domingo, 11 de diciembre de 2011

Renovar mi vida sexual


Cantares 1: 2
Dios creó al ser humano incluyendo el sexo, está diseñado para que lo disfrutemos, “no es del diablo” sino Su creación.
No es verdad que “ya sabemos todo acerca del tema” porque, tal como queremos madurar en otras áreas de nuestra vida, debemos hacerlo en el área sexual. Y no se trata de aprender una serie de pasos o técnicas (que en cualquier libro de sexualidad se pueden leer o consultando a un sexólogo o médico) sino de conocer un proceso que involucra actitudes, pensamientos y sentimientos. Las mujeres no podemos dejar de lado el sexo, debemos crecer en conocimiento y madurar en ese proceso. Si fuera algo malo o negativo, Dios no lo habría creado.

Algunos conceptos erróneos acerca de la vida sexual.
1-El cuerpo es malo y sucio.
Debemos desterrar este concepto. Creemos que “ya no es así”, “no se cree eso”, pero pregunto: ¿Alguna vez admiraste o te enorgulleciste de tus genitales? ¿Alguna vez le diste gracias a Dios por tu vagina?
Le damos gracias al Señor por los ojos (o por otra parte del cuerpo) pero no por la vagina. Aún nos queda el concepto de que es una parte “medio chancha” y no la miramos porque “no lo merece.” Si no estamos orgullosos de nuestro cuerpo es porque, en el fondo, creemos que “no es bueno”, y no lo cuidamos y lo escondemos.
Dios creo todas las partes de mi cuerpo y son buenas.
2- Los hombres tienen necesidades sexuales y las mujeres no.
¡Eso es mentira! Hay miles de mujeres que dicen: “Yo lo hago para darle el gusto a él,
para que no se vaya con otra, pero en realidad, me da lo mismo.”
En una encuesta realizada, a ambos sexos, se preguntó “qué era lo que más los excitaba.” Los hombres dijeron: “Viendo películas pornográficas”, y las mujeres: “viendo cuerpos desnudos pero en escenas románticas.”
Los investigadores decidieron probar si era verdad y analizaron sus reacciones, y resultó que el cuerpo de las mujeres también se excita con películas pornográficas, pero que, “mientras su cuerpo decía “sí”, su mente decía que “no”.
Fisiológicamente las mujeres tenemos los mismos deseos y necesidades que los hombres, pero la mayor complicación está en la mente.
Debemos lograr que la mente y el cuerpo coincidan, y digan lo mismo.
¿Y cómo hacemos para que se pongan de acuerdo mente y cuerpo?
Todos los conflictos sexuales son fáciles de resolver pero da pudor hablarlos. Hay mujeres que sienten dolor en sus relaciones sexuales, por vaginismo, etc., y estos síntomas aparecen cuando el cuerpo dice “sí” y la mente “no”. Y cuando dice que “no”, por más que el cuerpo quiera, no se logrará nada, por eso hay que trabajar la mente.
El sexo es energía. En una relación sexual se mueven muchas cosas y, al no practicarla, hay que sublimar esa energía.
Las viudas, solteras, todas aquellas mujeres que no tienen pareja, deben sublimar esa energía con otras actividad (tejer, estudiar, pintar, hacer gimnasia), porque si se quedan todo el día en sus casas, sin hacer nada, se sentirán mal.
Y las “bien casadas” (¡no pueden tener sexo una vez cada tanto!) deben practicarlo.
¿Por qué el cuerpo no coincide con la mente?
Muchas veces por:
1) experiencias sexuales negativas en el pasado: abuso, violación, agresión,
2) pertenecer a familias en las que no se hablaba del tema,
3) ir a una iglesia donde enseñan que la vida sexual es pecado y trasmiten culpa: “no tengas sexo con tu marido inconverso” Así te obsesionas y, por más que fisiológicamente tu cuerpo está bien, apto, preparado y dice que “sí”, la mente dice “no”.
4) tener un marido agresivo, sucio, desapasionado, que te hace sentir como un objeto, usada, y aunque el cuerpo pueda decir “sí”, la mente dice “no”.
5) utilizar el sexo como manipulación. Le dice a su pareja: “Si me das esto, entonces te doy sexo; si no me lo das, esta noche no pasa nada” (colocándose ella misma como objeto o en un juego mecánico.)
Debemos intentar todo lo que esté a nuestro alcance para que el cuerpo coincida con la mente.
3- El orgasmo simultáneo.
Éste es otro concepto erróneo, dice que “la pareja se lleva bien sexualmente cuando los dos llegan al orgasmo en el mismo momento”, y ese es un mito.
En una encuesta realizada, se descubrió que sólo el 25 % de las mujeres alcanzan el orgasmo a través de la penetración, el 75 % necesita estimulación adicional del clítoris; el 11 % son mujeres anorgásmicas y el 1% son multiorgásmicas (que pueden tener varios orgasmos sucesivos.)
Una mujer puede ser anorgásmicas por no conocer que tiene un clítoris y su esposo no la estimula porque busca el propio placer y no la tiene en cuenta.
Si a todas estas causas de falta de placer, le agregamos el mito del “orgasmo simultáneo”, se le añadirán más conflictos a la mente.
Si en una relación sexual con tu marido no tuviste orgasmo pero la pasaste bien no importa; lo cierto es que estuvieron juntos, se abrazaron, besaron, acariciaron, se dijeron cosas lindas y el amor sigue creciendo (con orgasmo o sin orgasmo).
Lo importante es estar juntos y amarse.
4-No tengo ganas.
Es común oír: “No tengo ganas de nada”, “Nunca quiero tener relaciones.” Pregunto:
¿Y cuántas cosas hacemos en el día que no tenemos deseos de hacer? Con el sexo pasa igual, aún sin ganas hay que practicarlo, cuanto más se practique nuevos deseos nacerán y hasta que se haga un hábito.
5- Mi marido no es cristiano.
Hace días oímos una revelación de Dios en una prédica del pastor Bernardo: cada vez que respiramos nombramos a Dios. Y en una relación sexual hay mucha respiración, muchas palabras que nombran a Dios. Por lo tanto una relación sexual siempre es cristiana y no tiene nada que ver que uno no lo sea.
6-Él no quiere tener más sexo conmigo, “no le atraigo más”.
Si el varón que no tiene deseo sexual es joven, deben consultar a un sexólogo que se lo solucionará rápidamente pues puede sucederle por diversas causas: estrés, una medicación que esté tomando, etc. Pero si el hombre tiene más de 45 años, es porque baja el índice de la testosterona, entonces se vuelve un poco más femenino, va perdiendo “el macho” que lo caracterizaba.
Y no es la mujer la que no tiene deseos sino el hombre que, tal vez sea más espaciado.
Dios hizo la sexualidad para que la disfrutemos.
Consejos para los hombres:

