viernes, 27 de noviembre de 2015
Puerta
Eliseo pasaba, de tiempo en tiempo, frente a la casa de una mujer de Sunem. Insistentemente, la sunamita le invitaba a pasar y el profeta comía en su casa. Esta mujer y su esposo hicieron habitación para que el profeta se quedara, porque ella reconoció que aquel era un hombre de Dios.
El profeta había pasado frente a mucha gente, pero solo la sunamita percibió que aquel era un hombre de Dios, y le hizo un cuarto para que habitara en su casa. El profeta pasaba, de tiempo en tiempo, pero esta mujer se dio cuenta que ella no podía depender de algo que pasara de tiempo en tiempo. Ella quería algo que permaneciera, que no fuera una visita temporera.
Dios pasa por nuestra vida muchas veces, de tiempo en tiempo, y a veces no nos damos cuenta y no lo invitamos a entrar. Provoca que las cosas de Dios ya no vengan y se vayan de tu vida. Date cuenta que hay algo que Dios está haciendo, algo que él quiere hacer, y haz un cuarto, un lugar donde eso que Dios quiere hacer permanezca para siempre.
Cuando estamos todo el tiempo buscando tan solo el nuevo mover de Dios, nos olvidamos de aquellas cosas que Dios quiere hacer que permanezcan en nuestra vida.
Dios pasa oportunidades delante de ti, pasa líderes, amistades, personas que él quiere que permanezcan en tu vida. Y tú tienes que discernir quiénes son porque, a través de ellos, Dios puede desatar el milagro que tú has estado esperando.
Esta mujer no tan solo tenía percepción espiritual de que Dios estaba pasando a una persona especial delante de ella, sino que se encargó de que esa persona permaneciera en aquel lugar; creó un lugar cómodo de habitación. Ella entendió que del único que podía esperar aquello que tanto había deseado, era de Dios.
Tiene que haber un momento en tu vida en que decidas que no vas a depender de las relaciones que tengas, de la gente que está en autoridad, pero que no tienen poder para darte lo que tú necesitas. Aquella mujer conocía al general, a gente de autoridad; pero no todo el que tiene autoridad, tiene el poder para darte lo que tú necesitas.
Tus conexiones no te dan seguridad. No se trata de menospreciar a las autoridades; de ninguna manera; pero tu vida no cambia porque conozcas a personas en autoridad. Lo que cambia tu vida es la palabra que Dios trae a tu vida. Y aquella mujer hizo habitación para un profeta, para aquel que llevaba palabra enviada por Dios.
Dios le dio a aquella mujer el hijo que Eliseo le profetizó. Años después, ese hijo muere, y ella lo llevó donde el profeta, y este lo resucitó. Ella no fue donde el general para que le resucitara el hijo, porque el hijo no vino del general, sino del Dios Todopoderoso.
Deja de depender de tus contactos, y deja de esperar que alguien te abra una puerta. Abre tú la puerta, percibe lo que Dios está haciendo delante de ti, porque hay cosas en tu vida para las que solo tú puedes abrir una puerta para que Dios haga algo en ti que nadie más va a poder hacer.
Si no estás en necesidad, este mensaje es para ti. Porque quizás no te estás muriendo de hambre como la viuda de Sarepta, y tienes muchas cosas de las que pudieras depender, como la sunamita, pero no hay nadie a tu alrededor que pueda hacer lo que solo Dios puede hacer contigo. Es mejor que abras una puerta ahora, para que un día Dios pueda entrar a través de esa puerta y quedarse en tu casa.
La Biblia dice que un día vino el profeta. Esa mujer no sabía cuándo el profeta iba a pasar, pero ella se había encargado ya de abrir la puerta. Tu vida puede cambiar en un día. Abre hoy una puerta y, un día, Dios te va a llamar a esa puerta y te va a dar el milagro que tú has estado esperando.
jueves, 26 de noviembre de 2015
No hay matrimonio perfecto
No existe ningún matrimonio perfecto, pero si puede haber matrimonios saludables!
