jueves, 9 de abril de 2015

Hacer bien

En el capítulo 1 del libro de Job, Satanás le dice a Dios que Job le servía porque el trabajo de sus manos has bendecido, y por eso sus bienes han aumentado sobre la tierra.
El enemigo quería que Job viviera una vida incorrecta y pensara que Dios no era bueno.  Job comenzó a perder ciertas cosas y aun así no dejó de adorar y creer en Dios.  En los versos 21-22, Job dice: Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré allá. Jehová dio y Jehová quitó:¡Bendito sea el nombre de Jehová! Y la palabra nos añade: En todo esto no pecó Job ni atribuyó a Dios despropósito alguno.
Es importante entender que Job no pecó porque no le echó la culpa a Dios de su problema (v.22).  El hombre justo peca cuando le echa la culpa a Dios de sus problemas o maldiciones.  Dios es un Dios de bendición, paz y gozo.  Esto no significa que en esta vida no tendremos problemas y momentos duros, sino que no podemos declarar que nada de lo negativo que llega a nuestra vida es por causa de Dios.  Si el enemigo logra convencerte de lo contrario, ha logrado poner una separación entre Dios y tú.   
Cree que la promesa que Dios te ha dado es promesa de salvación y bendición en tu vida.  Para esto, hay que poner los valores en el orden correcto.  Acércate a Dios confiadamente, y no te separes atribuyendo despropósito en tu vida.
En Deuteronomio 8, podemos ver las promesas de Dios para sus hijos.  Aquí Dios le dice al pueblo: Has pasado por el desierto, momentos difíciles, y esta aflicción debió provocar en tu corazón la actitud de cumplir los mandamientos.  Mi deseo es mostrarte mi bien y llevarte a la tierra prometida.
Hubo una generación completa (2 millones de personas) que comenzó a echarle la culpa a Dios y no entró a la tierra prometida. Comentaban: Mejor estábamos en Egipto, en el mundo, en el pasado. Por esto, cuando el pueblo fue a entrar a la tierra prometida, Dios le dice a Josué: Cuando des vuelta a Jericó, el pueblo que se calle y verán el milagro que voy hacer a favor de ustedes. 
Hoy día escuchamos lo mismo: El pasado era mejor; vienen problemas, dificultades.  Pero Dios busca una generación que diga: Todo esto ha pasado, y ha sido fuerte, pero aun así seguiremos sirviendo y adorando a Dios porque él nos lleva a la tierra prometida. 
Quizás has estado pasando por un desierto, momentos difíciles, y hoy debes escoger si mueres en el desierto o vives y entras a la tierra prometida; pero, si no tienes nada bueno que decir de lo que Dios va a hacer con tu país, con tu persona y con los tuyos, mejor quédate callado.  No le atribuyas despropósito a Dios de lo que sucede.  Entiende que el propósito de Dios es hacer bien. 

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