domingo, 28 de junio de 2020

Cristo amo a su Iglesia

Efesios 5.21-23

La sumisión es creadora (21). El rendimiento al Señor de la totalidad de la vida deberá manifestarse en una nueva relación: la de someterse “los unos a los otros”. Ello no es una imposición externa, sino más bien una decisión voluntaria.

Por ser así, jamás va a querer el “hundimiento”, el “ahogo”, o el meter debajo de una capa sofocante y mortal a otro ser humano.

Se caería así en la negación de la presencia del Espíritu y del amor que él comunica, que siempre es creador, nunca demoledor.

La sumisión es respetuosa. En lo que resta de su carta, San Pablo describe los dos órdenes que Dios ha establecido para relacionar a los hombres en comunidad: la familia y el trabajo.

El cristiano sumiso respeta los derechos de Dios y cumple adecuadamente con los deberes para con los hombres.

En este sentido la sumisión llega a ser un bien para el hombre y la mujer porque es libre. Además, ambos llegan a gozar de todos los beneficios que dicha sumisión precisa.

Uno de esos beneficios es el amor, lo más grande que el hombre puede dar de sí mismo

Como al Señor (22-24). La relación familiar es esencial en la sociedad humana.

Ella es hecha símbolo por el matrimonio de la relación de Cristo con la iglesia. Nota cuál ha de ser y por qué la relación de la esposa con su marido.

Para pensar. Examina los consejos del apóstol a los esposos (25). Si eres casado, ¿Qué debes hacer hoy para que este orden divino sea efectivo en tu hogar? Si eres soltero, ¿Qué meta te propone el Señor?

Para orar. Por una sumisión creadora y activa

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