Somos seres humanos imperfectos y por lo tanto no puede haber matrimonios perfectos, pero si matrimonios saludables. Un matrimonio saludable, no es uno que no tenga problemas; es un matrimonio que sabe manejar los problemas y los conflictos.
Además de que no somos perfectos, somos muy diferentes y las maneras de pensar y de enfocar las circunstancias de la vida son muy diversas. Entonces esto nos lleva a una pregunta:
¿Cómo puede sobrevivir un matrimonio con tales diferencias?
El diseño de Dios para el matrimonio es la unión de dos personas imperfectas, con muchas diferencias físicas, temperamentales, sicológicas; para que fueran un complemento. Por lo tanto esta relación complementaria necesita de una gran capacidad de paciencia, tolerancia y respeto para que pueda funcionar. Si alguno de los dos o los dos no son tolerantes, dispuestos a ceder, ese matrimonio está prácticamente condenado al fracaso.
Muchas veces no es fácil ceder porque tenemos convicciones basadas en nuestro sistema de creencias que nos hacen pensar que somos nosotros los que tenemos la razón, pero la verdad es que de nada nos sirve tener la razón si al querer imponerla vamos a lastimar la relación con nuestro cónyuge.
Efesios 4:2-3: con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, procurando mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.
Dios nos manda a tomar la decisión de ser humildes y mansos, para soportar con paciencia las diferencias y las debilidades de nuestro cónyuge para permanecer unidos y en paz. Todos queremos vivir en paz y en unidad, pero si no aprendemos a ceder, a conversar sobre las diferencias de opinión sin pretender imponer la propia, va a ser muy difícil alcanzar esa paz anhelada.
En cualquier decisión del diario vivir en el hogar, debemos procurar ponernos de acuerdo, hablar del tema, exponer argumentos de porque nos parece que se deben hacer las cosas de A o B manera. Si la pareja no logra llegar a un acuerdo, deben orar y pedir la ayuda y la revelación de Dios para tomar una decisión sabia, o busquen ayuda con un consejero especializado; pero nunca traten de imponer las decisiones, porque esa actitud va a generar heridas que pueden dañar la relación.
Si una persona le cuesta ceder y reconocer que su cónyuge puede tener la razón, tiene una actitud de orgullo y prepotencia. Una persona con esa actitud, tiene que tomar la decisión de buscar ayuda para liberarse de esa actitud antes de que dañe irreparablemente su relación.
Si quieres tener y mantener un matrimonio saludable, tienes que tomar la decisión de ceder muchas veces y estar dispuesto(a) a aceptar las ideas y conceptos de tu cónyuge. Eso implica en cierta manera morir a sí mismo(a) para que viva el matrimonio. Al fin de todo, nada ganamos y hasta podemos perder mucho por no ceder, pero si podemos ganar mucho en la relación del matrimonio y al final, disfrutar de lo más hermoso que Dios nos ha dado.
miércoles, 25 de noviembre de 2015
Dios te puede dar
Las necesidades y las crisis son la atmósfera perfecta para que tú puedas provocar un milagro en tu vida. Cuando no hay necesidad, podemos pensar que no hay razón por la cual ejercitar nuestra fe. Hay personas que piensan que no tienen nada por lo que creer; se han acomodado a vivir con lo que han alcanzado. Pero la palabra de Dios nos lleva a retarnos, nos lleva a creerle a Dios por encima de nuestras necesidades y por encima de nuestras comodidades; nos lleva a creer por el plan de Dios en nuestras vidas, por aquellas cosas que solo él nos puede dar.
En 2 Reyes 4:8, en adelante, vemos la historia de una mujer que, cada vez que Eliseo pasaba por su casa, ella lo invitaba insistentemente a comer y, cuando él pasaba por allí, comía en casa de esta mujer. Ella y su esposo prepararon un cuarto para Eliseo y, cuando pasó nuevamente por aquel lugar, durmió allí. Eliseo quiso hacer algo por la sunamita, y pensó hablar ante el rey a favor de ella, pero ella no necesitaba esto. Entonces, Giezi, siervo de Eliseo, le sugiere que la mujer no tenía hijo y su marido era ya viejo.
