Al hablar de amor tenemos que hablar de sujeción a nuestros esposos.
Cada vez que hablamos de sujeción, las mujeres piensan dentro de sí: "ahí viene una pedrada para mí", mientras los hombres empiezan a sonreír como quien dice "Pastor, ya me hizo el día". Pero no debería ser así. Primero, la sujeción no es sólo para las mujeres, empieza por el hombre. Éste debe sujetarse a Cristo, su cabeza. Segundo, no es mala, es buena. Dios no hubiera mandado algo que nos hiciera daño.
Muchas mujeres huyen a la sujeción porque no han entendido su poder. Creen que Dios les ordenó menospreciarse. Esto lo creen porque no han entendido el respaldo de Dios cuando lo practican. Antes que nada mujer, debes comprender que lo que el Señor le pidió al marido es más difícil. La orden para el hombre es morir, no sujetarse. Estoy seguro que a cualquiera que le apunten un arma a la cabeza y le digan "o te sujetas o te mato" se sujetaría. Es porque morir es más difícil, y eso fue lo que Dios le pidió al esposo.
Si el Señor le dio al hombre autoridad en el hogar, también le dio responsabilidad, y El no escuchará a aquel que abusa de ese poder. El resiste al esposo para quebrantar su corazón y para que éste se de cuenta que no hace bien. El Señor me dio a entender que sólo aquellos hombres que honren a su mujer y respeten la ternura y sensibilidad de ella podrán tener comunión con el Espíritu Santo, porque el Espíritu es más sensible que las mujeres. Pero cuando son duros y ásperos con sus esposas, el Señor se aparta de ellos en sus oraciones, buscando que se humillen y arrepientan por esa dureza. Aquel que se endurece con su esposa, su corazón se endurecerá con Dios. Por eso Dios ni recibe las ofrendas de los esposos desleales a sus esposas (Malaquías 2.13-14)
La Biblia dice que una buena mujer es corona de su marido, pero que una mala mujer es una gotera sobre su cabeza. En Proverbios dice que la mujer es el bien de Dios, pero Eclesiastés dice que la mala mujer es más amarga que la muerte. Mujer, tú escoges que serás para tu esposo: la mayor bendición que ha recibido de Dios, o el mayor dolor de cabeza que sufre. Escoge el bien, y el Señor te ayudará a relacionarte con tu esposo. amen
No hay comentarios:
Publicar un comentario