jueves, 2 de junio de 2016

Oración

¿Por qué es que tantos cristianos desatienden su vida de oración? La razón número uno por la que esto sucede, es porque la sociedad moderna se ha acostumbrado a lo instantáneo (café instantáneo, arroz instantáneo, fotos instantáneas, etc. etc.). Estas conveniencias modernas nos han convertido en personas impacientes, y ya no queremos las cosas ahora, sino que las queremos ayer. Y desdichadamente, con frecuencia muchos aplican esta manera de pensar en cuanto a Dios y las oraciones.
El grave problema que existe con esta conducta, es que a pesar de que Dios puede contestar nuestras oraciones de inmediato, esto no siempre sucede así. Recordemos que todo tiene su tiempo, así que las cosas que suceden, suceden en el tiempo perfecto de Dios, y no necesariamente en el nuestro [1]. Y es exactamente por esta razón que no podemos tratar de aplicar la mentalidad instantánea a Dios, sino que tenemos que aprender a esperar en Él [2]. Cuando aprendemos a confiar y a esperar en Dios, seremos fortalecidos, y recibiremos bendición tras bendición [3]. Pero debido a la mentalidad instantánea que muchos hemos desarrollado, muchos desatienden su vida de oración pensando que Dios no les escucha, o que porqué Dios conoce nuestras intenciones y/o necesidades antes de que le pidamos su ayuda [4], no es necesario, o quizás no es tan importante orar. Pero esto no puede estar más lejos de la verdad porque simplemente sería imposible, ya que la Palabra de Dios nos llama a ser “…constantes en la oración… [5]. ¿Por qué somos llamados a la oración?
Existen dos razones principales por la que somos llamados a ser “…constantes en la oración…” La primera razón es porque la oración, es la única arma que nosotros podemos usar para defendernos de los ataques del enemigo, y atacar a esos poderes de las tinieblas que tratan de invadir nuestra mente, nuestro hogar, y nuestra familia. Poderes de las tinieblas que tratan de desalentarnos, y encerrarnos dentro de prisiones de depresión, apatía, y desánimo. La segunda razón por la que somos llamados a la oración, es porque la oración produce tres bendiciones inmediatas en la vida de un cristiano fiel. ¿Cuántos desean recibir tres bendiciones inmediatas cada vez que oren? Pasemos ahora a la palabra de Dios para descubrir las tres bendiciones que desatamos sobre nosotros al orar.
Hechos 12:5-16 – Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él. 6 Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel. 7 Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos. 8 Le dijo el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme. 9 Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, sino que pensaba que veía una visión. 10 Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y salidos, pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él. 11 Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba. 12 Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando. 13 Cuando llamó Pedro a la puerta del patio, salió a escuchar una muchacha llamada Rode, 14 la cual, cuando reconoció la voz de Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que corriendo adentro, dio la nueva de que Pedro estaba a la puerta. 15 Y ellos le dijeron: Estás loca. Pero ella aseguraba que así era. Entonces ellos decían: ¡Es su ángel! 16Mas Pedro persistía en llamar; y cuando abrieron y le vieron, se quedaron atónitos.
Cuando leemos este capítulo completo, encontramos que el rey Herodes estaba persiguiendo a algunos de la iglesia, y que había ejecutado a Santiago el hermano de Juan, y que había mandado a prender a Pedro para ejecutarle también [6]. Otro detalle que también encontramos, es que Herodes no quería tomar el riesgo de que Pedro pudiese escapar, y por lo tanto mando a que fuese custodiado por “…cuatro grupos de cuatro soldados cada uno…” (16 soldados), y como si esta medida de seguridad no fuese lo suficiente, Pedro también estaba encadenado a dos de los soldados [7].
¿Cuántos dirían que el rey tomo precauciones extremas? Claro que si, y ¿saben por qué lo hizo? Lo hizo porque él había arrestado a los apóstoles en una previa ocasión, pero ellos se le escaparon de las manos [8]. Así que el rey pensó que estas medidas de seguridad extremas evitarían que Pedro pudiese escapar, y asegurarían que él le pudiese ejecutar. Pero independientemente de lo que el rey pudiese pensar y planear, la iglesia tenía un plan muy diferente en mente. Despierta al que tienes a tu lado y dile: la iglesia oraba.