15 Dijo entonces: Llámala. Y él la llamó, y ella se paró a la puerta.16 Y él le dijo: El año que viene, por este tiempo, abrazarás un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva.17 Mas la mujer concibió, y dio a luz un hijo el año siguiente, en el tiempo que Eliseo le había dicho. 2 Reyes 4:15-17
Eliseo la llamó y la hizo parar a la puerta, a la puerta que ella había abierto. Aquella mujer, sin darse cuenta, con un acto de fe, por percibir lo correcto de Dios para su vida, abrió una puerta para obtener lo que, de otra manera, ella jamás iba a poder alcanzar. De la misma manera, hay actos de fe en nuestra vida que, sin darnos cuenta, nos abren puertas a una dimensión sobrenatural que, en un momento divino, provocan que se cumpla la palabra de Dios en nuestra vida.
En contraste, la viuda de Sarepta sale a la puerta de la ciudad, y allí llega también el profeta a su encuentro. Dios le dice al profeta que una viuda lo sostendría, pero Elías se encontró con una viuda en necesidad. A la viuda, Dios le había dicho que le enviaría a alguien, pero ese alguien llegó pidiendo, en lugar de darle. Ambos tuvieron que vencer su percepción, para que aquella conexión divina liberara el milagro que Dios tenía para ellos.
Hay momentos en los que crees, o crees; no hay opción. Estos son los momentos en los que, como aquella viuda, no tienes nada que perder. Ella pensaba comerse aquella torta, junto a su hijo, y morir. Daba lo mismo que se la diera al profeta. No tenía nada que perder. Y, cuando tú no tienes nada que perder, es uno de los mejores momentos para tú actuar en fe, para ir a la puerta a recibir instrucción de parte del Señor. Cuando no tienes nada que perder, tu única opción es Dios.
Pero, en 2 Reyes, vemos a una mujer en otro estrato social. Aquella mujer no estaba en necesidad. Pero el acto de fe de aquella sunamita, su percepción espiritual, la estaba dirigiendo a abrir una puerta para entrar en una dimensión sobrenatural en su futuro.
Aun en momentos de escasez, muchos no hemos llegado al punto de no tener para nuestra próxima comida. Y, entonces, no nos damos cuenta de que Dios comienza a moverse en temporadas en nuestra vida donde necesitamos percibir lo que él está haciendo, no porque necesitemos algo hoy, sino porque vamos a necesitar esa puerta mañana. Y puede que no sepas cuándo la vas a necesitar, pero la necesitas abierta.
Quizás no necesitas que alguien hable de ti ante otro, no necesitas conexiones; pero que tu vida no esté tan llena de tantos contactos que no te des cuenta que ninguno de esos contactos te puede dar lo que solo Dios te puede dar.
Hay algo que Dios te quiere dar que tú jamás pensaste que tendrías. Percibe el momento divino y haz lo que tienes que hacer y, algún día, te pararás en esa puerta que hoy abras, y recibirás lo que solo Dios te puede dar.
Hoy 25 de noviembre
- Hoy 25 de noviembre es el Día Internacional de la Violencia contra la Mujer.
- La violencia contra la mujer es una violación de los derechos humanos
- La violencia contra la mujer es consecuencia de la discriminación que sufre, tanto en leyes como en la práctica, y la persistencia de desigualdades por razón de género
- La violencia contra la mujer afecta e impide el avance en muchas áreas, incluidas la erradicación de la pobreza, la lucha contra el VIH/SIDA y la paz y la seguridad
- La violencia contra las mujeres y las niñas se puede evitar. La prevención es posible y esencial
- La violencia contra la mujer sigue siendo una pandemia global. Hasta un 70% de las mujeres sufren violencia en su vida.
