miércoles, 11 de noviembre de 2015

Cosas grandes

Le servimos a un Dios que abre puertas, pero también hay ciertas puertas que Dios cierra. Hay ciertos capítulos en la vida que solo Dios puede cerrar, pero lamentablemente, a veces, el ser humano quiere mantenerlos abiertos.
Mateo 25 nos relata la parábola de las diez vírgenes que salieron a recibir al esposo. Cinco llevaron sus lámparas y un repuesto de aceite para recargar la lámpara; estas fueron las sensatas. Las otras cinco solo llevaron la lámpara sin repuesto de aceite; estas fueron las insensatas. El esposo tardó en llegar y todas se quedaron dormidas; pero, cuando el esposo estaba por llegar, las insensatas tuvieron que salir a comprar más aceite porque se les estaba apagando la lámpara, y en eso llegó el esposo, y las prudentes pudieron entrar a las bodas y, después de haberse cerrado la puerta, las insensatas intentaron entrar, pero ya no podían.
Si miras esta historia, todas las vírgenes tuvieron la misma oportunidad; la diferencia estuvo entre la prudencia y la insensatez. Las prudentes fueron preparadas y, aunque tuvieron que esperar, pudieron entrar con el esposo a la boda; las insensatas se quedaron afuera después que se cerró la puerta, por no estar preparadas, ni procurar preparase durante el tiempo de espera. 
¿Cuántas oportunidades has perdido por falta de prudencia? Para el insensato, la puerta que ha sido cerrada, no vuelve a abrir. Hay quienes, luego, tratan de tocar la puerta, como las vírgenes, pero no se les abre. 
Hay quienes viven con puertas cerradas, simplemente por falta de prudencia. Una persona puede ser inteligente, y no ser prudente. Prudencia es saber el momento apropiado para actuar o no actuar. Nadie enseña la prudencia; este conocimiento se adquiere siendo dirigido por Dios. 
Hay gobernantes y líderes que han hecho grandes obras, pero, lamentablemente, a veces son más recordados por una mala decisión o dichos imprudentes. 
La imprudencia cierra puertas que luego no serán abiertas nuevamente. Pero no se puede vivir  lamentándose por aquellas puertas que se cerraron por la imprudencia. Dios es un Dios de oportunidades. Sigue creyendo que nuevas puertas Dios abrirá y procura ser prudente para poder entrar por ellas.
Este mensaje es una alerta de que Dios tiene cosas grandes para ti. Mantén la expectativa de la bendición que viene para tu vida. Cada paso que des, dalo con sabiduría y prudencia, y recibirás lo que Dios tiene para tu vida.  

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