Cuando tomamos el tiempo de hacer una comparación entre lo que sucedió en ese entonces, y lo que sucede en nuestra vida, no es difícil concluir que no existe mucha diferencia entre el padecimiento de Pedro en ese entonces, y el sufrimiento de muchos hoy en día. La razón por la que digo esto, es porque en estos versículos, el rey Herodes no es nada más que una representación del enemigo de las almas. ¿Cómo así? Hagamos ahora una pequeña comparación entre el rey y el diablo, para determinar si lo que les digo tiene sentido.
Herodes odiaba y perseguía a la iglesia, y el diablo odia la iglesia. El rey se propuso encarcelar y encadenar a los cristianos, y el diablo se ha propuesto lo mismo. A través de la vanidad, falsas doctrinas, religiones, y falsos maestros, el diablo y su ejército de demonios ha encerrado y encadenado a muchos en prisiones de ignorancia, sufrimiento, y dolor. Herodes busco ejecutar a los cristianos, y el demonio mentiroso, con su ejército de demonios, busca matar la vida espiritual y relación con Dios de los creyentes, a través de la impaciencia. El rey Herodes tenía el poder para llevar a cabo lo que pretendía, y los poderes de las tinieblas son una fuerza real [9], la cual continuamente trata de apartar a las personas de Dios. Así que haciendo esta breve comparación, creo que todos estaremos de acuerdo cuando digo que el rey Herodes es una representación del enemigo de las almas. Y como les dije previamente, existe solo una arma que podemos usar para defender, y atacar, a los poderes de las tinieblas. Dile a la persona que tienes a tu lado: hay poder en la oración [10].
Como les mencione al inicio, la oración produce tres bendiciones inmediatas en la vida del creyente fiel. ¿Cuántos desean recibir tres bendiciones inmediatas al orar? Claro que todos. Examinemos ahora las tres bendiciones que recibimos al orar.
La primera bendición que recibimos al orar, es la paz [11]. Fíjense bien en los versículos que estamos estudiando hoy para que entiendan lo que les estoy diciendo. La palabra de Dios nos declara: “…Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él. 6Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel...”
Como podemos claramente ver, Pedro se encontraba encarcelado y encadenado a dos soldados. El apóstol estaba encarcelado esperando su ejecución, sin la más mínima esperanza de escapar. ¿Cuál fue la actitud que demostró el apóstol? El apóstol no estaba nervioso y preocupado con lo que le sucedería en solo unas horas, tampoco estaba rogándole al rey que tuviera misericordia, y que le perdonara la vida. A pesar de las condiciones que existían, el apóstol estaba durmiendo cómodamente. Despierta al que tienes a tu lado y dile: Pedro estaba dormido. Me atrevo a decir que dada las circunstancias, muy pocos de nosotros, si acaso alguno, seriamos capaces de hacer lo mismo.
Reflexionemos en esto por un breve instante, para ver si lo que digo tiene sentido o no. Pensemos en esto por un breve momento. ¿Cuántos han perdido el sueño debido a preocupaciones? Claro esta en que no hablo de preocupaciones que nos puedan costar la vida, como en el caso del apóstol. Sino más bien me refiero a preocupaciones que cuando las comparamos al gran esquema de la vida, en realidad no son de tan gran importancia. Pero a pesar de esto, son cosas que nos roban la paz y el sueño. ¿A cuántos le ha sucedido esto? En el caso del apóstol, las circunstancias que le rodeaban eran extremadamente difíciles, ya que estaba esperando ser ejecutado. Sin embargo, Pedro dormía cómodamente.