- El 35% de las mujeres y las niñas sufren alguna forma de violencia física o sexual a lo largo de sus vidas. En algunos países esta cifra asciende al 70%
- Se calcula que 133 millones de niñas y mujeres han sufrido alguna forma de mutilación/ablación genital en los 29 países de África y Oriente Medio donde esta práctica perniciosa es más frecuente.
- En el mundo, en la actualidad, más de 700 millones de mujeres se casaron cuando eran niñas, de las cuales 250 millones eran menores de 15 años. Las niñas que contraen matrimonio antes de cumplir los 18 tienen menos probabilidades de terminar su educación y más de sufrir violencia doméstica y complicaciones en el parto
- Las consecuencias de la violencia de género perduran generaciones
martes, 24 de noviembre de 2015
Durabilidad
En Mateo 6, Jesús está hablando a la multitud, y le decía que los tesoros de la tierra son atacados por varios elementos: La polilla, el orín – o el moho – y los ladrones. El problema en Mateo capítulo 6 es que lo terrenal no perdura; su problema era de durabilidad.
Cuando vamos al Génesis, vemos que Dios resuelve los problemas de la tierra, y los resuelve con cosas materiales, pero con una diferencia: Esas cosas materiales que Dios creó sí tienen durabilidad. Todavía hoy hay peces, existen los mares, existe la tierra, existen los animales, existe el hombre, hay semillas, hay plantas.
En Génesis, Dios resolvió los problemas de la tierra con elementos materiales, pero con durabilidad. Pero el capítulo 6 del libro de Mateo se ha utilizado para exaltar la pobreza, para glorificar la falta de recursos, se ha utilizado como excusa para que no haya acumulación, para que no haya prosperidad en nuestra vida, para que no pidamos cosas materiales al Señor.
El mensaje del Señor va en contra de esos principios que han sido dañados, que han sido adulterados, y que han sido la razón por la cual hay tanta gente en las iglesias con mentalidad de pobreza. Una tercera parte de la Biblia está dedicada a hablar de las riquezas, está dedicada a hablar de las cosas que la gente define como terrenales, como que no sirven, como que no deben tener valor en nuestra vida. Una tercera parte de la Biblia habla acerca de tu dinero, de la prosperidad material.
Mateo no dice: Una casa es un tesoro terrenal, y un hogar es un tesoro en el cielo. La diferencia que nos hace la escritura entre un tesoro y el otro es acerca de la durabilidad. Y hay tesoros que tenemos en nuestra vida que, para determinar si son de Dios o no, la diferencia es su durabilidad. No lo que es, sino cuánto dura.
Mateo capítulo 6 nos está hablando de tesoros en la tierra, pero con características de cielo.
Independientemente de que hablemos de casa, carro, negocios, dinero; las cosas que tenemos en la tierra, sí, por definición, son materiales, porque ocupan espacio, pero lo importante es que tus tesoros no tengan características de tierra, sino que tengan características de cielo.
En la tierra, podemos tener tesoros, con características de cielo.
Y, ¿cuáles son esos tesoros? Esos tesoros son aquellos que tienen durabilidad, y que son creados como fue creado todo lo material que se creó en Génesis capítulo 1. Todo lo que se creó en Génesis 1 fue material, fue creado para la tierra, y tiene durabilidad, y esa durabilidad se debe a que no fue creado con instrumentos de hombre, sino que fue creado con la palabra de Dios.
Una cosas es tener una casa, y otra cosa es tener la casa que Dios te dio. Una cosa es tener un negocio, y otra cosa es tener el negocio que Dios te dio. Porque un negocio puede ser un tesoro en la tierra, como puede ser un tesoro en el cielo. Cuando es creado con la palabra de Dios, va a tener la durabilidad que te va a decir que ese negocio es un tesoro para el cielo, porque ese negocio es de Dios.
