueva con una historia vieja, si te ubicas en el lugar correcto.  La nueva vida es una vida de ubicación. Antes que entiendas quien tú eres, Él quiere que sepas dónde tú estás. Él dice que tú estás reconciliado con Cristo; esa reconciliación es la nueva vida. Una nueva vida que te dice que estás ubicado en el lugar correcto, aunque tu historia sea una vieja.
Aunque en tu historia siempre haya una porqueriza y algarrobas, hay un vestido nuevo para ti, si te ubicas en el lugar correcto. No hay necesidad de borrar tu historia para que tengas una vida nueva; no tienes que hacer más placentera la porqueriza, ni tienes que pensarte positivo con los cerdos.
La religión quisiera que te pensaras positivo, aunque fuera en la porqueriza. Quiere que pienses: Estos cerdos no están tan mal, yo los voy a ver bien, me voy a sentir bien comiendo esta algarroba, me imagino que sabe a un pedazo de carne. Pero no; la verdad es que es algarroba y, hasta que tú no entiendas que es algarroba y que no fuiste hecho para comer algarrobas, y te ubiques en el lugar correcto, no vas a tomar las decisiones que tienes que tomar y no vas a hacer los cambios que tienes que hacer en tu vida.
La pregunta es: ¿Dónde te han desubicado tus decisiones? Tus decisiones te hacen pensar que tú eres realmente lo que eres hoy, pero lo que Cristo hizo por ti en la cruz del Calvario fue acortar aquella separación que había entre el hombre y Dios; Él te posicionó. Por eso, él no tan solo te da una nueva vida, sino que, cuando tú recibes a Jesucristo como Salvador, eres trasladado del reino de las tinieblas a la luz admirable.

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