¿Cómo pudo el apóstol lograr dormir? Existen dos razones que le permitieron el sueño. La primera razón fue porque él sabía que su vida no estaba en manos de hombres, sino que estaba en manos de Dios. El apóstol estaba convencido de lo que encontramos en Salmos 27:1 que nos dice: “…Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?..” La segunda razón por la que él pudo alcanzar el sueño la encontramos aquí cuando leemos: “…la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él…”
Hermanos, nuestras oraciones y las oraciones intercesoras de nuestros hermanos, desatan paz en nuestra vida. Y la realidad es que aunque existen numerosas bendiciones, la paz tiene que ser la mejor de todas. La paz nos permite descansar en momentos de tribulación; la paz es ese sentimiento de armonía interior que recibimos de Dios, el cual nos permite confiar más en Dios, y vencer los ataques del enemigo [12]. ¿Por qué es la paz tan importante? La respuesta es simple, Dios es el Dios de paz [13]. Así que dile a la persona que tienes a tu lado: hay que orar.
La segunda bendición que la oración produce en la vida de un cristiano fiel es liberación. Fíjense bien en lo que sucedió a continuación para que entiendan lo que les estoy diciendo. Aquí encontramos que se nos dice: “…Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos...” ¿Cuántos pueden decir gloria a Dios? Hermanos a pesar de todas las precauciones extremas tomadas por el rey, a pesar de que Pedro estaba encadenado a dos soldados, y encerrado en la prisión custodiado por 16 soldados, el apóstol fue liberado. Dile a la persona que tienes a tu lado: hay poder en la oración.
Las puertas de la prisión fueron abiertas, las cadenas que le ataban cayeron de sus manos, y los soldados que le custodiaban ni tan siquiera le vieron. Este es el Dios que nosotros servimos; servimos al Todopoderoso. Servimos al Dios que independientemente de las circunstancias que puedan existir a nuestro alrededor, Él no nos abandona y está dispuesto a liberarnos y ayudarnos en todo momento [14]. Y este el Dios de quien debemos siempre testificar.
Como he predicado en numerosas ocasiones, el ejército del enemigo de las almas no descansa. Este ejército esta constantemente atacando, y/o esperando a que caigamos en las trampas y emboscadas que nos tienden, con el propósito de separarnos de la presencia de Dios. Y al igual que el rey Herodes, tomara medidas extensas para mantenernos encerrados y encadenados en las prisiones de este mundo. Como les dije previamente, la única arma para combatir al ejército del maligno es la oración. ¿Te encuentras en una prisión de sufrimiento, preocupaciones, y dolor? ¿Estas atado a problemas y situaciones que te roban el sueño y la paz? Entonces escucha hoy lo que la palabra de Dios te dice: “…Levántate pronto…” ¡Comienza a orar! Dile a la persona que tienes a tu lado: la oración libera.
La tercera bendición que produce la oración son los milagros. Fíjense bien lo que sucedió aquí. Después que Pedro salió de la prisión, él se dirigió a lo que podemos decir iglesia, o lugar de reunión. En otras palabras, al lugar donde estaban reunidos orando por él. Pero fíjense que interesante lo que sucedió a continuación: “…Cuando llamó Pedro a la puerta del patio, salió a escuchar una muchacha llamada Rode, 14 la cual, cuando reconoció la voz de Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que corriendo adentro, dio la nueva de que Pedro estaba a la puerta. 15 Y ellos le dijeron: Estás loca. Pero ella aseguraba que así era. Entonces ellos decían: ¡Es su ángel! 16 Mas Pedro persistía en llamar; y cuando abrieron y le vieron, se quedaron atónitos…”
Lo que hemos visto que sucedió, en si es algo un poco cómico. La razón por la que digo esto es porque ellos estaban reunidos en este lugar con un propósito. Los que estaban reunidos en este lugar, estaban orándole a Dios por la liberación del apóstol. En otras palabras, ellos les estaban presentado el problema a Dios, y le pedían que interviniera. Pero aparentemente ellos no tenían mucha confianza en que sus oraciones serian escuchadas, y es exactamente por eso que cuando la muchacha llamada Rode anuncio que Pedro estaba a la puerta, todos pensaron que se había vuelto loca. En otras palabras, ellos dudaron del poder de la oración. Y aquí existe una gran lección para nosotros hoy.