Ha llegado el tiempo en que la iglesia, la gente de Dios, pueda acumular riquezas, sin sentirse culpable. De seguro, por tus manos han pasado riquezas, y muchas no han perdurado porque no eran tesoros para el cielo, pero Dios te ha estado preparando para entregarte tesoros que van a tener durabilidad.
Deja de llorar aquello que ya no está en tu vida. La casa que perdiste, deja de llorarla; si no la tienes hoy, es porque no era de Dios, no tuvo durabilidad. El carro que el banco vino a quitarte, deja de llorarlo; trabajaste y lo compraste, lo alcanzaste, lo conseguiste como cualquier persona consigue en el mundo, pero tú tienes que aprender a asegurarte de que las cosas materiales, naturales, que recibas en este mundo, no vengan con características de tierra porque, cuando vienen con características de tierra, tienen fecha de expiración, no tienen durabilidad. Quizás te da mucho trabajo comprar una casa, y después no la tienes ni un mes, o un año, porque no viene con características de cielo. Cuando viene con características de cielo, viene con durabilidad, y viene apoyado por la palabra del Señor.
Lo que tú sostienes con la palabra del Señor tiene durabilidad.
Hay relaciones en tu vida que se han perdido, y ha sido porque no eran de Dios. De lo contrario, todavía estarían en tu vida, la polilla no se los hubiese comido, el moho no se los hubiese comido, y el ladrón no se los hubiese llevado. Si la polilla se lo comió, si el moho se lo comió, si el ladrón se lo llevó, no era de Dios, no tuvo durabilidad, no está apoyado por la palabra del Señor; déjalo ir.
miércoles, 18 de noviembre de 2015
Autoridad
En los evangelios, se nos narra el momento del bautismo de Jesús por Juan el bautista. Jesús se acercó al Jordán para ser bautizado por Juan, como estaba escrito; pero Juan se negaba a hacerlo, entendiendo que él debía ser bautizado por Jesús. Pero Jesús insistió, porque tenía que cumplirse la palabra.
En términos espirituales, podemos entender que Jesús estaba por encima de Juan, podemos entender la autoridad que estaba en Jesús, podemos entender lo que Juan entendía en aquel momento. De ahí el rechazo, al insistir en que debía ser el Señor quien le bautizara. Pero no fue sino hasta que Juan –que es el más pequeño – cumplió lo que Jesús le estaba diciendo, que entonces vemos aquella expresión del cielo que todos pudieron escuchar; la voz audible de Dios, diciendo: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.
Cuando tú entiendes y te sometes a aquellas autoridades espirituales que Dios ha puesto sobre tu vida, cuando ejerces la honra que corresponde, aunque en el mundo natural te corresponda hacer algunos actos, en el mundo espiritual, eres confirmado por Dios.
Vivimos en una sociedad en la que hay resistencia para la honra a los padres. Pero la Biblia nos dice: Honra a tu padre y a tu madre. Y nosotros tenemos que aprender a cumplir con líneas de mando, como corresponde. La Biblia es muy específica en las líneas de mando, en el respeto a nuestras autoridades, en el respeto a nuestros padres, en el respeto a nuestros jefes, a aquellos que le servimos en la tierra, al punto que dice que sirvamos a nuestros jefes, como a Dios.
Como cristianos, tenemos que aprender a guardar las líneas de respeto, para poder recibir los resultados que queremos, para poder activar los milagros en nuestra vida, para que nuestra fe pueda llegar a un nuevo nivel. Si tú aprendes a trabajar con la honra en tu vida, Dios te va a elevar, y te va a llevar a nuevos niveles y vas a experimentar cosas que tú jamás habías experimentado.
En Mateo 8, un centurión se acercó a Jesús porque su siervo estaba muy enfermo. Jesús le dijo que iría a sanarle, pero el centurión dijo que no era digno de que Jesús entrara en su casa, que solo enviara la palabra, y sanaría. Es interesante ver por qué el centurión entendió que aquello sería suficiente: Porque también él era hombre bajo autoridad.
