viernes, 17 de octubre de 2014

Dios obra a tu favor

Jesús se para firme ante la tormenta y dice: Calla, enmudece; y el mar se hizo bonanza.  Cuando llega una tormenta, aunque usted esté dentro de su casa bien protegido, lo que perturba es el sonido del viento que, aunque no se ve, se siente y se oye.
Esto mismo sucede cuando una persona está en medio de una crisis; el viento es perturbador y hace que todo lo que te rodea comience a hacer ruido.  Esto sucedía en la barca; el viento soplaba y el agua entraba dentro, y fue entonces que los discípulos se desesperaron y comenzaron a dar gritos y fueron a despertar al Maestro.
Lo peor que sucede, cuando llegan las tormentas, las crisis en tu vida, son los vientos que escuchas. El jefe llama a reunión, y no sabes lo que te va a hablar, pero tus pensamientos son de miedo; si te despiden, qué será de ti y tu familia, el pago del carro, de la casa, los estudios de los hijos.  Y, si te despiden, al llegar a la casa, lo hablas con la esposa, y comienzan los desesperos y los llantos.
Cuando llegan momentos de tormentas, lo mejor es quedar en silencio.  Permanecer tranquilos, confiar en Dios, porque él proveerá.  Entras a tu habitación, y allí te encierras a orar a Dios, confiadamente.
Lo peor que puede suceder, cuando llegan las tormentas, es escuchar esos vientos que perturban.  Llega la familia a opinar: Y ahora, ¿qué será de ti y tu familia? Las amistades comentan: Vas a perder la casa, el carro.  Pero tú, párate firme y calma esas voces.  Declara a tu esposa e hijos: Cálmense, este barco no se va a hundir, no oigan lo que otros hablen, Jesús está en la barca, confíen.  Declara la palabra y las promesas de Dios en tu vida.  Habla lo que tienes que hablar para que, en vez de que haya más tormenta, haya bonanza.
¿De dónde salió el temor de los discípulos?  De su interior, pues al ver a Jesús dormir, pensaban que a él no le importaba, pues le dicen: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?  En otras palabras: Maestro, después que has atendido a miles de personas y has hecho milagros, ¿no te importa lo que nos está sucediendo?  Tenían miedo de que Jesús no tuviera cuidado de ellos.
Seguramente, alguna vez te has encontrado en una situación difícil, llegan los vientos a perturbar, ves que los que te rodean reciben milagros y quizás has llegado a pensar que Dios no tiene cuidado de ti.  Cuando hacemos la pregunta incorrecta, recibimos respuestas incorrectas; y peor es hacer la pregunta y que no te contesten.  Jesús contesta con otra pregunta: ¿Por qué tienen miedo?  En otras palabras: Si tuve cuidado de toda una multitud, ¿no tendré cuidado de ustedes?  Me han visto hacer milagros, ¿y no tienen fe?
Con todo lo que Dios ha hecho a tu favor, ¿tienes fe que en esta situación también te librará?  No te lamentes, ni cuestiones de la fidelidad de Dios.  Dios dice, si cuido de las aves, cuidaré también de ti.  Si ustedes, siendo malos, saben dar buenas dádivas a sus hijos, cuanto más yo, dice el Señor.
En momentos difíciles, toma autoridad sobre esas voces que te dicen que no vas a poder, que vas a fracasar, de que no vas a poder cruzar al otro lado.  Ten fe y confía.  Recibe paz y descanso y verás cómo Dios obrará a tu favor y de los tuyos.

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