Como cristianos fieles, no podemos dudar del poder de Dios y de las oraciones, sino que tenemos que pedir completamente confiados; no podemos tener dudas, tenemos que pedir con fe [15]. Pero desafortunadamente, la duda es una de las cadenas que atan a muchos, y por consecuencia la vida de oración de muchos cristianos lentamente muere. ¿Por qué sucede esto? Sucede porque el error más grande que los cristianos cometemos, es que nos envolvemos tanto en las tribulaciones y circunstancias que nos rodean, que en lugar de orar completamente confiados en el poder de Dios, oramos como he dicho en otras ocasiones, “por si acaso.” Y este es un tipo de oración que nunca debemos elevar, sino que nuestras oraciones tienen que ser completamente confiando en el Señor. Como les he repetido ya varias veces en esta predicación, la oración es la única arma que tenemos disponible para defendernos, atacar los poderes de las tinieblas, y desatar el poder de Dios en nuestra vida.
Los que estaban reunidos en ese lugar oraban unánimes, ellos levantaron un clamor al cielo, y a pesar de que quizás no todos estaban muy confiados del poder, soberanía, y majestad de Dios, Él escucho y se glorifico. Dile a la persona que tienes a tu lado: mantenme en tus oraciones. La oración de ellos desato un milagro, y nuestras oraciones también pueden hacerlo.
Para concluir. Como fieles siervos de Dios, no podemos desatender, o menospreciar el poder de la oración, y nuestra vida de oración. Ya que la oración constante es la que nos dará la paz, liberara de las prisiones de este mundo, y desataran milagros en nuestra vida.
Como pudimos apreciar, no existe mucha diferencia entre nosotros y lo que le sucedió a Pedro en este instante. Digo esto porque la línea de los reyes Herodes simboliza el ataque despiadado de Satanás contra la iglesia. Herodes el grande trato de matar a Jesús [16]; su hijo, Herodes Antipas, mando a matar a Juan el bautista [17]; su nieto, Herodes Agripa, decapito a Jacobo [18], y ahora tenía a Pedro encerrado en la prisión para ejecutarle después de la pascua. Pero al mismo tiempo que Pedro sufría la prisión, la iglesia sufría con él, pero de rodillas en oración. ¿Cuál fue el resultado? El resultado final fue que las cadenas que ataban a Pedro cayeron de sus manos, las puertas de la prisión se abrieron, y Pedro quedo completamente libre.
Como cristianos fieles, nunca podemos olvidar que existe gran poder en la oración. Nunca podemos olvidar que las oraciones sinceras y perseverantes de la iglesia, desataron paz en la vida de Pedro. Nunca podemos olvidar que las oraciones sinceras y perseverantes de la iglesia, produjeron la libertad de éste siervo fiel. Nunca podemos olvidar que las oraciones sinceras y perseverantes de la iglesia, desataron lo que solo puede ser descrito como un milagro en la vida de este varón.
Ahora la pregunta que queda es, ¿deseas obtener paz, liberación, y milagros en tu vida? Entonces examina bien de cerca tu vida de oración, y clama al Padre. Nunca olvides que Dios está presente para liberarte; que Dios está presente para perdonarte, y que Dios está presente y escucha nuestras oraciones.
[1] Eclesiastés 3:1; 2 Pedro 3:9
[2] Salmos 37:34; Lamentaciones 3:25
[3] Isaías 40:31
[4] Salmos 139:1-4; Mateo 6:8
[5] Romanos 12:12
[6] Hechos 12:1-3
[7] Hechos 12:4-6
[8] Hechos 5:17-19
[9] Efesios 6:12
[10] Santiago 5:16
[11] Filipenses 4:6-7
[12] Romanos 16:20
[13] 1 Tesalonicenses 5:23; 2 Tesalonicenses 3:16
[14] Jeremías 33:3; Isaías 41:10
[15] Santiago 1:6
[16] Mateo 2:16-18
[17] Mateo 14:6-9
[18] Hechos 12:1–2

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