Era el concepto de la autoridad, de la honra, de entender el depósito que había sido conferido en otra persona, lo que había hecho que este hombre entendiera que Jesús no tenía que ir hasta su casa. Esto podemos contrastarlo con la historia de Jairo, quien entendía que Jesús tenía que dejar lo que estaba haciendo, para ir a sanar a su hija. Y Jesús fue, y la sanó; pero este centurión entendía el concepto de la autoridad, y tuvo la fe de que Jesús no tenía que llegar hasta allí, porque él entendía autoridad, él sabía la autoridad que había en una palabra.
Jesús se maravilló, no tan solo porque vio a un hombre bajo autoridad, un hombre que entendía el concepto de la autoridad, sino porque Jesús era un judío, y el centurión era un romano. El gobierno de Roma había sometido a los judíos, había conquistado a los judíos. Aquel centurión era un hombre bajo autoridad, que se expresaba con autoridad, pero la expresión que estaba haciendo en aquel momento, ponía su autoridad por debajo de la autoridad de Jesús, rogándole por ayuda. El conquistador se somete, y se convierte en el conquistado, para que pueda estar el orden establecido para que se manifestara el milagro.
Puede que tengas espíritu de conquistador, pero tienes que entender que Dios ha puesto autoridades sobre tu vida, ha puesto reglas. Cuando cumples con las autoridades y con las reglas establecidas, comienzas a manifestar resultados que no podrías manifestar de ninguna otra manera.
Vemos, también, en la Biblia, la historia de un hombre que tenía lepra, y fue a casa del profeta, y el profeta no le recibió, sino que, desde adentro de su casa, le envío una instrucción: Que se sumergiera siete veces en el río. Pero aquel hombre estaba furioso, ofendido porque no fue recibido como pensó que debía haber sido recibido. Fue su sierva quien le hizo entrar en razón, para que se sometiera a uno más humilde que él, y pudiera recibir su milagro.
Hay momentos en donde nos corresponde someternos en humildad, bajo otras autoridades, para seguir una palabra del Señor. Es en esos momentos donde los milagros se manifiestan sobre nuestra vida, y donde nuestra fe puede elevarse a un nuevo nivel.
Entiende hoy el concepto de la honra, el concepto de la autoridad. Dios te ha conferido autoridad, pero ha puesto también autoridad sobre tu vida; y es cuando te sometes a las autoridades espirituales establecidas por Dios para tu vida, que se desatan los más grandes milagros que has estado esperando de parte de Dios.
Querido hijo
Querido HIJO:
Mientras vivas en esta casa obedecerás las reglas.
Cuando tengas tu casa establecerás tus propias reglas.
Aquí no gobierna la democracia, no hice campaña electoral para ser tu madre: tú no votaste por mí.
Somos madre e hijo por la gracia de Dios, y yo acepto respetuosamente el privilegio y la responsabilidad de criarte y educarte. Al aceptarla adquiero la obligación de desempeñar el papel de madre.
No soy tu cuate, ni tu pana, nuestras edades son muy diferentes.
Podemos compartir muchas cosas pero no somos compañeros.
Soy tu madre ¡Y eso es cien veces más que un amigo!.
Yo no soy tu amiga, de esas tienes muchas, madre solo hay una...
En esta casa harás lo que yo diga y no debes cuestionarme porque todo lo que yo ordene estará motivado por el amor y el respeto. Te será difícil comprenderlo hasta que tengas un hijo,
mientras tanto confía en mí...Te Amo
martes, 17 de noviembre de 2015
Semillas
Cuando Dios creó las lumbreras, las creó con su palabra. La luna y el sol ocupan espacio, son materia, y han durado millones de años, apoyados por la palabra de Dios. De la misma manera, hay cosas en nuestra vida que no se van. Quizás has tratado de entregarle tu casa al banco, y el banco no te la ha querido coger. Y es que esa es la casa que Dios tiene para ti. No hay banco, no hay problema económico, no hay nada que te la pueda quitar, tiene durabilidad, porque está apoyada por la palabra de Dios.