  1. No hablen durante la relación sexual.
  2. No sean ni delicados ni bestias, brutos.
  3. No miren una película subida de tono y enseguida quieran tener sexo con su esposa.
  4. Sepan que después de eyacular nosotras seguimos existiendo.
  5. Cuando le decimos algo lindo o los acariciamos es sólo eso, no queremos nada más, ¡no insistan, no queremos sexo en ese momento!
  6. Y teniendo en cuenta que “tu auto” estaciona en “mi garaje”: “Querido recordá mantener la cuota al día, estacionar siempre en el mismo garaje, que hay días feriados en los que el garaje cierras sus puertas, pero que hay otros días de estacionamiento, sin cargo, que son los días festivos y que siempre sos “bienvenido” pues, en definitiva para nosotras, el cliente siempre tiene la razón.

El sexo es fiesta y practicarlo tiene que ser una festejo (no de cumpleaños una vez al año). Dios quiere que lo disfrutemos todos los días y si no tenés marido, sublimá.
El Amor.
La palabra amor está muy mal usada últimamente, muy vapuleada. Decimos a nuestra pareja “te amo” y después usamos expresiones como: “amo este peinado”, “cómo amo las hamburguesas”, “amo esa ropa”, confundiendo el término.
En Cantar de los Cantares hay tres expresiones para referirse al amor:

  1. Rayá: que se refiere al amor de amigo, de compañero. Es la persona a la que le podrías contar cualquier cosa porque confiás en él.
  2. Ahabah: se traduce como un gran cariño, tan fuerte, que lo único que querés es estar con esa persona. Es un amor de compromiso, todo el tiempo estás pensando en él más que en cualquier otra persona, es un amor que te hace vivir con ella por siempre. Dice la Biblia que ese amor es fuertecomo la muertey lo único que querés, es expresarlo.
  3. Dod: Es el amor que acaricia, sexual, erótico. Por eso dice: Si el me besara con besos de su boca, porque es el amor que toca, que abraza y penetra.

Cada una de estas formas de amor son:
una llama que se enciende individualmente.
El problema surge cuando queremos encenderlas individualmente y recibir el calor de todas.
Hay matrimonios que viven por muchos años un amor “Ahabah”, es decir mucho compromiso, o “Raya” (amor de amigos) pero no tienen mucho “amor Dod”, no hay pasión, erotismo, ni sexo y, de a poco, comenzará a desparecer porque falta un área.
Otras parejas, sólo tienen el amor Dod, sólo se unen por sexo, por instinto, pero no hay compromiso, ni amistad, están un rato juntos nada más y, en ese tiempo, pretenden recibir el calor de los tres pero no quedan satisfechos porque estamos para más. Cuando el amor es sólo sexual traerá frustración: “Me acosté con ese hombre pero él no quiere compromiso”, falta el calor Rayá, Ahabah; siempre tendrás frío porque estás hecho para más. Por eso Dios dice que en el matrimonio, los dos serán una sola carne; está diciendo que es un amor más profundo que incluye espíritu, alma y cuerpo, y si además se une la llama del amor de Dios, crecerá, crecerá, crecerá.
Fuerte como la muerte es el amor.
¡Hay algo más profundo! La profundidad espiritual que se consigue sólo cuando Dios enciende Su llama y la une a las nuestras ardiendo en su totalidad.
Cuando tu esposo es tu amigo, tu compañero, hay un compromiso entre ambos, sueños y metas por lograr juntos, él te hace feliz y vos lo hacés feliz sexualmente, las tres llamas se unen y el calor es inmenso, y agregado al calor del Dios del universo, arderán cuando Dios arda.
Serás esa pareja que cuando las vemos, se ve a Dios en medio de ellos.
Dios quiere que ambos ardan y tengan Su fuego, entonces todo lo que hagan les saldrá bien.
No mires el pasado, Dios hace nuevas todas las cosas. Nunca aceptes algo menos de lo que Dios quiere para tu vida porque Él pensó en amor, compañía, compromiso y en una experiencia espiritual más profunda: las tres llamas del amor unidas a la llama del Espíritu de Dios

No hay comentarios:

Publicar un comentario