jueves, 10 de enero de 2013

Semillas



Dos semillas están juntas en la tierra sembrada.
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La primera dijo:
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” Quiero crecer! Quiero que mis raíces lleguen muy abajo en el suelo y que mis retoños rompan la corteza de la tierra que tengo arriba…
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Quiero desplegar mis tiernos brotes como banderas para anunciar la llegada de la primavera…
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Quiero sentir el calor del sol en mi cara y la bendición del rocío matinal en mis pétalos!”
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Y entonces creció.
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La segunda semilla dijo:
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“Tengo miedo.
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Si dejo que mis raíces vayan hacia abajo, no sé qué encontraré en la oscuridad.
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Si me abro camino a través del suelo duro por sobre mi puedo dañar mis delicados retoños…
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¿Y si dejo que mis brotes se abran y una serpiente trata
de comerlos?
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Además, si abriera mis pimpollos, tal vez un niño pequeño me arranque del suelo.
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No, me conviene esperar hasta que sea seguro”.
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Y entonces esperó. Un ave que andaba dando vueltas por
el lugar en busca de comida, encontró a la semilla que esperaba y enseguida se la tragó.
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“El que al viento observa, no sembrará,y el que mira a las nubes, no segará.
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Por la mañana siembra tu semilla,y a la tarde no dejes de reposar tu mano.”
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(Eclesiastés. 11: 4-6)
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Cualquiera que oye estas palabras mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca; y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; pero no se cayó, porque había sido fundada sobre la roca. Mateo 7:24,25.

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