Y una de las características que tienen las cosas de Dios en nuestra vida es que duran.
Por eso dice la palabra que instruyas al niño en su camino, y aun cuando fuera viejo, no se apartará de él; porque la enseñanza que tú le das a tus hijos dura porque, cuando está apoyada por la palabra de Dios, tiene durabilidad.
Y este mensaje es para que aprendas a identificar aquellas cosas en tu vida que son de Dios, y las que no lo son; porque a todas llamamos tesoros, pero a la hora de la verdad, solo las que duran son las de Dios, porque están apoyadas por la palabra de Dios, y la palabra de Dios es para siempre.
A los tropiezos del pasado, podemos llamarlos fracasos, o podemos llamarlos cosas que no eran de Dios y, como no eran de Dios, por eso no están con nosotros hoy. ¿Quieres tú algo que no es de Dios en tu vida? Pues lo mejor que puede haber pasado es que se haya ido, que haya terminado, que ya no esté aquí, que ya no sea parte de tu vida.
Por eso es que los problemas tienen fecha de expiración; porque los problemas no son de Dios. La maldad no es de Dios, no tiene durabilidad, no permanece para siempre.
En Génesis dice que Dios dijo: Sea la luz; y lo que ha estado pasando todo este tiempo es que esa palabra “luz” ha seguido rebotando en el cielo, y en el cielo no hay polilla, no hay moho, no hay ladrón que interrumpan el fluir de la palabra: Luz, luz, luz… Por eso, cada mañana, cuando te levantas, sabes que fuera de tu ventana va a haber luz. Y puede ser un día lluvioso, y estar todo lleno de nubes, y sabemos que el sol no se ha desaparecido, porque el sol está sostenido por la palabra de Dios, desde que él dijo que se hicieran las lumbreras. Y nunca va a desaparecer. Nunca viviremos en un mundo sin aves, ni sin animales, ni sin plantas. Quizás se han extinguido algunas aves, pero tenemos aves, y siempre las tendremos, porque la palabra de Dios sigue dando vueltas en la expansión de la eternidad.
Enfócate en aquellas cosas que están sostenidas por la palabra de Dios. Tu prosperidad está sostenida por la palabra de Dios.
El tiempo es maravilloso. Hay quienes detestan el tiempo; no quieren ni contar los años que tienen, no quieren esperar para nada; cuando, en realidad, el tiempo es una de las cosas más maravillosas que hay, porque el tiempo revela el carácter de las cosas. El tiempo es la respuesta a muchas cosas en nuestra vida. Esperar un poco por algo, nos dice si realmente lo queríamos o no.
Dios tiene tres respuestas: Sí, no, y todavía. Si la respuesta de Dios a tu petición, hasta el momento, ha sido todavía, es porque no estás preparado, pero no deja de ser de Dios, y mientras esté del lado de Dios, se va a manifestar, no se va a acabar, sino que es cuando pasen a tus manos que entonces comienza a correr el tiempo. Por eso hay cosas que arrebatamos por desesperación, y se nos dañan; dejan de ser de Dios, porque no les dimos su tiempo.
De la misma manera pasa con nuestra ofrenda. Queremos sembrar una semilla hoy, y mañana tener el fruto, cuando, en toda semilla, la clave es el tiempo. Puede que sea el mejor terreno y la mejor semilla, pero, si no pasa el tiempo que tiene que pasar, no pasa nada. ¿Estás dispuesto tú a esperar el tiempo de Dios para recibir las cosas que van a perdurar en tu vida? Porque no se trata tan solo de que lleguen, sino de que, cuando lleguen, duren, y que puedas tenerlas como los tesoros que son, porque provienen de Dios.
Cuando siembras una semilla, la pones en manos de Dios y, como Dios tiene el control, sabes que va a dar frutos, y que ese fruto va a permanecer.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)