martes, 6 de julio de 2010

El valor de la comunicación

El final del siglo XX y los comienzos del siglo XXI pueden pasar a la historia como la "era de las comunicaciones". El advenimiento de la radio, la TV, los discos, las comunicaciones vía satélite, los CD, los DVD y el lanzamiento de la Internet nos han traído al mundo un paquete de herramientas de comunicación como nunca antes las habíamos tenido.
Sin embargo, según Nancy Terry en su libro Couples and Work (Parejas y Trabajo), las parejas de hoy hablan de las cosas importantes de la vida solamente unos 27 minutos por semana, ¡menos de cuatro minutos por día! Es cierto que dicho estudio citado por Terry fue hecho en los Estados Unidos, pero me da la impresión de que las parejas latinoamericanas están pasando también por una crisis de comunicación. Por eso quiero destacar la importancia de una comunicación clara. Dios es un Dios comunicador por excelencia. Él determinó que toda la creación debería hablarse mutuamente. El Salmo 19, mi "salmo favorito de la comunicación" dice: "Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz. Por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras".
Si toda la creación se comunica entre sí ¿por qué nosotros no nos podemos entender en casa?
Si quieres ser una mujer que prospera, necesitas encontrar la forma de comunicarte efectiva y transparentemente con tu esposo. Contarle tus triunfos y compartir tus inquietudes. Celebrar las victorias y llorar juntos las derrotas.
Hace muchos años, en algún lugar de los Estados Unidos, creo que en Chicago, escuché al Dr. James Dobson, fundador de Enfoque a la Familia®, hablar sobre las dificultades que tienen las parejas para comunicarse efectivamente. Él decía que una de las raíces del problema es que las mujeres tienen un vocabulario mucho más avanzado que los varones. Las damas, en general, tienen un léxico de unas ochenta mil palabras, mientras que sus esposos solamente cuentan con cuarenta mil. Yo pensé inmediatamente: "El problema que yo tengo es que para cuando llego a mi casa, ya dije mis cuarenta mil palabras, y mi esposa, que se pasó todo el día con los niños, ¡todavía no ha empezado con sus ochenta mil!".
La verdad es que finalmente la ciencia ha descubierto lo que todas las mujeres han sospechado a través de los siglos: ¡los hombres no estamos bien de la cabeza! En su libro Cómo criar a los varones, el Dr. Dobson explica que entre la sexta y la séptima semana de vida, el cerebro de aquellos bebés que han de ser varones sufren un "baño" de la hormona llamada testosterona que, literalmente, daña ciertas zonas del cerebro. Una de estas zonas está asociada con el habla y la comunicación. Es por eso que los varones, en general, nunca alcanzan el nivel de sofisticación en el vocabulario como las niñas y, por ende, les cuesta expresar sus sentimientos.
Si estás casada, lee este poema junto con tu esposo:Cuenta conmigo

Cuenta conmigopor si tuvieras que encontrar algún motivo,
si necesitas algo más que conformarte,si se te ocurre,
por ejemplo, enamorarte.
Aquí me tienes siempre dispuesto a ver el mundo como tú ni lo imaginas,
y si me quieres ver feliz,
y no te animas cierra los ojos al aroma de una rosa mientras mi alma te cuenta cosas.
Cosas que nunca te dijeron hasta ahora...Cuenta conmigo.

Tomado del libro
La mujer que prospera de Dr. Andrés Panasiuk con Melvy de De Leon

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